Wednesday, February 9, 2011
El presidente bala/MIRANDO DE ABAJO
El por qué ya lo diremos…
Mirando un documental con mi esposa, acerca de la civilización minoica, aprendimos que los cretenses de hace 3500 años ya cagaban en un inteligente y eficaz servicio de retretes, así sus edificaciones fueran de dos o tres pisos. Para risa suya, de mi esposa no del retrete, comenté de inmediato que en Bolivia hace sólo menos de 100 años los aristócratas cagaban todavía en el corral de los animales, y el resto a la “interperie”, que es como se llama a la intemperie allí. En las zonas rurales los baños no se conocieron hasta bien entrados los cincuentas, y no me digan que ello ayuda al medioambiente porque no es verdad. Hoy, que el presidente viaja a China a gestionar su nuevo juguete, un tren bala, ya que es dueño de una mente infantil, las escuelas públicas carecen de servicios higiénicos y el drama de cagar implica para toda esa niñez afanosa y pobre uno mayor que estudiar. Extraño, pero hasta ahora el Supremo no ha dado su genial apreciación del problema. Bien sabemos que fueron en primera instancia los cerdos capitalistas que secuestraron los inodoros, con turbios motivos que sin duda incluyen el deshacerse del mesías aymara cuya inmortalidad garantizaron los achachilas y… el canciller Choquehuanca.
Los nuevos ricos de Bolivia jodieron la esperanza. Aún hechizan a la indiada ávida de un merecido espacio y a quien engañan con falsas promesas que apuntan a mantenerlos abajo. La masa que vota, la que bloquea, la que lincha, pero doctores indios, ingenieros indios, jueces indios, generales indios, ah, no, todavía, primero afiancemos el proceso de cambio, primero sentemos las bases de un reinado perpetuo e inverosímil, entonces allí podremos hablar, pero para qué hablar si el Supremo lo sabe y lo dice todo. Pero, querido pueblo y puebla, hermanos y hermanas, votantes y votantas, Evo primero les trajo el gas: se evaporó; el litio: se sumió en las profundidades. Ahora viene un satélite, made in China y fuertemente pagado con la miseria plurinacional, que llevará el nombre de Katari, en él se enviará a las estrellas la sonriente y rubicunda cara de Evo Morales, el liberador de la tierra y el paladín de la futura lucha interplanetaria. El hombre no tuvo juguetes, puto país, y ahora dispone de ellos. El próximo: el tren bala, que alcanzará velocidades ignoradas por los europeos, qué Berlín o Lyon, qué Madrid o Londres. El tren bala volará por el altiplano como rayo pero me pregunto cómo se lo hará parar para comprar unas papitas hervidas con llajwa en Patacamaya, o unos tostados en Caracollo, porque si no para, maestro o maestra conductor conductora, le destrozamos los asientos y nos llevamos los inodoros porque ¿acaso únicamente los gringos tienen derecho a los inodoros?
Juan Luis Guerra, bachatero de excepción dio de receta sopa de caracol. Quedó corto porque Huevo, perdón Evo, esgrime el caldo de hueso, amén del pollo criollo y la miel suplantando al azúcar como la revelación ecológica ya. Habrá pensado –no piensa, siente- que los pollos necesitan maíz, las abejas flores, y el caldo de hueso animales, cosas las tres que quedan cada vez menos en Bolivia, y pronto nada. Apologiza la coca como el summum de la existencia, pero no come él asados de coca ni spiedos de coca, porque de hacerlo no engordaría como lo hace. Ahora va a Senegal. Qué puede decir a los famélicos negritos abandonados por la dádiva colonial, que coman qué. Y en China qué dirá. Lo coherente sería tal vez decir, ya que son tantos, que nos comamos a los chinitos y salvar la tierra.
¿Es una bala, es un avión, es Supermán? Es Evo Morales con la antorcha olímpica.
5/2/2011
Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 9/2/2011
Imagen: Robert Williams/A Life of Delusion, 1998
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