Hará unos dos
meses, yo que trabajo de noche, tengo la sensación de peligro alrededor. Aclaremos:
siempre supe, y vi, que el norteamericano medio es fisgón y denunciante. Se los
educa dentro del estado policial con ribetes democráticos. Por tanto viven
atentos, “ojo al charque”, para prestar servicio al Estado y cantar lo más que
puedan en su mejor tono. Ahí ya un punto
en contra para cualquier desfase de lo socialmente esperado. O soltarse, como
bien narraba Octavio Paz, en una forma de rebelión brutal ante lo establecido.
Pero ese acto individual, solitario, con o sin bagaje ideológico, tiende a
perderse y dejar paso al desencadenamiento general de la violencia de acuerdo a
las nuevas normas (ya escondidas antes pero hoy abiertas) en la Era Trump, el
paraíso de las armas en manos de civiles, la inimaginable locura de que los
maestros de escuela primaria o los ayudantes de guardería puedan cargar
revólveres en la cintura, retornando a su mítico Oeste, a la no bien
comprendida dinámica que confunde épica con asesinato, valor con abuso.
Si hay dos
palabras que definen a los Estados Unidos estas son sospecha y miedo. Solo el
pánico puede inducir a la gente a pertrecharse para la guerra del fin del
mundo, con un frente vaporoso que comienza justo afuera de la propiedad
personal y se extiende hasta las montañas afganas o Somalia. Lo peor es que hay
un discurso justificante que aprenden como el Credo y las disculpas del caso
luego de haber eliminado a alguien que sospecharon quería dañarlos. Las leyes
de defensa personal permiten atrocidades cuando el victimario asegura haberse
sentido en riesgo. Y en riesgo se sienten las 24 horas del día, los siete días y
los doce meses. Receta para desastre.
Vivo en USA desde
1989 y nunca vi lo de ahora. En su momento escribí acerca de la sociedad
amable, colaboradora. Un mal insecto parece haberlos infectado y las
apariencias de entonces fueron parte de lo que el viento se llevó. Han
resurgido, iguales a máscaras de Ensor, los rostros hinchados de los
linchadores de negros, de los que quemaban mexicanos en pueblos de frontera; de
los que arrebataban tierras y violentaban indígenas. Se despliegan banderas. La
yanqui, que representaba al norte, casi casi ya se convirtió en la de la
Secesión. Guarda el mismo espíritu.
La patria anda
suelta y armada. El Otro ve reducirse el espacio donde suele respirar. Al
gringo solícito que se desvivía por indicarte la mejor manera de llegar a un
punto equis cuando se lo preguntabas, lo ha suplantado un embanderado
aterrorizado y con el dedo en el gatillo. En mi oficina el jefe anda con un
revólver en el costado y una pistola apuntándole a los huevos. La constitución
los protege ¿pero quién protege a aquel que siente que sus derechos son
vulnerados ante una silente intimidación como esa? Los “padres de la patria” lo
permitieron en un espacio y un tiempo distintos, pero ¿quién le explica a un
“cuello rojo”, trumpista por afición e imbécil por nacimiento, que las
circunstancias históricas eran otras? Qué atropello a la razón, decía
Discépolo, y no había visto el espanto del futuro en una nación que se preciaba
de justa y tolerante.
Soy moreno, llevo
barba, dos situaciones de peligro per se. Andan los cazadores al acecho,
dispuestos a cobrar presa, que la guerra que inició Bush se ha desbocado y
corren los jinetes del apóstol Juan sin ton ni son. Hay un guía “espiritual”,
el tonto Trump, pero la desbandada ha de excederlo. Pasa de ser una calculada
jugada al estilo nazi para convertirse en caos que en su momento no se podrá
controlar. Hay otra Norteamérica que lo sabe y que trata por cualquier medio
legal de ponerle coto. Creo que ya es tarde y que el mal alumbró una época de sangrientos
oscuros tintes.
10/07/17
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 11/07/2017
Yo creo q sospecha y miedo ya en todo el mundo. Violaciones, asesinatos con saňa y bestialidad ya hasta en suiza, suecia y dinamarca q eran antes considerados como el paraiso terrenal.. Trump es un idiota, d acuerdo; pero no creo sea la causa directa d ese reagudizado far west. Finalmente, debiera ser tb para todos en todo el mundo, una llana expresiòn d libertad el portar un arma decente, pues vista la inexorable degradación social (esa sempiterna podredumbre inherente a la naturaleza humana en todo imperio y civilizacion) q atestiguamos, entre tener y no tener, es mjor siempre la segunda opción pa lidiar con maleantes q ni por asomo violan y matan o asaltan bajo códigos d honor ni cortesía. Todo se pudre inevitablemente. Es el ciclo d la vida. Abrazos, estimado Claudio.
ReplyDeleteError d franca hipoglucemia: entre tener y no tener, es mjor la primera, quise decir. Mis saludos cordiales, mi amigo. Ahora mjor busco algo d comer..
ReplyDeleteControvertido el asunto, Achille, cierto. Recuerdo haber escrito cuando sucedió aquella matanza en París, en un teatro o algo, que si la gente hubiera estado armada no habría sucedido tal cosa, o no en la magnitud que fue. Sin embargo, prefiero que no sea tan indiscriminada la portación de armas. Pienso en mí, violento como soy, que si estuviera armado estaría hace mucho purgando una larga condena o frito en la silla. Que ganas de matar no faltan, a qué mentir, y mejor evitarlo. Abrazos.
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