Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Antes se decía
“bocado de cardenal”, y en esa frase no solo estaba implícita la delicadeza del
paladar de los curas, los de púrpura en este caso, sino la holgada posición
económica que a través de la historia ha tenido la poderosa institución que los
reúne.
El tiempo se
marea, trastabilla ebrio y no sabe encontrar su camino, si lo hubo. Nada semeja
lo que fue, que en realidad es buena cosa por la dinámica del cambio, pero que
a ratos nos confunde. Para qué siquiera perder aliento en tratar de analizarlo.
Un golpe de viento descalabra cualquier estructura, pone de cabeza lo que
estaba de pie…
Asocio la idea de
revolución a la miseria o al menos a la modestia. Las levitas raídas de Mijail
Bakunin; el apenas equilibrado presupuesto de Herzen; Che muriendo en calvario;
los guerrilleros del Farabundo Martí en condiciones precarias; los fabulosos y tristes
ahorcados de Haymarket; el probo Robespierre y el furibundo Babeuf, entre
otros. Pero hoy la volqueta de la historia ha descargado una camada de zánganos
que a nombre del pueblo viven la opereta de múltiples Versalles criollos, en
Bolivia, en Argentina, en Ecuador, Nicaragua, Venezuela, Brasil. Hablo de la
izquierda, porque al menos la derecha no anda pavoneándose de pobreza y
viviendo lo opuesto. No es que ello los haga mejores, a los diestros, sino que
hace a los otros peores, a los siniestros.
De pronto surge
un nuevo y sonriente papa. Al papa Luciani, Juan Pablo I, lo desapareció el
azar, aunque muchos dicen que esa desdicha estaba prevista y calculada. Luciani
apareció a destiempo; eso tal vez le costó la vida. Ahora aflora Bergoglio,
argentino, almagrista (no del tuerto don Diego, del San Lorenzo de Almagro,
club de notables pateadores) que predica, y muestra, humildad. Duras camas en
que duerme, insignificantes vestiduras para su majestad.
Que son ciertas o
no estas expresiones de recato en el pontífice, poco interesa. Pero abofetean
la lujuria de los caudillos llamados socialistas del siglo XXI que sobreviven,
ya que el más rico, el difunto, poco disfruta hoy despedazado por Cerbero,
anónimo, sin nada del inútil oro que se dedicó a acumular mintiendo. Hablo de
aquel que cantaba rancheras, a quien suponen hoy de pajarito.
¿Qué tienen que
decir los bufones de la revolución social en cuanto a eso? Se muestran a la
vera del papa porque saben que el pueblo no ha superado, ni va a superar, la catarsis
que significan iglesia y religión para ellos. Se debe a la esperanza, a la idea
de un mundo mejor donde se agoten martirio y sufrimiento. Se agachan solícitos
y serviles ante la sobria magnificencia del prelado. Les pesan los Rolex, los
trajes de miles de dólares, las cuentas bancarias, los cárteles de la droga, el
robo, la ignominia. O no; dudo que sí, pero quedan desenmascarados cuando
frenan los bemevés y los aviones de lujo en que se mueven. Carajo ¿y ahora?,
con este predicador que nos mueve el piso, que recuerda a los millones
hambrientos su hambre, que les quita el velo del rostro con el que los cubren
haciéndoles creer que vamos para arriba cuando abajo nos dirigimos.
Si algo justifica
la supervivencia de una poderosa iglesia son astucia e inteligencia. El estrado
católico tambaleaba, había que retornar a las raíces, a Pedro el pescador, al
mártir San Pablo, al iluminado de Asís. Esa apuesta de eternidad la hicieron
desde el principio, y al fin de los días la seguirán manteniendo. Los otros, los
mal calificados revolucionarios de América Latina, saben que su jugada es
temporal, fugaz, y toman las previsiones para hurtar lo que más pueden,
mientras dure.
El papa Bergoglio
prueba una sencilla comida. Reyes, virreyes, reinas y princesas, eunucos
y favoritas “socialistas” devoran trufas con mayonesa. Bocado de
revolucionario, ya no de cardenal.
29/07/13
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Publicado en El
Día (Santa Cruz de la Sierra), 30/07/2013
Imagen: The Brain as food/Jan Fabre, 2008
Coincido con la cabal delación d los falsos piadosos socialistas d muy falsa fe, pero yo prefiero ser malicioso y desconfiado con el pibe q reparte besitos y bendiciones: dudo mucho q la humildad y austeridad d Panchito sea sincera. ¿Para q nos sirven las dulces palabras del amoroso ensotanado? ¿Para q nos sirven sus santas lágrimas, sus viajes, y sus abrazos o sus besos? Para un simple nada, pura farsa. Es justamente la milenaria astucia maléfica d la iglesia q seguramente concibió un astuto y distractivo (contra los indisimulables casos d mariconadas, matufias bancarias, pedofilia, etc) guión con una vedette "diferente" a las demás. La chusma adora los culebrones d amores y besitos..Solo la súbita, brutal y misteriosa desaparición del misericordioso, denunciante y afectuoso Panchito, disiparía las dudas, pero bueno, dejemos a dios disponer sabia o morbosamente d sus ovejitas.
ReplyDeleteSiempre tan lúcidos y pedagógicos tus valiosos textos, estimado amigo. Abrazos Claudio.
Comparto el escepticismo del amigo Achille. Aunque el jesuita Bergoglio da la impresión de ser autentico y tener las mejores intenciones, al final, poco podrá hacer por reformar la curia romana, una organización mafiosa como pocas. Tal vez por eso eligieron al cardenal argentino, para dar aparentes señales de reformismo y vuelta a los orígenes. Qué mejor que un jesuita y además latinoamericano para recuperar devotos en la América pobre que está siendo devorada por las iglesias evangélicas. Muy aleccionador el alegato contra los socialistas de fachada, izquierdosos mas bien, que no tienen empacho en lucir sus aviones a todo lujo, mientras hablan de “servir al pueblo”. La foto donde se ven con sus caritas humildes frente al Papa los retrata cabalmente. Un saludo. Por cierto, escatológicamente delicioso el anterior post(Viaje a Arica), me hizo recuerdo a un articulo ácido de Fontanarrosa que titulaba “puto el que lea esto”, jeje. Saludos.
ReplyDeleteComparto las opiniones de mis dos escépticos amigos. Y, quizá no lo expliqué bien, la farsa de la iglesia tiene un montaje con mucho más poderoso que el de estos rateritos. Un montaje que opaca el suyo, que lo desenmascara mientras se enmascara a sí mismo. Juegos de poder, eternos en la institución eclesial, circunstanciales entre los que de opinadores pasaron a amos.
ReplyDeleteRespecto a lo escatológico del viaje, ja, ja, José, dudé por un momento que lo publicaran, e incluso que me aplicaran la ley contra el racismo por decir que los aymaras cagan, o donde cagan. Abrazos a ambos.
dubito che il Papa sia così francescano...le cose nella chiesa sono più volgari, question d'argent...di tribunali civili e penali, poteri non condivisibili.
ReplyDeletenon credo affatto a questo listo gesuita (!!), quando comincerà a pagare le tasse italiane ( il vaticano si rifiuta) ne parleremo.
per adesso la sua ipocrisia mi innervosisce.
ciao e come sempre bravo, i tuoi articoli sono piacevoli sorprese.
fiore