Tuesday, March 14, 2017

Vicepresidentes poetas y microondas espías/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Fantasy Land, la tierra de la fantasía, ese es el mundo donde viven los populistas, quienes inspiran alucinaciones en los que los siguen y que son muy prácticos a tiempo de hacer dinero... y esconderlo.

Lo de los microondas espías viene de una entrevista esta mañana a Kellyanne Conway, asesora senior de míster Trump. Como resultado de todo el revuelo que causó la imbecilidad del presidente acusando a su antecesor de espionaje, denigrándolo con adjetivos, se instaló una comisión investigativa que hoy lunes debe reportar lo ya sabido: que no existió tal cosa. Resulta ahora que Trump tendría que disculparse pero no lo hará, su notoria relación con Wikileaks y los rusos hizo aparecer un reportaje en el sitio este donde se anunciaba que habían sido hackeadas un gran número de páginas de la CIA relacionadas con pesquisas. Era obvio que algo así tendría que suceder, dado que la afirmación de Trump acerca de Obama era falsa. Entonces se presenta Wikileaks y dice que la CIA suele utilizar cualquier aparato cercano a las personas para espiarlas. Con ello se aseguró una plataforma que le impedirá la disculpa; siempre podrá decir que “cree” que lo fisgoneaban incluso desde sus toallas íntimas. Hecho. Borrón y cuenta nueva y a por la próxima mentira.

Pues la señora Conway dijo que hoy hasta los microondas se convierten en cámaras, afirmación que amplía la sospecha, suya, de Trump y del resto del mundo, hasta niveles inimaginables, casi hasta donde sería imposible investigar. Pronto incluso el perro de casa, dormido o pidiendo tímidamente comida, será un peligroso agente provocador. La Ojrana, refiriéndome a la Rusia zarista, con exponencial infinito. A Conway, áspid ducho en mendacidades, ni se le movió la cara ante el embate periodístico.

Los populistas suelen nutrirse primero del miedo y luego de la estupidez.

Yendo hacia un lado más gentil del populismo, al sur esta vez, me envían un abominable escrito del vicepresidente de Bolivia acerca de la Belleza, con mayúscula. Tira como se tiran los dados del cacho, al azar, el nombre de Kant. Creo que no de otros porque quizá temió extralimitarse si ponía al quisquilloso alemán junto al ríspido Verlaine. Podía haber tratado con Bécquer para pisar terreno más firme, pero ni así hubiese tenido la aprobación literaria de un muchacho de doce años. Comprendo que quiera ser amable con la mujer que carga su hijo, y que él la ve con ojos con que otros no la verían; es su derecho. Pero el estar en una alta posición de gobierno no da carta blanca a la vanidad, porque no otra cosa es el mamarracho aquel, no un verso de amor sino la expresión “magistral” de quien se siente por encima de los otros, de los mortales que lo idolatran (otros no) a los que no tocó el genio. Trató de matar dos pájaros de un tiro: su mujer y refregar en el rostro del pueblo que reclama como suyo la corona de laurel impuesta por sí sobre sí en nuestro Olimpo de sequía y mugre.

El maestro Isaak Bábel reclamaba por el derecho a escribir mal. Esto es otra cosa, un insulto al buen gusto, un desaire a la probidad, disminuir al ya disminuido ciudadano obligándolo a digerir sandeces. Claro que lee quien quiera leer; incluso así, de todos modos.

¿Cómo salimos de la fantasía, del universo que hace creer a los gobernantes que por vestir cualquier inmunda medalla disponen del tiempo y el beneplácito de los otros? ¿Cómo escapar de los microondas con ojos (ya tiré el mío al basurero y ahora no sé cómo calentar esta tortilla) y de las cervezas que al beberlas me leen labios y pensamiento? Carajo, este mundo no es el que era y el único que puede protegerme es el líder; mejor me acojo a él.

Así estamos, con patrones que nos castigan con maquinarias de cocina o con versos similares, con perdón de cocineros, gastrónomos, sibaritas y borrachos.
13/03/17

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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 14/03/2017

Dibujo: Kant-inflas por José María Carro López



1 comment:

  1. Conozco a una señora que va todo el día con un cordón al cuello. En él va colgada la llave del único armario de casa, donde se esconden los secretos, la intimidad, las reliquias de familia. Hace unos días, las chicas de una ONG fueron a ayudarla a hacer las labores de la casa (compra, limpieza...)y encontraron el cordón bajo la cama. Se había caído, durante la noche, de su noble cuello. Ella entró en shock, creyó que alguien había intentado robarle el traje de novia, el de la comunión de su niña, la medalla honorífica que regalaron a su difunto,el día de la jubilación. No faltaba nada y una de ellas, de las pacientes muchachas la hizo subir un peldaño y desde allí le volvió a poner el cordón al cuello. La medalla de oro que la devolvió a la tierra de los justos.

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