PAZ MARTÍNEZ
Había quedado
contigo en decirte algo del libro o silencio. Ha pasado un mes y has obtenido
silencio, pudiera parecer que no me ha gustado. Bien, pues es todo lo
contrario. Muchas veces, las cosas no son lo que parecen, están sujetas a
millones de eventualidades, matices e imposibilidades. Igual crees, leyendo
esto, que me estoy excusando. No o sí o yo qué sé. Comencé a leerte el día que
llegó, me comí hasta la página 50 sin dejar de poder poner los ojos en otra
cosa. El teléfono me paró. A partir de ahí, se encadenaron hechos, ridículos
ahora, cuando la distancia y la resolución son una realidad, pero no dejé de
leerte. Tan sólo ralenticé. Creí que merecías un recomienzo, la historia, la
manera de escribir, el placer de leerte lo merecía y lo hice. Tres veces
comencé y tres veces me paré. Las pastas están arrugadas, torcidas, les falta
algún trozo ya que viene conmigo a todas partes. Te leo cuando mea el perro,
cuando el guiso espera, cuando la cajera del súper se distrae con algún vecino
coñazo. Es la primera vez que me ocurre. No me importa recomenzar, recrearme
en: Se acomodó en el vano de la puerta. Ya me lo sé de memoria. Hoy voy por la
página 166, comenzando el obelisco rojo y sé que terminará, que no llegará a
meterse el sol cuando lo haga y me jode la vida porque no quiero, no quiero que
se termine. Rapás, que diría mi abuela, si tienes esta mano con las letras y no
tienes un nobel, es la constatación de que la factoría es gilipollas. Y tú me
decías que era hora de escribir un libro. Já. Y una mierda. Si no se parece a
esta tuya, ni de broma. Besos
Mira, con mis
textos haz lo que te venga en gana. Con lo que te digo, con lo que te escribo,
con lo que quieras. Cualquier cosa que decidas me parecerá bien. Es que me
quedo corta con lo que quiero decirte, Claudio. Eres el amo de las letras, el
inventor, el escritor de lo que es el mundo, la vida, la mierda Adoraré para
siempre la mierda, tu mierda
Si algún día
aburres, es que es hora de morirse porque ya nada merece la pena
No sólo
enganchas. Emocionas, aceleras, transportas, llevas y traes nuestras cabezas a
tus olores, a Glauca y Palmira (adoro a estas dos)
Vivo en
Cochabamba
Pero yo soy muy
anárquica
escribo durante
una semana seguida y luego me aburro, me lio con un armario, con el aire de las
ruedas del coche, con un puzzle de 20.000 piezas
Igual con relatos
cortos podría hacer algo, pero no sé. Tal vez, igual. Yo quiero leerte a ti
¿Has visto la
música de mi muro, últimamente? Eres tú
Es tu libro
_____
Carta del
17/03/2018
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