El elefante es el animal escogido por el Partido Republicano para representarlo y el burro por el Demócrata. No sé, y poco me interesa, qué criterios primarían para tal elección, que elefantes, o parecidos a ellos, hubo muchos presidentes de este país, y burros demasiados...
Hace unos días se efectuó uno de los tres debates entre los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos. Atenazada por las reglamentaciones que exigieron los republicanos, esta reunión no fue debate sino un panel de preguntas y respuestas. Sin embargo, esta incompleta exposición al público da ciertas pautas respecto de los candidatos. Que difieran poco, en realidad, no quita sus prioridades y el mal menor para América Latina será la elección del tibio representante demócrata. Reelegir a Bush significaría ir hacia la destrucción de lo poco que queda. Sus segundones: Cheney, Wolfowitz, Rumsfeld, que son, si hablamos claro, los primerones, siendo el presidente su marioneta, se lanzarán en una sangrienta debacle, que cargará con ellos también, contra el resto de la humanidad. Hay planes para invadir Cuba, que quizá se retrasen por la osadía de Corea del Norte y de Irán de no someterse a los mandamientos interesados de USA, y por su estupidez -el mundo ríe de su horrorosa puesta en escena actual, que trae consigo el fin de la primacía de esta nación en el siglo comenzado.
El primer debate versó sobre seguridad nacional, mostrando a un Kerry sereno, no muy explícito -no lo necesita para el nivel intelectual norteamericano-, con altura presidencial, mientras su oponente balbuceaba ataques sin ton ni son, aptos, regresamos a lo mismo, para el entendimiento de esa masa inmunda de ignorantes que lo apoya y que conforma buena parte de la población, chusma manejada por flash cards infantiles que muestran una figura, sin abstracción sobre ella, simple y llana.
Cuesta pensar que este grupo de beatos protestantes, hipócritas además, puede, dadas las circunstancias, dominar los destinos del planeta, poner en riesgo el futuro y dárselas de país insecticida. Se miente sobre Afganistán, donde su dominio no excede Kabul, sobre Irak y su líder, Allawi, terrorista convicto por el asesinato de niños iraquíes en el pasado. La mentira, así como la redulidad, son los males nacionales.
Un encuentro político donde no se observaron elefantes (estarían en el circo), y donde tomó la arena un asno, no precisamente demócrata, para rebuznar.
4/10/04
Publicado en Opinión (Cochabamba), octubre, 2004
Imagen: Caricatura alusiva
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