Hemos entrado ahora a la fase gandhiana de esta burla del evismo originario, ancestral, autóctono, íntimo, plurinacional, multinacional, prebendatorio, corrupto, campesino, coquero, cocalero, cocani, mit’ani y etcéteras.
Escribo, para “vergüenza” de mis amigos, sobre lo que veo y lo que quiero. Porque jamás aprenderé a escribir, según me culpan, si no practico. Y mi práctica es libre, sin necesidad de ser académica; voz de opinión que no recibe a cambio dividendos de nadie, ni de la derecha ni de la izquierda, ni de la masa obtusa de la feble “oposición”, y menos con la venia pachamámica de ningún alucinado que por calzar abarcas se considera artífice de la divinidad. No recibo, repito, ni dividendos, ni tierras, ni contratos y digo lo que pienso así les pese a los frailes de profesión o a los nuevos mesías de esta ortodoxia criolla y popular.
Trashumo en la tarde por Chiquicollo, Tiquipaya, Paso, Bella Vista, Pandoja, Piñami. Y no veo diferencia alguna de lo que fueran cuarenta años atrás. Rimbombantes mansiones cholas, profusión de alcohol, y crucificados en Viernes Santo (Buen Viernes le dicen los gringos, sin santificarlo); carteles añejos con caciques añejos también; letreros de “Evo cumple” insertos en la nada, porque, a menos que esté ciego, por allí no se cumplió nada. “Dios por aquí no pasó” diría don Atahualpa, pero el joven Evo, líder con lógica de un pueblo arrastrado por los cabellos por quinientos años, un pueblo al que no se le desea enseñar las reglas de una convivencia justa y pacífica, de un grupo humano sin idea de democracia, de voto, de poder, de diálogo, sigue las eternas instructivas de este pobre país: avasallar, hundir, pisar, amenazar.
Lo hicieron los otros, ahora lo hacen éstos, mientras los cholos, los niños bien, los izquierdistas (que es rentable profesión boliviana) añaden riqueza a su erario: tierras, pegas, perennizando un vicio del que Bolivia jamás saldrá.
Ahora Evo ayuna. Si para los racistas europeos, aquellos cuya nueva colonización pasa por sobar el lomo al indio diciéndole lo ser humano que es (por supuesto nunca como ellos), cualquier folklore es bueno. Sus ONGs aparte de ser el gran instrumento de lucro de una nueva élite supuestamente informada, que lo único que hace es enajenar la tierra mísera que pisamos, alivia en su intelecto la culpa del expolio al que nos sometieron. Nada mejor para ellos que la aparición de un payaso carismático, práctico y útil para su jesuítica maquinación, como el presidente actual. Luego, cuando hayan arrasado con todo, se retirarán a sus cuarteles de invierno, arrullados por los senos blancos de tetudas izquierdistas, o varoniles revolucionarios, mientras que el indio que dicen defender quedará expuesto a la venganza de los poderosos que se sintieran ofendidos.
Ayuna el individuo y juega no a ser Siles Zuazo; apunta a ser Mandela, más aún Gandhi, porque siempre habrá la turba, entre la que incluyo lameculos sociologistas, milicos y demás; que se lo ratifique.
Echen el cerco, destruyan todo lo que pueda quedar de una obsoleta e ineficiente democracia. Pero no me digan que el indio gobierna hoy Bolivia. Por favor. Quienes gobiernan son los apéndices más astutos de la chusma (incluidos generales y doctores), dirigentes, o “deregentes” poniendo en perspectiva la época. Nadie más.
Me pregunto, porque incrédulo soy, qué plato habrá comido hoy Evo Morales en su huelga de hambre estilo Bolivia; “huelga con sillpancho” me susurran al oído.
10/4/09
Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), abril 2009
Imagen: Armando Ferrufino Poggi/de sus pinturas del subsuelo
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