Monday, November 28, 2011
Caetano Veloso/ECLÉCTICA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Le dice Veloso a Almodóvar: "Brasil es una dura competencia para Almodóvar, por su amoralidad". Quizá porque lo chocante en Pedro Almodóvar, para una sociedad europea viciosa y desprejuiciada, aunque también contenida, es en Brasil pan diario. La abierta sexualidad del gigante sudamericano no podría parir a un Almodóvar porque su mensaje no tendría nada de extraordinario. Sin embargo allí se reverencia al director español. Tal vez siendo extranjero y mostrando un universo ajeno que pugna por liberarse, resulte divertido para una población que ya tiene lo que los tibios europeos quieren encontrar: pasión. La furia española no pasa de una tenue calentura ante la emblemática comezón del trópico.
Cabe anotar, para indicar el gusto brasilero por las búsquedas liberadoras, que en Brasil igualmente se idolatra, así sea en círculos intelectuales, la anarquizante visión del mundo del realizador yugoslavo Dusan Makavejev. Almodóvar sugiere que esta amplitud carnal viene de Africa. Puede que tenga razón porque en el puritanismo hipócrita de los Estados Unidos son los negros los únicos que no ocultan el sexo, asunto que les ha valido -entre otros- el apelativo de animales. Para el blanco anglosajón y protestante el negro no hace el amor, cruza.
Caetano Veloso, a quien algunos califican como un "estado del Brasil", a modo de realzar su importancia en el desarrollo de la cultura contemporánea allí, ha bebido de las fuentes de ambos mundos. Nacido en el nordeste (Santo Amaro da Purificação, 1942), como Dorival Caymmi; se abrió paso hacia el país cosmopolita, el de Rio de Janeiro, sin perder sus lazos originales con esa Bahía semiafricana de dioses estrafalarios, santones, café y salteadores. Inició junto a Gilberto Gil el movimiento Tropicalia que significa tanto una representación local del movimiento hippie como una nueva filosofía que fundamentará la nueva música popular brasilera. Tropicalia le valió el exilio. Desde Londres, Caetano enviaba sus composiciones para Elis Regina, Gal Costa o Roberto Carlos. La convulsionada, en términos musicales, Inglaterra de fines de la década del sesenta tuvo influencia en este joven cantautor que hizo discos, no muy acertados según alguna crítica, con canciones de los Beatles en inglés. Innovador, fusionó a lo largo de esos años lo sicodélico con lo africano, lo eléctrico con lo acústico, Europa y Norteamérica con Brasil. Y si no todas las búsquedas llevan impronta "clásica" en su obra, ello pierde importancia ante la riqueza experimental, lo que lo hace único, diferente a admirables artistas como Ney Matogrosso o el mismo Gil.
Incursionó en la música latinoamericana en español, con rango extendido que lo lleva de Lecuona a Fito Páez sin merma en la calidad. Otro brasileño, Nelson Ned, lo antecedió en este campo, pero la interpretación personalísima de Caetano lo sitúa a otro nivel: no sólo recrea sino reinventa algunas de las más notables canciones de la América hispana.
Hace poco, en Carnegie Hall, y presentando su nuevo disco de canciones americanas en inglés -de Bob Dylan a Harry Belafonte- Caetano afirmaba que la canción es "un libre y gentil territorio donde puedes soltar tus sueños y entonces vivir".
27/04/04
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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), abril, 2004
Imagen: Caetano Veloso
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