Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Hoy comenzó el Abierto de Francia, el mítico torneo de Roland Garros, tenis sobre piso de arcilla, ideal para jugadores de origen latino. Dicen los que saben, que la cancha es más pesada en comparación a las rápidas canchas norteamericanas o al tenis sobre césped al estilo Wimbledon. Eso no implica, menos impide, que sea Francia una de las cuatro competencias mayores del mundo en este deporte; las otras son Australia, Gran Bretaña y los Estados Unidos.
Como todo en este mundo globalizado, pero no gracias a la globalización, el tenis se ha expandido tanto en geografía como en clase social. Deportes elitistas como este, y el golf, ven ahora entre sus mayores exponentes a descendientes de esclavos negros, cosa que en el fondo no debe gustar a los poderosos que, para ser "políticamente correctos", se obligan a callar al respecto. Incluso Pelé y el maravilloso grupo de jugadores de color que conformaron aquel Brasil tricampeón (hasta 1970) sintieron los efectos de un sordo racismo que no veía con buena cara que un juego "blanco" los coronara como sus mejores.
Patente fue en la copa mundial de 1966 el desprecio inglés hacia los sudamericanos, así fuesen blancos en este caso, cuando el técnico británico calificó de animals a los jugadores argentinos que protestaban porque el árbitro alemán les robaba el partido en favor de los dueños de casa.
Los tiempos han cambiado... aparentemente. Hoy leo un detalle de lo que puede ocurrir en Roland Garros este año; un artículo bastante extenso que debiese incluir un amplio panorama del acontecimiento y sus protagonistas. Sin embargo se limita a hablar de los consabidos jugadores norteamericanos, belgas, australianos, con una breve alusión a los españoles. Parece absurdo obviar a los talentosos tenistas argentinas que en los últimos años enriquecen no solo el Abierto francés sino también los demás. Importante hablar de ellos siendo que cuatro representantes de Argentina están entre los diez mejores del mundo, sin otro país que pueda parangonarse con semejante derroche: Gastón Gaudio es el 5; Guillermo Coria, 8; Guillermo Cañas, 9; David Nalbandian el 10. Un hecho que ha sido constante por años.
Mas no es extraño cuando los comentaristas profesionales de deporte en la televisión norteamericana olvidan la siquiera existencia de aquel maestro de tenistas que fue Guillermo Vilas, de cuya escuela crecieron los grandes de hoy. Algunas cosas cambiaron, otras no.
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Publicado en OPINIÓN (Cochabamba), 24/05/2005
Fotografía: Guillermo Vilas con la copa de Forest Hills
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