Monday, March 5, 2012

Ni un centavo/MIRANDO DE ARRIBA


Ayer, en Boulder, acomodada ciudad universitaria, asomó una pequeña manifestación de inmigrantes hispanoamericanos. Portaban banderas norteamericanas, porque ahora la consigna es hacerlo ya que ante la profusión de emblemas mexicanos Norteamérica se aterró. Un trapo distinto carga mensajes ocultos además de los obvios y puede significar un cambio de marcha importante en este nuevo movimiento que emulará el de los derechos civiles en los años sesenta. No hay otro Martin Luther King pero parece existir un sólido vínculo entre inmigrantes que se han sentido discriminados como grupo racial, fuesen ilegales o no.

Boulder no se alteró. Los niños ricos continuaron bebiendo cerveza, los estudiantes latinos bailaban al ritmo de rumba y lucían pantalones de Armani, ajenos a los trabajadores que bajo el sol, al marchar, pensaban que sus hijos tienen derechos como cualquiera y que se labora más que suficiente para ganárselos. Tienen razón.

Día a día se oyen lamentos conservadores: qué descaro gritar ¡Viva México! y demandar derechos, que los mexicanos arrastran tras de sí el crimen, que con ellos llega un tipo de tuberculosis resistente a las medicinas, y etc. Los que se quejan apellidan Klitica, Krajiec, Mazurkiewicz, Serov, Chenot, etc, y por más que busque no encuentro que tales nombres pertenezcan a ninguna de las etnias originales de acá. ¿Que cómo llegaron y a qué vinieron? Exactamente igual que sus pares latinoamericanos, africanos, asiáticos. ¿O Klitica, probablemente lituano, tiene más derecho que Sánchez a las tierras de Arizona (zona árida-español), o Tirella más que Núñez a las de Colorado (rojo-español).

Hay miedo a lo que desde ha mucho se llama la "reconquista", una marea de población mexicana que retoma lo que les fue arrebatado. La reconquista no es necesaria porque no se puede negar la presencia de un proceso que se llama historia que condena o bendice a este país a transformarse en una región bilingüe, multicultural, sin ejercer violencia.

Todavía está por verse el resultado de las multitudinarias marchas de abril. Ya temblaron en el congreso y más de uno perderá el trabajo según su voto. Mientras tanto hay que preparar nuevas medidas y es vox populi el paro latino del 1 de mayo. Madres no manden a sus hijos a la escuela, que nadie trabaje, y, sobre todo, no se gaste un centavo para mostrar de una vez y definitivo el poderío económico de un grupo minoritario que sí trabaja.
17/4/06

Publicado en Opinión (Cochabamba), abril, 2006

Imagen: Marcha latina del 1 de mayo, Los Angeles

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