Los mártires son
fáciles de conseguir y difíciles de deglutir cuando envejecen y se ponen
rancios. Triste labor que en primera instancia es loada como piedra fundamental
de lo que fuere, luego olvidada y al fin denigrada. Cuando uno piensa en los
desaparecidos argentinos, por miles, y luego observa la rapiña de quienes se
elevaron en su nombre, no puede no preguntarse si valió la pena. A eso, mejor
envejecer…
Pero es parte del
espíritu humano, de su lírica y de una estética trágica, además de
justificaciones de tipo ético, el marchar al matadero incluso con alegría. No
hay otro animal con semejantes características suicidas, creo; no soy biólogo.
El caso del
doctor Illanes, viceministro del “proceso de cambio”, fotografiado haciendo el
ridículo gesto del puño izquierdo en alto y la palma derecha en el pecho
(mezcla del republicanismo español con la espiritualidad imperial yanqui) es
distinto. Dudo que jamás creyera que le iba suceder lo que pasó. Confió en el
aura mesiánica del líder supremo, dícese Evo, y fue a meterse en una guarida de
hienas cobardes, como suele ser el boliviano gregario y alcoholizado. No
contaba en que iba de conejillo de Indias, y que el supremo ni siquiera
cavilaba para traicionarlo. Tremenda denuncia porque implicaría premeditación
por parte del gobierno para asesinar. Tal vez, nunca lo sabremos, el plan se
desarrolló de acuerdo a las circunstancias. El video del pobre hombre pidiendo
socorro en medio de la feroz algarabía de los borrachos lo sugiere. Está allí
rogando por ayuda que no recibió ni parece que fue pensada. Se había ofrendado
él mismo en aras de la eternidad… no la suya, la del otro, el inconmensurable.
El casi
monstruoso ministro de gobierno, imaginado por la pervertida maledicencia
opositora como un Gollum andino por su fealdad y su bajeza, y a quien estaba
dirigida la llamada telefónica de Illanes, ya inventa retruécanos y tropos (Un albañil cae de un techo, muere y ya no
almuerza ¿Innovar, luego, el tropo, la
metáfora?, escribía César Vallejo). El curaca a pesar de que sufre de
logorrea crónica no ha hablado demasiado. Deja, porque hasta en su Olimpo se ha
dado cuenta que metieron la pata, a subalternos descargar el cieno y recibir el
fuego. Sacrificar llamas en el altar pachamámico, u hombres, no significa mucho
para él, no por íntima convicción de la llegada del Pachacuti sino con la
certeza de que ha sabido calar hondo en la mentalidad de una nación de ilotas,
de ávidos comerciantes, de asociaciones viles y cobardes escondidas bajo el
emblema de “movimientos sociales” y hacer lo que le dé la gana en su único
beneficio.
¿A quién culpar,
a la historia? ¿A la larga concatenación de abuso y esclavitud? Evo Morales
representa lo peor del pueblo boliviano, por tanto lo más querido. Amamos la
tristeza y el doblez que nos caracteriza, nos creemos pendejos pero somos
velocísimos en agachar la cerviz y golpear de atrás. Encima nos justificamos.
El “proceso” no es la compleja maraña político-étnica-racial que imaginan los
gringos. Es la coronación de la viveza (criolla) en un estrado hasta ahora rico
y poderoso. Travesuras de niño perverso, acomplejado.
A lo que voy es a
que ya carneado Illanes en el mercado plurinacional, en la juntucha de
matarifes y ningún revolucionario que este pomposo nombre cobija, debieran los
palaciegos preguntarse si pueden confiar en su líder, si no llegará el caso en
que -otra vez- para beneficio único los entregue a la furia popular con ánimo
de ganar dólares, adeptos, o tiempo.
Lo bueno es que
está acorralado, que tiene muchas horas aún por nuestra condición ya descrita,
pero que el mito de su supervivencia extrema terminó.
05/09/16
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 06/09/2016
Imagen: Rito de la Wilancha (Foto Ramiro Zalles, 2010)
Imagen: Rito de la Wilancha (Foto Ramiro Zalles, 2010)
El único cambio que viene dándose en este mal llamado "proceso", tal como testimonia el funesto ejemplo del señor Illanes, es el recambio de piezas: muere o cae en desgracia alguno y al poco rato es reemplazado por otro, tal cual vulgares piezas de la infernal maquinaria que ha montado el règimen para sustentar el negocio. Gobierno de fusibles y piezas sacrificadas tenemos. Pobres infelices que siguen creyendo en la infabilidad del amo cocalero, sin que a este le mueva un músculo de la cara por su suerte. Bastaba un telefonazo del caudillo a los dirigentes cooperativistas para salvar a su viceministro pero no le importó. Suena risible la excusa de su escudero Romero de que hacían falta cinco mil policias para montar un operativo de rescate. Cualquier cortesano debería ponerse a temblar, incluyendo sus cercanos ministros. Las ratas no saben de lealtada.
ReplyDeleteLealtades,quise decir.
DeleteYo también me equivoqué: en lugar de leer "replies" leí "reptiles". Sintomático ¿no?
DeleteLos culpables ya han sido descubiertos: "Página Siete", los discapacitados, las mujeres creando conciencia, el grupo no a la tala de árboles, los niños vendidos en la frontera...etc
ReplyDeletePor supuesto, una grande y funesta conspiración pagada por Wall Street.
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