Monday, October 3, 2011
Del asesinato/MIRANDO DE ARRIBA
No como una de las bellas artes, al estilo de De Quincey, o con el aura intelectual a la vez que sombría que le darían Poe y Bierce; el asesinato político como oficio de amedrentamiento; profilaxis errónea que aplaca momentáneamente la enfermedad para recrearla más pronto que tarde.
Ariel Sharon, representante del ala brutal, conservadora, de la sociedad israelí -porque hay otra accesible y liberal, crítica de su régimen y de sus políticas hacia sus parientes árabes- ha hecho de este tipo de batalla uno de sus puntales. Al asesinato del fundador de Hamas, o Movimiento de Resistencia Islámica, sheik Yassin, le sucede, esta semana, el de su sucesor, y dirigente del ala militar del movimiento, Abdel Aziz Rantisi. Desde el punto de vista logístico puede ser una jugada de gran importancia que conmociona las células clandestinas palestinas; desde su lado histórico, otro de los imperdonables errores de Israel que no hace más que radicalizar un conflicto cuya única posible solución está en el diálogo abierto y parejo. No hay poder militar que pueda pervivir por siempre e Israel no es excepción. Además, la dependencia del estado judío de Palestina, superior a la inversa, debe ser motivo suficiente para encarar el problema de manera distinta. Israel no puede vivir sin el ímpetu de la juventud árabe que proporciona y proporcionará por largo tiempo la mano de obra necesaria para crecer. Sin Palestina no hay posibilidad de futuro.
La estupidez de los ortodoxos y de la derecha judía desea cortar su propio sustento. Querer tener un pueblo extranjero abyecto y sujeto a sus arbitrios no va a ser posible. Detrás hay una tan larga tradición como la hebrea. Los misiles que matan dirigentes, como las bombas humanas que destrozan civiles son, en el caso específico de la región, salidas equivocadas a pesar de que pudieran ser justificables en ambos frentes. Existe en las narraciones sobre las Cruzadas, en las mismas Palestina, Samaria, Siria y Judea, el recuerdo de la secta chiíta de los Asesinos (Hashishyun en árabe), como ejemplo de la certeza de esta afirmación. Los "asesinos", molestos por la adopción de la creencia sunita por los turcos seljúcidas en el temprano siglo XII, se dedicaron a asesinar públicamente a los líderes opositores, alcanzando inclusive para tal fin alianzas con los invasores francos. Esta práctica impidió una concreta y definitiva reacción musulmana que quizá hubiese expulsado a los cruzados. A Sharon, como a los Asesinos, el odio le ofusca la razón; y la irracionalidad suele ser fatal.
18/4/04
Publicado en Opinión (Cochabamba), abril, 2004
Imagen: Mapa de la antigua Palestina
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