Wednesday, April 11, 2012
Resultados de una política desastrosa/MIRANDO DE ARRIBA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Corea del Norte detona bomba atómica, anuncian las alarmadas noticias en los Estados Unidos.
El estrafalario líder coreano desdeñó las amenazas de la administración Bush y afirma haber tenido una prueba exitosa. Más importante sería la demanda china en contra de una Corea nuclear; ahí existe peligro real, no sólo por la vecindad de territorio sino porque China, una nación emergente en todo campo, no tiene impedimento de lanzar una invasión o de castigar de alguna manera al pequeño dictador de anteojos. Lo opuesto a Norteamérica que con su trágica campaña iraquí ha perdido todo crédito y es económicamente incapaz de abrir un nuevo frente de guerra. Esa misma razón permite a Irán burlarse abiertamente de la retórica brutal y militarista del superpoder. Bien sabe Teherán que si los Estados Unidos ejercitan una aventura bélica contra su territorio, el castillo de naipes, con su cúmulo de ficciones armadas y monetarias, caerá al menor soplido.
Si China castiga a Corea del Norte no será por presión norteamericana. Tampoco porque el pequeño país signifique un riesgo contra el gigante. China desea una hegemonía total y aunque Corea pueda servir de punta de lanza suya contra Japón, no necesita que exceda sus limitaciones. Pero el coreano es un pueblo testarudo y sagaz, siempre lo ha sido, de ahí su permanencia en una región de grandes poderes, e impulsa su desafío para quizá con él lograr ventajas que desesperadamente anhela.
Bush es como un triste y millonario payaso que lo único que tiene es el poder de amenazar y, hasta cierto punto, de abusar. Parece que los cálculos de su conversación privada con Dios no están dando los resultados previstos. Quizá no es él el elegido ni todavía ha hecho acto de presencia el Anticristo. Su rara religiosidad, tiznada de ambición, no concuerda con la realidad. Y la eminencia gris, Cheney, permanece silenciosa ante los albures del desastre... eso cuando no se esconde.
El congreso norteamericano aprueba un monto de veinte millones de dólares para la celebración de la victoria en Irak ¿Qué victoria? Ni siquiera una contra el infortunio. Irak resulta como un caballo de Troya para el régimen; es posible que también para el país. Lo peculiar es que no lo dejaron los enemigos para seducir la egolatría de los supuestos vencedores, sino que fueron ellos mismos los constructores y dentro de sus otrora infranqueables puertas.
En una década, si sobrevive a la debacle nacional, Georgie contemplará un país en ruinas -no Bagdad mas Washington-. Ni los demócratas, enfermos como su contraparte republicana de insensato "patriotismo", lograrán levantar un fénix de tales cenizas.
09/10/06
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Publicado en Opinión (Cochabamba), octubre, 2006
Imagen: Estatua de Kim Il-Sung, antiguo dirigente de Corea del Norte, en Pyongyang. (Foto: AFP)
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