Monday, April 23, 2012
Entrevista de Michel Zelada sobre Gabriel García Márquez
1.- Gabriel García Márquez cumple 80 años este marzo. ¿Cuál cree que es la influencia de la obra de este escritor colombiano a la literatura en general?
García Márquez, y particularmente sus “Cien años de soledad”, forman parte de un selecto grupo de obras literarias que excedieron sus parámetros artísticos. No olvidemos que se publica el 67: es la época de la guerrilla latinoamericana, de los derechos civiles en Norteamérica, de la guerra de Vietnam, los preludios de París 68, de Tlatelolco. “Cien años…” será recordada dentro de esos esquemas socio-históricos, como una propuesta nueva, revolucionaria, una visión de la vida ajena a la monstruosidad capitalista que se vivía, y a la monstruosidad socialista también. La novela ocupa un espacio al lado del movimiento hippie, de la primavera de Praga y de situaciones semejantes que auguraban perspectivas de cambio universal. Eran propuestas de esperanza.
2.- ¿Nota usted alguna influencia de la obra de García Márquez sobre la literatura boliviana?
A pesar de que el realismo mágico existe siempre en la literatura de América –su presencia ya es palpable en los cronistas de Indias- García Márquez le da una estatura concreta e influencia no sólo a la literatura colombiana, sino a la boliviana y a la del resto de América. “La vorágine” de José E. Rivera prefigura a García Márquez y éste prefigura a una miríada de autores subsiguientes.
3.- Y sobre su trabajo literario, influyó en algún momento García Márquez en alguna novela o cuento suyo en particular?
En el ámbito común a todos nosotros, latinoamericanos, sí. Quizá en el ambiente, aunque el realismo mágico de cada país es particular y difiere en sus matices. Es, creo, mayor o más pintoresco en las regiones cálidas y más atenuado en las frías.
4.- Cual es la opinión particular que tiene sobre la obra y la personalidad de García Márquez?
Son maravillosas en mi opinión sus “Cien años de soledad” y “El otoño del patriarca”. Esta última es un ejercicio narrativo mayor, un trabajo de orfebre literario pocas veces visto. De algún modo me recuerda al “Tirano Banderas” de Valle-Inclán pero más rico. Sobre su personalidad no tengo una decisión fija. Hay mucha controversia y prefiero no ahondar en ella. Me quedo con el mágico autor.
5.- “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella remota tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo”, salvo alguna palabra de más u otra faltante, a muchos lectores se nos han quedado pegadas en la memoria esa frase inicial y muchos detalles de la obra en cuestión. La celebración de los 80 años del escritor colombiano coincide también con los 40 años de la publicación de su novela “Cien años de soledad”. ¿Ha leído
usted la obra? ¿Qué impresión le ha causado la primera lectura de esta novela?
Leí “Cien años de soledad” después de cumplir los veinte años, y no me arrepiento. Creo que hacerlo antes hubiese sido improductivo. A los veinte ya existía una supuesta formación literaria que me permitió apreciar mejor el libro. Comparto con Jorge Luis Borges en que la primera parte es notable, mientras que en la segunda el embrollo se hace a veces confusión sin perder su riqueza estilística. García Márquez está marcado por el sino de Cervantes, comenzando con que tanto el inicio de “Don Quijote” como el de “Cien años de soledad” son hitos memorables. Tal vez se deba a que ambas primeras partes, en Cervantes y en García Márquez, son de tal maestría que difícilmente se podría continuar en nivel semejante o parangonar al menos su calidad. Es cuestión de gusto. A Ligia, mi esposa, le gusta el total de la obra. Asumo que su herencia semi-tropical, el entorno de su infancia, la acercan más al colombiano que mi acercamiento andino.
Yo me uno al autor en sus Memorias, por ejemplo, en su juventud en el páramo bogotano, que me recuerda el páramo mío. Hay partes del recuento de su vida estudiantil que alcanzan la oscuridad de Rulfo, la esencia de una indianidad sombría que comparto.
Ahora que me acerco a los cincuenta hay una decena de libros que necesito releer. Con la explosión literaria que no cesa es difícil hallar espacio para relecturas, pero leí 3 veces “Los Miserables”, 5 “La Ilíada” y 2 “Don Quijote”. Es ya tiempo para aquella centenaria magia de la Guajira colombiana.
Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), marzo, 2007
Imagen: Caricatura de Gabriel García Márquez por Zenitram
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