Monday, June 27, 2011
El lento camino/ECLÉCTICA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Ni para decir que hay pocos canales de televisión o radios hispanoamericanos en Estados Unidos. Los hay muchos, pero no variados. Existe un patrón entre ellos que es el de la ignorancia. Los medios de comunicación en español parten del hecho cierto de que la mayoría de la inmigración latina en este país tiene escasa educación, lo cual no significa que se la tenga que alimentar de basura. Los sollozos de las malas actrices de telenovela, o la aparente inteligencia de un imbécil apodado el "escamoso", más bien por lo enrevesado de su cerebro que por su piel anfibia, llenan los temas de conversación.
Al atardecer, después de haber contemplado por doce horas las tragedias mayores del "amor" y del desdén, una buena parte de mujeres latinoamericanas se sienta en los bancos de los patios y suspira por la desdicha de haberse casado con trabajador. Y en parte, viendo la subcultura de los sombreros y las botas de avestruz, el constante engrasarse los hombres las manos en sus camionetas, mal llamadas "trocas", y la infaltable cerveza, también yo suspiraría por cualquier inadecuado galán que por lo menos pareciese limpio.
Se ha formado, en especial en Miami, una élite que lucra con esa sudorosa masa latina cuyo poder adquisitivo crece a pasos acelerados. La familia Stefan, de Emilio y Gloria Stefan, maneja una buena tajada del negocio "hispano". Ellos y sus secuaces han creado una mísera filosofía de imitación y tratan de emular al no necesariamente emulable Hollywood e inventan espectáculos de muy mal gusto donde sobra el escote y falta la razón. Don Francisco, aprendiz de lírico, ha hecho de la estulticia el pan de cada día y, salvados algunos instantes de su programación, el resto es chasco. "Sábado gigante" es un gigantesco insulto a la capacidad latina de ir adelante, como lo son Laura Bozo-Montesinos y los sonrientes comentarios sobre la guerra que hace el supuesto periodismo nuestro, desde los mexicanos, siguiendo los españoles e incluyendo uruguayos, argentinos y hasta el primo de Fidel Castro.
Respecto al cine, por lo general pasadas las diez de la noche, las estaciones atosigan al televidente con sangrientos dramas de narcotráfico en Sinaloa, o con el héroe de la plebe anglosajona, Chuck Norris y sus artes marciales, mal doblado en castellano. Más bien no conocen que olvidan -o prefieren mantener al "pueblo" en la penumbra- que México tiene directores como Arturo Ripstein, Camilo Luzuriaga el Ecuador. Este drama trae como resultado, y quizá ahí está la verdadera intención, que los hijos de latinos en los Estados Unidos sean mayormente elementos de ghetto, con las características negativas que esto supone: abandono de estudios, maternidad juvenil, pantalones caídos y gorras volcadas; gente sin raíz ni esperanza, no soy de aquí ni soy de allá, como cantaba Facundo Cabral, pero sin asomo del halo poético o rebelde de aquella canción.
04/01/03
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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), enero, 2003
Imagen: Miembro de la Mara Salvatrucha, Los Angeles
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