Tuesday, July 20, 2010
El arte del fútbol
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
El fin de la Copa Mundial de fútbol en Sudáfrica deja interrogantes. Una es si el fútbol dejó de ser arte para convertirse en simple objeto de lucro. Cuestión no privativa de este mundial, sino algo que viene arrastrándose por situarlo en cronología desde mediados de la década del 70. Sintomático que hasta allí, digamos 1974, se vio lo mejor del fútbol internacional en conjunto, con las salvedades individuales (Maradona, Zidane...) en cada etapa posterior.
En la historia de este deporte hay tres selecciones nacionales que marcan una pauta determinante; a decir: Hungría 1954, la de Puskas; Brasil del 70, con Pelé y cinco números diez en la cancha al mismo tiempo; y, finalmente, Holanda del 74, con Johan Cruyff, el hombre del Ajax que, en su momento, llegó a costar un millón de dólares, cifra irrisoria hoy que Andrés Iniesta, quien diera el campeonato a España, dice costar 200 millones de euros.
Circula un artículo apócrifo en la internet acerca de cómo las grandes federaciones del fútbol deciden quién y cuándo será campeón. Allí se anotan las consabidas de Alemania, Argentina, Brasil, Italia, que encabezan las listas de premios y tradición futbolística. El autor escribe que la copa que coronó a Francia en 1998 fue comprada a Brasil a un precio de 23 millones de dólares. Francia se hallaba en una dramática situación financiera y social que se amodorró con la obtención del título. Situación parecida hoy la de España con el país al borde del abismo y con Alemania como la más dispuesta a salvarlo. Quién sabe. Casi no hay dudas del convenio entre los militares de Argentina y Perú, el 78, para dar con el triunfo argentino un espaldarazo a la junta de asesinos. Aunque cuesta creerlo, siendo la primera situación de gol el momento en que Muñante estrella un pelotazo en el poste del arco de Ubaldo Fillol.
Sudáfrica 2010 se caracterizó por su mediocridad. Jugadores como Messi desaparecieron ante el esquema defensivo de los equipos, lo que implicó disminución en la dinámica y casi absoluta falta de talento. Con pocas excepciones, ejemplo la del magnífico partido en que Servia derrotó a Alemania, el evento pasó como una fiesta gigantesca más que como expresión artística de un deporte de masas cada vez más popular. No careció de emoción, sobre todo en la brega sin par de los africanos de Ghana y los sudamericanos Paraguay y Uruguay. Paraguay nos tiene acostumbrados a su valor. Lo mostró en Francia 98 y lo repitió ahora con creces. No tiene a un Arsenio Erico -el gigante de los años 30 y 40- pero desborda corazón. Lo de Uruguay es similar. Sin mayor técnica, se ganó un puesto en el ánimo de la gente y estuvo cerca de la hazaña que al menos le hubiese dado al torneo la tranquilidad del deber cumplido.
Si retornamos a la figura de Erico, el goleador de aquel Independiente de Avellaneda. sentimos la falta de ese espíritu. Audaces como él, o Matías Sindelar en Austria, el Charro Moreno en Argentina, Yashin en la Unión Soviética, añadían al talento profunda carga humana, que se ha ido perdiendo a través del tiempo y que sólo se rescata en la lucha titánica de las escasas selecciones que mencionamos. El hombre contra el sistema, valiente y libre, tanto como Erico para rechazar la oferta de integrar la selección argentina y mantenerse fiel a una paraguaya con la que jamás jugó un partido oficial. La negativa de Cruyff a participar de Argentina 78 por oponerse a la violación de los derechos humanos en el Plata; los jugadores del Dynamo de Kiev (creo) que revive Eduardo Galeano en sus crónicas y que prefirieron morir antes que someterse a los nazis. La hombrada del "negro" Obdulio Varela para acallar las bocas de las decenas de miles de oponentes contra los que se enfrentaba en el Maracaná de 1950.
Hay cierta inmoralidad en el fútbol de hoy, que tal vez siempre existió pero que nunca fue tan descarada. La danza de millones en la que participa la psiquis colectiva avalándola ya no se acaba. Irá de mal en peor. No es correcto que Argentina destine 600 millones de dólares al fútbol y concuerdo con los blogueros Raquel Consigli y Horacio Martínez Paz que afirman que Argentina triunfó al perder su selección, porque su victoria hubiese sido la de Maradona, pero sobre todo la de los millonarios esposos Kirchner y su singular discurso revolucionario,
13/07/2010
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Publicado en Ideas (Página Siete/La Paz), 18/07/2010
Imagen: Anja Ciupka/Soccer, 2000
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