Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Febrero, 25, 1990.
Cuando abrí las cortinas, un pájaro estaba en la enredadera, afuera. Quería protegerse del viento. Al moverme lo espanté. Ante mí, la ventana y las calles de domingo vacío. Miré la habitación, las postales y los discos nuevos, y supe que en Bolivia había el Carnaval ya comenzado. miro los años pasados, los febreros, las fotografías de Francine, Omar y Raúl. Camino otra vez Cochabamba y aun en el dolor del abandono, de las amantes asesinadas y del populacho, había sol y cerveza. Pero aquí, acabando de firmar las cuentas, preparando lo brazos de lunes, olvidado por mi chica que pasea a su madre, no tengo nada. Y cheques y semanas se van yendo, decolorándose mis ojos. No siento ganas de leer. Quiero dormir, abrazarme a mis piernas, poner la almohada muy cerca, cerrar todo (tapones en los oídos). Puede que así escuche sonar las bandas y vea alborotados los cabellos de mi amada y los amigos al amanecer.
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Publicado en VIRGINIANOS (LOS AMIGOS DEL LIBRO, Cochabamba, 1991)
Imagen: Carnaval de Bolivia (Cambio.bo)
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