Friday, March 29, 2013

Mar/MONÓCULO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Fuera de las razones que se aleguen, documentos presentes, y derechos que se supongan, el asunto del mar para Bolivia es, y siempre ha sido, un asunto político, que, querrámoslo o no, dudo haya de zanjarse en La Haya dados los antecedentes y las capacidades del arbitraje de esta corte.

En el diferendo entre las repúblicas de Colombia y Nicaragua, votado el año 2012 (iniciado el 2001), este último país afirmaba, para descalificar el tratado que definía los límites marítimos, que se había realizado en una Nicaragua ocupada por las fuerzas norteamericanas, impedida de una real soberanía. No es el caso boliviano.

Sin duda deben existir mil y un detalles que los especialistas pondrán sobre el tapete para reafirmar sus exigencias. Tanto Chile como Bolivia se explayarán en ello, si se llega a la demanda que visto el caso anterior podría durar una década, o más.

En realidad es un pretexto precioso para ambos gobiernos. Reaviva cierta fobia antichilena en Bolivia, además de la esperanza de resarcirse de un hecho histórico cuya culpabilidad también cae sobre nosotros. Para Chile, le da la posibilidad de defender integridad territorial y soberanía. Ambos utilizan el asunto, me abstengo de llamarlo problema, para mejorar su imagen y/o evitar el declive de la retórica que los ascendió al poder.

El presidente actual, Morales, cubre con esta farsa el notable desgajamiento de su imagen personal y gubernamental. Día a día se van descubriendo escándalos que ejemplifican la corrupción masiva, extensa, del “gobierno del pueblo”. El más reciente: la fuga, o no sabemos qué, del fiscal encargado del caso que justificaba una presidencia. Si no cae el telón es porque Bolivia no se maneja entre los límites de la lógica y el razonamiento; tiene un desarrollo sui-géneris y una idiosincrasia confusa, sumisa y violenta al mismo tiempo. No quiere pan, se conforma con circo. Y esta jocosa, aunque trágica, aproximación a su destino obliga a los vecinos a no tenernos, sino de manera circunstancial, en cuenta. Cómo podría ser diferente si la primera falta de respeto hacia nosotros es la nuestra.

Este espejismo, “el mar para Bolivia”, ya objeto de famosos negociados en el pasado, vuelve a agitarse como tabla de salvación de un conjunto de ambiciones e ilusiones con ínfulas de partido. Cuando lo correcto sería denunciar la manipulación de la historia y de la esperanza en aras de beneficios privados, rosqueros y sectoriales, ¿qué sucede en esta siempre predecible y siempre impredecible tierra y gente? Que expresidentes no hace mucho insultados, borren el vilipendio de sus rostros y aplaudan solícitos el teatral entarimado que se construye de nuevo (¡!). Ellos, Morales y los de antes, parten de la premisa de que son cabezas de un pueblo imbécil, al que con regalo de coca y serpentina se le puede hacer creer todo. ¿Qué beneficio nos traería el esquivo mar? (sin siquiera realzar el largo plazo y los millonarios gastos). Al conjunto mayoritario de la población me refiero. ¿Se ha estudiado cuánto se podría acrecentar el tesoro nacional, la distribución de los beneficios y más? ¿O es solo pedir mar por meternos el dedo en la boca, insuflar tontos nacionalismos que de patriotas no tienen nada?

La única manera de acceder al Pacífico, al Atlántico, a Marte y a Júpiter es con un pueblo sólidamente educado, orgulloso de su ancestro, sin que este signifique freno o retroceso al desarrollo, con capacidad de producción, trabajo y creatividad, con dinámica no menor a la de los vecinos y una democracia participativa constante y renovable. Lo demás son pamplinas, juegos de azar en los que ya se ha decidido el ganador, que nunca es el de abajo sino estos que a pesar de sus desavenencias se juntan para lucrar con la perfidia propia y la buena voluntad del resto.

Solo así Chile o cualquier otro ha de respetarnos. Mientras tanto, Piñera se burla de Morales, el fútbol chileno del local, Roberto Bolaño de los escritores bolivianos…
28/03/13

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Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), 29/03/2013

Imagen: Awa Hiroshige

5 comments:

  1. Ciertamente, Claudio. Un espejismo de gastadas ilusiones dirigidas a imbéciles q deliran con un metódicamente desempolvado nacionalismo imbécil, por unos y por otros. Vil cortina d humo. Asqueroso as bajo la manga, cuando las ratas super fiscales y criollos sicarios oficiales tipo Jaimito Bond desaparecen misteriosamente. Casi nadie menciona seriamente la amortiguación de la carencia como taréa colectiva, como obligada geopolítica valedera, sino nueva. Meridiana claridad en el reclamo marítimo!! si así aplaudía gozoso el ex presi, el sinuoso historiador, el erudito convertido hoy en lameculo del asno cocalero. Divertidísimo para los adelantados vecinos. Trágico para nosotros, q aguantamos a éstos payasos cocaleros q sueñan poblar con orcos semejantes a su excelencia evo I, todos los rincones d Bolivia, pais sin identidad ni amor propio. Riquísimo análisis y pedagógica lucidéz en tu artículo, estimado Claudio. Mil disculpas por los groseros torpedos míos. Abrazos.

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  2. El U2, Achille, nave implacable que surca la superficie o las profundidades. La indignación, cuando es justa, nunca es mala. Y la palabra tampoco. Qué triste lo nuestro, bufones de un circo con público ajeno que disfruta con nosotros, con nuestro folklorismo y atavismos atractivos para quien no vive con ellos. Un día cambiará. y no será con coca sino con libros. Abrazos.

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  3. Excelente artículo, simplemente confirmado por posturas de seudo nacionalismos, los cuales se autojustifican como mesiánicos, para así hacer creer que tienen la potestad sobre nuevas resurrecciones aparentemente mileniaristas, con la seudo esperanza de caminar por encimas de las aguas del Pacifico, en una falsa pacificación de con bonos de leche de vaca ajena, y así simplemente sentirse en el Olimpo de los intocables.
    Simplemente me alegro y te felicito por la claridad
    Richy

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  4. jajaj..el USS Achille..no suena mal, Claudio..ja!
    Y amén, con el equilibrio necesario, d libros y d sensatéz. Abrazos.

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  5. Hoy ya cualquiera camina sobre las aguas. Nunca antes el Cristo ha sido tan pobre como hoy, en que hijos de la nada se abalanzan sobre lo terreno y lo divino para encaramarse con pezuñas y garras en su supuesta potestad infinita.

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