Monday, September 20, 2010
Fallujah, el nuevo Argel/MIRANDO DE ARRIBA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
El inminente asalto a la ciudad iraquí de Fallujah por las tropas norteamericanas, con el apoyo de fuerzas británicas movilizadas desde el sur como espaldarazo del extraño "laborista" Blair a la reelección de Bush, me lleva a recordar el fabuloso filme de Gillo Pontecorvo sobre la batalla de Argel.
Dejando de lado el arte de la cinta, su manejo del claroscuro, tomas y planos, nos concentramos en su mensaje político-histórico con más que una similitud con lo que sucede en la actual guerra de Iraq. El pequeño éxito norteamericano de deshacerse del tirano Saddam Hussein ha despertado un fantasma aún mayor: el de la guerra de liberación nacional. Contra ello, el gobierno -ahora omnipotente- de los republicanos retoma la vieja y fatídica doctrina de la seguridad nacional, culpable, en América Latina, de genocidio. La novedad es que se la comienza a aplicar en territorio propio. Bush y sus secuaces, o Bush secuaz de los secuaces, ha puesto en riesgo (lo considero irreversible) aquello de lo que Norteamérica se preciaba más: freedom.
La elección del 2004 comienza la debacle de un imperio que quiso ser Roma, sin serlo, y cuya caída no durará siglos sino que tendrá el estrépito de la repentina catástrofe. Mal creen los profetas de esta nueva teocracia que la hiper-extensión de su poder militar en el mundo les rendirá réditos que valgan la pena. A plazo inmediato quizá, y en mínimas y elitistas cantidades. Lo que no ven, ciegos son los religiosos, es que a cambio de una reducida cuota de poder ellos pierden, ya lo hipotecaron, su país.
Estados Unidos ha comenzado a declinar y le espera un puesto entre las ya largas naciones del tercer mundo, para alegría de Europa que, como muestra, mantiene hoy conversaciones unilaterales con Irán acerca de su programa nuclear. Que a los otros les cuesta desembarazarse de "América" es verdad, porque aún es letal, pero nada dura eternidades, menos un país cuya base la constituye una sarta de ignorantes que creen estar en comunicación directa con una divinidad que es además blanca y rubia. Su recién reelecto Kaiser campesino viene a ser la mejor apuesta por el fin.
Pontecorvo retrata la despreciable Francia colonial y su inescrupuloso accionar contra las fuerzas independentistas de Argelia. Su victoria equivale, aunque en abstracto, a una victoria pírrica. Lo mismo sucederá en Fallujah bien pronto. Pueden arrasar la ciudad, ya es villa de espectros gracias al bombardeo, pero no tienen la capacidad de vencer a largo plazo. La materialización de la muerte para los combatientes de Falluja les da la certeza de prevalecer y de ganar.
07/09/04
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Publicado en Opinión (Cochabamba), martes, 9 de septiembre, 2004
Publicado en Fondo Negro (La Prensa/La Paz), 19/diciembre/2004
Imagen: El ejército norteamericano en Fallujah
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