Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Una cosa queda clara acerca del socialismo del siglo XXI: hurto. El difunto coronel Chávez, golpista como Pinochet, pasó de delincuente, igual que Pinochet, para la historia. Los centenares, miles, de millones de dólares que dejó el bocón para preservar un feudo, van saliendo a la luz. Aquí jamás se trató de asuntos ideológico-políticos; todo fue un bien montado esquema para desecar el erario público en favor de unos cuantos. En Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Nicaragua, e incluso Brasil con un ávido e inteligente ladrón.
Una cosa queda clara acerca del socialismo del siglo XXI: hurto. El difunto coronel Chávez, golpista como Pinochet, pasó de delincuente, igual que Pinochet, para la historia. Los centenares, miles, de millones de dólares que dejó el bocón para preservar un feudo, van saliendo a la luz. Aquí jamás se trató de asuntos ideológico-políticos; todo fue un bien montado esquema para desecar el erario público en favor de unos cuantos. En Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Nicaragua, e incluso Brasil con un ávido e inteligente ladrón.
Para poder robar
a plenitud se necesitaban dos cosas: el voto popular y mantener a la masa
alimentada a medias y alcoholizada. Mediante bonos, no salidos por supuesto de
los propios bolsillos, estos elementos delincuenciales han podido, y todavía
pueden, sostenerse en una esfera de poder que les permite continuar
enriqueciéndose. Pero no cuentan con una cosa, que con el avance tecnológico los
movimientos bancarios y otros asuntos relacionados van tornándose más y más
transparentes. La bruma en cuanto a la proveniencia de dineros dudosos se
disipa. Lo demostró el caso del expresidente Portillo, hoy enfrentando a la
justicia norteamericana, camino por el que seguirán no pocos cuyas veleidades
de eternidad les avivan ceguera e incredulidad acerca de males futuros.
De esta tómbola
seguro que saldrán libres algunos. Dependerá de los montos y el lugar de
origen, tal vez, o de cómo se tornen obsequiosos con los detentadores del
capital internacional, de la manera en que les sigan el juego para que sigan
lucrando como lo hicieran antes. Para ello tendrán que desnudarse de la patraña
revolucionaria. Ejemplo válido, el idiota actual de Venezuela, cuyas ganas de
legitimación lindan en lo desesperado. Valen papas (del Vaticano, no papalisas),
embajadores, lo que sea, cualquier catalizador que frene o detenga la debacle.
En Bolivia se
parte de un concepto racista que sirvió durante casi doscientos años y que
todavía funciona para el gobierno plurinacional. Que se supone Bolivia, de ahí
parte el concepto, país de indios e ignorantes. Por eso García, el
vicepresidente, ejercita movimientos de manos, porque le han enseñado que con
manos y dedos y brazos se puede embaucar a población tal. No otra es la
retórica de la coca, el Tawantinsuyu, los diez mil años aymaras, jugadas del
fascismo local, decoradas de tradición y costumbres, que intentan, de cualquier
modo, evitar que esa población india se modernice, crezca, se internacionalice,
piense y elija por sí misma. ¿Qué proponen?: vuelta al acullico, al
linchamiento, al abuso femenino e infantil, al chicote, al curaca, a no
transgredir límites, a estacionarse. Porque el fascismo necesita de eso: solo
con tradición, raza, llegaremos a los mil años, al Reich indígena, mientras los
amos se forran hasta los dientes con oro, importándoles un carajo el resto
porque ellos ni acullican, ni linchan en sus casas, ni desdeñan el papel
higiénico o un buen filete de lomo. Bien occidentales ellos, no importa el
tinte epitelial. Que se jodan los otros, y, ojo, no solo los de la oposición…
Habrá que abrir
el discurso exacerbado e intransigente para salvar las naves. En el norte saben
bien quien roba y quien trafica en el país. Tienen nombres. Conocen a los que
compran con palos blancos, a los que se hacen de periódicos y líneas de
aviación. Si desean evitar la cárcel tendrán que dar algo a cambio. Ese algo es
“su” revolución, que en términos concretos no significó nada. Total, ya están
ricos, y podrán aumentarlo con la venia imperial. Pero hay que conceder. Y una
buena concesión es el futuro ambiental de Bolivia. Me pregunto, ¿aparte de los
caciques a quién beneficia la explotación petrolera y minera de nuestra
herencia natural, parques y tierras nativas? Si no, ándense con cuidado, que
las barras de hierro de la prisión son duras y heladas.
16/6/13
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 18/06/2013
Azotes d gran coraje y cabales verdades, Claudio. Y si, d a poco se descubren las matufias y repartijas d las "generosas" millonadas para el infame Evo cumple..Lo d las petroleras y cooperativas mineras es asqueroso. "Queremos socios, y no patrones..", decía el cocalero; y hablaba con total honestidad, rayana en la descarada burla: se hizo d muy gordos y más q satisfechos socios.
ReplyDeleteVulgares rateros son los alcahuetes como los socios, hay q repetirlo. Barras d prisión es poco para la canallada. E insisto: a lo Pedro de Valdivia, con mucho cariño y atiborrados d aquello q tanto "amaron" y angurriaron, así deben expiar sus culpas los canallas. Es la única justicia purificadora.
Saludos cordiales y abrazos, estimado Claudio.
Oro derretido en la garganta... hay que pensarlo. Valdivia que no pudo digerirlo, y el rey Midas que murió de inanición. Pero qué pueden saber estos incapaces pervertidos del mito y de la historia, y menos aprender de ellos. Delincuencia básica, ladrones de los de a montón, solo que en circunstancias mejores; delincuentes comunes, sin siquiera las veleidades del obeso Goering a quien el arte, incluido el "degenerado", parecía satisfacer. Abrazos, Achille.
ReplyDeleteComo siempre claro y puntilloso, estimado Claudio. Chicha y aji de fideo para la masa plurinacional y ajtapi en hoteles de lujo para los jerarcas, con música folclorica en vivo para amenizar las veladas de la corte de Evo el Austero. Hace poco lei que la fortuna del viejito de La Habana se estimaba en 900 millones de Sus(muy por encima de la reina de Inglaterra que es rica de toda la vida) mientras sus compatriotas viven en la subsistencia y no pueden ni hacer turismo interno por los salarios miserables.Y asi uno se va enterando de la riqueza del clan Chavez, de los Kirchner, etc y al final la sensación que queda es el asqueo permanente, por el descaro conque se forran los bolsillos y el cinismo de decir que luchan por los pobres.Asi nos va.
ReplyDeleteToda la razón, José, el asco intenso por la Gran Mentira. Recuerdo en mi juventud la angustia leyendo las noticias de Nicaragua, la alegría por el triunfo sandinista. ¿Y hoy? La "piñata sandinista", la llaman. Como para quedarse quieto y solo contemplar. Ajtapis a los que están invitados los de arriba, únicamente. los de abajo, acullico. Saludos.
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