Tuesday, November 2, 2010
Entrevista a Claudio Ferrufino-Coqueugniot/Opinión
Jimena Núñez
1) ¿Primero, cuánto tiempo y qué es lo que lo animó a escribir esta novela?
Completarla me llevó más de diez años. La idea era contar las ricas experiencias que viví en los Estados Unidos en mis primeros años, tanto buenas como malas. De pronto me vi trasladado, en un invierno feroz, al medio del ghetto negro, en un trabajo nocturno, trabajo físico además. Era entrar al submundo de la capital, Washington DC, que en ese entonces era la ciudad más peligrosa del país. A pesar de la dureza me sentí, y siento, privilegiado de haber poder podido contemplar, y sobre todo vivir, un universo que sólo se veía en cine. La realidad era más dura que en el ecran y quise no olvidarla. Nada mejor que una novela entonces. En el bajo mundo es donde uno aprecia con mejor perspectiva las ambigüedades de los seres humanos, y encontré entre los cargadores negros gente que sigue siendo inolvidable.
2) En una anterior oportunidad, una de sus obras logró quedar como finalista, ¿qué es lo que influyó en usted para volver a mandar su novela al premio Casa de las Américas? ¿qué tipo de reacciones recibió?
Siempre tuve mucho respeto por Casa de las Américas. Era, en mi juventud, casi un emblema de las letras latinoamericanas. Calculé terminar esta novela para el Premio Nacional en Bolivia, sin premura por hacerlo. No sucedió así. La terminé dentro del plazo del premio de Casa de las Américas y la envié allí.
Las reacciones, al menos las cartas que recibí, fueron todas de alegría, de solidaridad, de fraternidad, amistad. Me sentí bien. Muchos escritores bolivianos escribieron cartas de felicitación con mucha hidalguía y algunos hasta con cariño. Fue un premio aparte.
3) "El exilio voluntario" es una historia vivida y sufrida por muchos bolivianos y en general latinoamericanos, pero aún conserva ese toque de encanto que sigue impulsando a las nuevas generaciones a dejar su país, ¿a través de esta literatura existe algún tipo de moraleja?
Más que moraleja, que suena a admonición, mi novela creo que apunta a la necesidad de ver el mundo gigantesco que nos rodea. La experiencia siempre es fructífera para la literatura. Es la escuela anglosajona donde el hombre primero es hombre y después escritor. Miren a Henry Miller, a Hemingway, a John Dos Passos, a John Reed también. Creo que es algo de lo que carece la literatura nacional, del fogueo en la vida de sus escritores. Es lo que hace tan atractivo a Víctor Hugo Viscarra. Víctor Hugo me decía que Jaime Saenz era un "Tribilín", que su Felipe Delgado era "paja" mientras que lo suyo era verdad. Equivocado o no, su punto es todavía válido hoy, y lo será en el futuro.
4) ¿Existe algún tipo de conexión existe entre el personaje central y usted?
Buena parte del texto es autobiográfico, aunque a ratos me apropio de la existencia ajena, la de otros inmigrantes, para incluirla en la narrativa del personaje. Por eso la manejo en primera y tercera personas, indistintamente. El cambio de planos pasa lo personal a lo colectivo, y viceversa.
5) Hablemos un poco acerca de la parte formal de su trabajo. ¿Qué tipo de
estructura siguió en la redacción?, ¿Estamos frente a una buena narración?
De si es una buena narración lo dirán los lectores. Yo, como primer lector, ya lejano de mi posición de redactor, creo que a ratos es una novela excelente, de gran dinámica, atiborrada de humor -que considero pieza fundamental en un buen texto- Da gusto leerla. A veces, revisándola, me reía solo, no por lo que recordaba sino por la magia que las palabras pueden construir para convertirse en humorísticas, aun en medio del desamparo o el exilio.
Me precio de tener un estilo propio. No sigo escuelas ni influencias. Mi influencia se ha ido formando a través de una multitudinaria y ecléctica dosis de lecturas. En el fluir de la narración, sin embargo, los hilos están bien sujetados y no sueltos ni dejados -o echados- al azar. Eso podría ser un tipo de formalismo si se quiere.
6) Ahora tal vez podríamos hablar de la nueva escuela de escritores nacionales, ¿Usted tiene la oportunidad de seguir el trabajo de sus colegas bolivianos, qué tipo de impresiones tiene?
Mis lecturas son muy dispersas. Suelo decir que todavía estoy estancado un poco por arriba de Proust en cronología. Apenas superé el siglo XIX. He leído a algunos autores jóvenes. Hay talento. Recurro a cierta vez que le preguntaron a Isaak Babel acerca de las primeras armas literarias de Nabokov. Babel respondió que Nabokov escribía bien, pero que no sabía qué escribir. Obviamente lo aprendió y nos dio su gran literatura. Pero eso tiene un precio, y es, sobre todas las cosas, un precio de vida, el mismo que aprendió Babel en la guerra civil rusa, el que Nabokov aprendió en la emigración. Ninguna estática es buena para hacer literatura. Tal vez la excepción es Borges, o Marcel Schwob, aunque como viajeros que fueron creo que se descarta su estatismo.
7) ¿Podría considerarse como un ejemplo para la nueva escuela de escritores nacionales y latinoamericanos?
Sólo en calidad de experiencia de vida. Si leerme influye en un autor joven a lanzarse por el mundo, me sentiría satisfecho. Hay que liberarse de madres y abuelitas, de los mitos inservibles de nuestro país y fundar una nueva mentalidad que no conciba el esconderse bajo las faldas de nadie.
8) ¿Ahora se podría decir que es un icono literario para el país y Latinoamérica?
No creo en los iconos. Creo en los ejemplos, en el trabajo y en el talento. Vuelvo a lo mismo, está en cada uno encontrar la fuente de su arte y el planeta es tan extenso y diverso que sólo cuesta buscar un poco. Y eso no quita, sólo enriquece, las características locales que pudiera tener la escritura de cada autor.
9) Finalmente, ¿cuáles son los planes futuros?
En el campo literario este premio me da un empujón para explorar más la novela. Creo que dejaré de lado, algo al menos, la negligencia que la rutina arroja sobre nosotros. Tengo ideas para una nueva novela. Ahora hay que discriminar y ponerse a escribir.
Publicada en Opinión (Cochabamba), febrero 2009
Enviada el 22 de Fevereiro de 2009 17:49:30
Imagen: Jean-Michel Basquiat/Rome Pays Off 1984
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