Thursday, April 14, 2011
Burma & Siam/MIRANDO DE ARRIBA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Un e-mail de mi amigo John Shanahan, infatigable viajero, rebelde e irlandés, acerca de conocidos suyos de paso por Asia suroriental, en Burma (Myanmar) y Siam (Tailandia), camino de Hue y Hanoi, me incita, obliga tal vez, a escribir sobre un tema subyugante y poco frecuente en mis textos semanales.
Un comentario de los viajantes, Harry y Roselyne, de las características de la gente de Myanmar y Tailandia, del ambiente de ambos países, plácido uno, bucólico; activo y ruidoso el otro, me da a pensar. El presente se explica por cuestiones de economía, fáciles de analizar y comprender, sumado a la situación de los dos en su perspectiva internacional. El pasado difiere.
Burma y Siam se enfrascaron en conflictos armados que duraron siglos, en los cuales la imagen de Burma, es la del sangriento invasor, quedando Siam ofrendada al sacrificio. Visión opuesta a la sugerida actual de un pueblo burmés delicado y un avasallador tailandés.
He seguido en cine esta historia, con la aclaración de ser cine de Tailandia. Sin embargo, un rápido y sin duda superficial estudio de los acontecimientos indica que era así: el poderío militar burmés que lucraba con sus eventuales, a veces duraderas, excursiones bélicas hacia su vecino, y un humillado y doliente vencido.
La película "The Legend of Suriyothai" habla de una monarca siamesa que en el siglo XVI encarnó tanto un espíritu estoico como libre. El fin no era únicamente gobernar sino hacerlo en condiciones dictadas por el libre albedrío nacional.
Luego de un intervalo de doscientos años, en 1765 para precisar, las circunstancias no variaron. Burma invade Siam otra vez; marcha a la capital Ayutthaya pero encuentra un duro obstáculo en los campesinos de un pequeño poblado, Bang Rajan (nombre del filme que trata el hecho). Historia épica, con las requeridas dosis de coraje y romance individual para amenizar -incluso para el espectador- una vida sin esperanza. A armaduras, cañones y elefantes de guerra que trae Burma en su invencible paso, los aldeanos oponen valor y machetes. La suerte está echada por la inercia oficial que no sostiene a los sitiados; largo será el dolor después que los ejércitos, tras una resistencia de meses, arrasen con todo sujeto vivo en Bang Rajan. Ante las diferencias entre pasado y presente cabe la pregunta de si la historia se revierte o que simplemente hay dinámica y cambio en existir.
15/01/06
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Publicado en Opinión (Cochabamba), enero, 2006
Imagen: Memorial Praya Phichai Dap Hak, Tailandia
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