Wednesday, November 25, 2009
Hacia la sociedad sin clases/MIRANDO DE ARRIBA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Un tema monstruoso en sus ramificaciones -por lo extenso- y, a medida que pasa el tiempo, aun más controversial por la aparición de nuevas formas de poder. Las teorías, Marx incluido, parecen lindar con la
obsolencia, a pesar de que los actores siguen reclamando para sí a uno y/o a otro.
¿Cómo encajonar la "revolución" boliviana de Evo Morales dentro de las teorías de izquierda? El filósofo de Tréveris no estaría contento con la prédica racial del indígena boliviano. Y de seguro no podría conciliarla con sus ideas. De vivir hoy, estaría arremetiendo (contra ellos) como Quijote ante unos molinos de viento que son gigantes ficticios mayores a los que enfrentaba el hidalgo, porque toda la estructura "evista" se basa en la apropiación de los derechos y aspiraciones de una clase relegada en provecho suyo y de su entorno.
No hablamos de ningún socialismo, ni del siglo XXI ni del XXII, sino de una egolatría sin límites que ha sabido captar el descontento multitudinario -y los profundos complejos de la psique boliviana- en maniobras que son sin duda hábiles pero que no intentan siquiera transformar la sociedad en una sin clases y sin privilegios; al contrario, ahonda en el espíritu natural campesino de propiedad privada, lo dora con la pantalla del progreso y lo anima con dinero del tráfico ilícito y de los "regalos" venezolanos sin crear andamios que sustenten un proceso serio de cambio. Se anuda en la retórica y camina de manera rápida y atolondrada hacia atrás, haciéndole el juego a la derecha que espera la huída de los falsos profetas para fustigar, como siempre lo hizo, este triste país de indios y mestizos, o de treinta y seis etnias, como prefieran.
En las "series" sartrianas, al igual que en el grupo, hay intereses comunes (apuntando hacia una sociedad sin clases), pero ¿cuáles son los intereses comunes entre la turba del MAS y el resto de la población si ni siquiera entre ellos existe? Al igual que el gobierno de cualquier reyezuelo asiático estamos con Evo Morales ante el desliz histórico de un caudillo del siglo XIX, con distintas características, en el siglo XXI, con discurso enrevesado e incomprensible, con tintes derechistas más que de izquierda, y con un presupuesto que no viene de la producción y sí de la limosna y el narcotráfico.
No basta para una revolución incluir como "souvenirs" a figurones indios en la administración. Y no hay atisbo -no atisbo- en este gobierno que muestre que el deseo sea igualitario y masivo. En Bolivia hoy sólo se destruye y se roba. Y no es la destrucción del maestro Bakunin parafraseada por Herzen; es la de los "vivos" y los corruptos... la que no lleva a nada.
23/11/09
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Publicado en Opinión (Cochabamba), 24/11/09
Imagen: Lyonel Feininger/Revuelta, 1910
Un proceso que no arraiga columnas productivas firmes y más justas está condenado a perderse en la ventolera de la historia como otra hojarasca inútil.
ReplyDeleteMuy buen texto, estimado amigo.
La mentalidad campesina es bastante más compleja de lo que presuponen las teorías socialistas. A ras de suelo predominan los peores rasgos de la condición humana, y a menudo superlativizados. El cooperativismo nunca ha logrado arraigarse masivamente, ni menos perdurar en el tiempo. En fin, es un tema que da para mucho. Resalto la pintura de Feininger, un pintor de los grandes. Abrazos, amigo.
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