Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Muy lejos, en la infancia, están los primeros discos, como veinte años atrás, en una siesta muy larga. Más adelante, hay noches de mujer combinadas con su música, la de Chopin. Susurros sensuales ya idos, pero el piano sigue intacto. Y ya en 1990, a fines de mayo, la luz se ha cortado y es sombra. Escribo textos escasos. Alrededor hay scherzos y mazurkas.
Olvidaba París. Tardes llovidas y Père Lachaise. La tumba del polaco y los senos blancos de Agniezska. Versalles, la música de Chopin y aquellos pezones de Varsovia que nadaban en mis bocas...
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Publicado en VIRGINIANOS (Los Amigos del Libro, Cochabamba, 1991)
Imagen: Ernst Ludwig Kirchner/Hannah bailando, 1910
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