Thursday, October 21, 2010
Casa de las Américas
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Es algo que me enorgullece mucho. Al menos mi generación creció con una suerte de veneración hacia Casa de las Américas y los libros y autores que salían de allí eran preferidos nuestros. De pronto me encuentro en aquel lugar; no sé si a los jóvenes de mi país les interesa tanto como a nosotros, pero he recibido cartas de felicitación en mi correo que parece aún viva la llama. No culmina quizá mi carrera de escritor pero, hasta hoy, es el logro más importante conseguido por mis letras y un hito más para la batalladora literatura boliviana.
Emigré a los Estados Unidos en 1989. Hice mi familia acá, me adapté en muchas cosas pero siempre permaneció Bolivia como una presencia determinante. Regreso allí cada año y cuando lo veo en perspectiva me doy cuenta que nunca me fui. Aprendí mucho, como aprende quien tiene que adaptarse a un medio distinto, y ello enriqueció mi percepción de lo que es íntimo mío: familia, tierra, memoria. Ese sería el punto de partida de "El exilio voluntario": un péndulo incansable entre dos extremos no sólo geográficos sino culturales, sociales, etc.
Hay cierta tendencia que a decir verdad no me gusta ni comparto. Es la de los autores de academia, que crecen más y más en América Latina. Autores salidos de universidad, versados y centrados en la academia, y cuyos temas rozan o habitan tal realidad. No me considero anti-intelectual pero no se aprende a escribir como escritor, y menos a sentir como escritor. Esa corriente, de manera consciente o inconsciente intenta -y ya lo ha hecho tal vez- convertirse en la élite pensadora.
Yo vengo de clase "media", no trabajadora, pero mi experiencia de vida, ya antes de venir a Estados Unidos y con énfasis acá ha sido una experiencia de trabajador. Y es esa vivencia que está en las páginas de mi novela, entre el dolor, la ausencia, la tristeza, el deseo, el descubrimiento, todas las emociones que puede acarrear encontrarse en un lugar al que, al menos en inicio y quizá nunca, se pertenece.
Los premios son el salvavidas de los autores en los países pobres. En Bolivia un premio puede significar el reconocimiento, no importe su magnitud, que es ya grande si se opone al olvido. Sólo he escrito dos novelas y las dos participaron en Casa de las Américas. La primera sacó una mención el 2002 y ésta ganó. Me considero entre los privilegiados.
claudio ferrufino-coqueugniot
aurora, colorado 13/2/09
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Para Prensa, sección Cultura de Casa de las Américas, febrero 2009
Imagen: La migra, Cuidad Juarez, Chihuahua. Foto:Byron Brauchli
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