Monday, March 15, 2010
Patria o Muerte/MIRANDO DE ARRIBA
La estadía de Evo Morales en el Uruguay, durante la promoción de José Mujica a presidente, lo habrá impactado al ver banderas con el juramento diremos artiguista de Patria o Muerte. Tal vez era una rememoración del martirologio uruguayo, del que participaron los tupamaros, de su inteligente percepción pero también de su soberbia.
El Pepe Mujica, aquel que atraparon en bicicleta, con ametralladora al hombro, y que es vilipendiado en Facebook por un ignoto, aunque evidente miembro de las fuerzas de seguridad de entonces, instó al Uruguay a un proceso que sin ser el ideal aspira a la ampliación de la base social del país, al fin de la pobreza, a la reflexión y la autocrítica, sin atentar -creo- contra los grandes sueños que el ideario revolucionario produjo en la América Latina, a pesar de su infantilismo y notables errores. Mujica lo dijo claro, en franca oposición a Chávez y a Morales: "La historia no empieza ni termina con nosotros, a no ser que seamos unos bichos vanidosos". El ex guerrillero se da cuenta que no hay lugar ya para caudillismos de tal índole, y que su aproximación a un mundo muy distinto es la correcta.
Vanidad y no ideología representa el peligro de los gobernantes nombrados. Morales da muestras impenitentes al respecto. Aparece ataviado como danzante toba, haciendo creer a gringos, a ignorantes y a imbéciles una representación cultural a todas luces falsa. De Chávez ni hablar. Al pobre le basta el rostro para desenmascarar lo que esconde: nada, o nada más que fanfarronadas de cuartel, golpes de mano que no son los de los anarquistas catalanes sino los del sargento Fulgencio Batista, de Noriega...
Obnubilado por un ambiente muy ajeno a él, Evo salió del Uruguay con otra de sus usuales y "traviesas" ideas, esta vez la de obligar a los milicos nacionales a cambiar su emblemático lema (¿?) por el de Patria o Muerte, venceremos. No es que uno sea mejor que el otro, porque el contexto en que se lo recrea hoy no es aunque se lo pregone el de revolución social. Me gusta, sin embargo, que se muestre al pueblo cómo la institución armada sigue siendo, luego de tantos años de febril y fallida "democracia', elemento sujeto al mejor postor. No hay abyección mayor que la de ser comprado. Las palabras -o lemas- pueden ser vahos de aire que acarician la historia, pero el hecho ultrajante de formar parte de la oferta y la demanda es vergonzoso. Que la CIA pagara antes y hoy pague (quién sabe quién) el plurinacionalismo, no hace más que confirmar el papel de esta ominosa fraternidad de gente armada de fusiles y muy poco armada de talento y de coraje.
Sugiero como extensión de la propuesta que se instruya la disponibilidad de retratos y bustos del comandante Ernesto Ché Guevara en los cuarteles. Que el ejército expíe su culpa de asesinar al Ché y a los demás, incluidos los de Teoponte, con públicas disculpas. Que en Cochabamba se derribe, al sur de la ciudad, el monumento al lacayo Barrientos y se incluya el de Guevara o el de Inti Peredo en su lugar, con el consiguiente cambio de nombre de la avenida. Esa será una lección inolvidable para unas fuerzas que perdieron el territorio nacional y sólo vencieron a un puñado de hambrientos soñadores.
Pero no hay que tener, a la mejor manera norteamericana, dobles estándares. Si es Patria o Muerte, venceremos, las fuerzas armadas deberán abrir sus archivos secretos y permitir a los familiares de desaparecidos saber sobre sus queridos. Eso debe incluirse en el sueldo.
15/3/2010
Publicado en Opinión (Cochabamba), 16/3/2010
Imagen: Patria o muerte/Arte popular mexicano
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