Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Tiene este campo el bucólico estatismo de los animales de Buffon. Color sin movimiento. Un león de montaña, negro, se petrifica contra la sombra del crepúsculo.
De pronto anochece. Las aguas mansas acuden al siseo de los árboles y discurren en meandros, susurran al golpear con tacto gélido las rocas. La vegetación se mece por encima del líquido como bailando. El tiempo ha despertado.
En la ceguera los hombres apagan sus luces, acomodan una vela, un libro, absorben un retrato aletargando la memoria de aquel aquella. Mientras tanto el bosque toma magnitud de orquesta y silban igual a peces los estremecidos arroyos. Cae el alba, como cuchillo cae, y el espanto de la luz inmoviliza la vida... a diario. Buffon, el naturalista, trashuma con sus pinceles la selva abandonada. En un rincón cubierto de maleza encuentra su modelo. Se sienta y decora en papel, sobre suelo de ceniza, un entumecido souslik de gris moteado.
25 de mayo, 2006
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Publicado en Sinestesia, de Ada Esquirol, 2006
Imagen: Antigua clepsidra
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