Sunday, March 27, 2011
Tierras/MIRANDO DE ARRIBA
En junio del 2006 escribía en esta columna sobre la bienaventuranza -posibilidad de la que se hablaba- de expropiar tierras en favor de grupos humanos sojuzgados. Hoy, más de un año después, en apariencia se convertirá en realidad para los guaraníes del sur de la república, sometidos a un régimen esclavo de vida y trabajo, lo nieguen o no los arribistas de siempre, los explotadores, los ladrones, de izquierda o derecha, de bota o de terno.
Hay que esperar la materialización de las promesas, porque no creo -y no lo haré- en individuos o dogmas que se presuponen por encima de los demás, como en el caso de este gobierno y sus ávido-habilidosos representantes.
Una cosa es comenzar, como se quiere hacer, con un esfuerzo pequeño que abarca dos mil hectáreas en la región de Chuquisaca. Cierto que con algo nace el principio, pero que no se estanque allí. No, hasta que todas las tierras mal habidas en este país de compadrerío y angurria sean devueltas a quien pertenezcan, o a quienes las merezcan.
No es difícil hacer un listado de las personas o familias que se beneficiaron con dádivas gubernamentales en las últimas décadas. Esa lista debe incluir a miembros de las Fuerzas Armadas de Bolivia, ditas "tutelares", que cayeron sobre el país como aves de rapiña en los tristes días en que fueron "ley". Evo Morales demostrará hombría, y honradez, si es capaz de poner bajo la mira a las armas que lo sustentan y desencantarlas de sus veleidades de gloria, amén de despojarlas de las riquezas obtenidas del estupro nacional. El día en que se recupere lo robado para beneficiar al comunario, al trabajador, al indígena, será de festejo.
La historia abunda, lo sabemos, en situaciones similares que luego fueron revertidas. Los cubanos de Miami ya se frotan las manos para "rescatar" lo que perdieron con la revolución apenas muera Fidel. Y lo conseguirán, porque ahora viene -con la nueva situación- una marea de políticos complacientes. El problema está en que en Cuba, con su suerte de culto a la personalidad, no se alcanzó a crear un espíritu popular que lo impidiese. La excesiva dependencia en la personalidad del caudillo es error fatal: muerto el caudillo, borrón y cuenta nueva.
Ojalá no sea la expropiación de tierras una jugarreta más del gobierno. Esperemos la opinión de sus generales... cuando les toquen los bolsillos.
2/12/07
Publicado en Opinión (Cochabamba), 4/diciembre/2007
Imagen: Los perros del Estado, por Melecio Galván
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