Tuesday, May 22, 2018

El poco original presidente de Bolivia/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Ya casi lista la Casa del Pueblo del presidente boliviano Evo Morales. Mínima en comparación con la misma de Nicolae Ceausescu, tremendo edificio solo superado por el Pentágono gringo en tamaño. El estilo, clasicismo de sus mármoles, columnata interna, decorado, apuntaban, y supongo siguen ahí, a una grandiosa expresión de poder y ego. Poco le sirvió al déspota rumano. Una simple bala demuele construcciones por soberbias que sean.

Morales aspira a poco, a un mamotreto kitsch como sucede en las sociedades subdesarrolladas que intentan emular a las ricas y poderosas. Por supuesto que a la bazofia arquitectónica, como sucede con cada detalle del régimen, se le adosa un discurso “intelectual” tan surreal y esquizofrénico como las obras concretas. Aparte de perenne perdulario, así vista de raso, Morales está fuera de un contexto que crearía obras maestras en cualquier área. No pasa de ser un tiranuelo africano/asiático de pequeña visión, o, según diría Churchill de Franco: “un pequeño tirano de miras estrechas”.

“Presidente calcomanía” debieran llamarlo, porque su paso puede ser trazado en los dados por otros, desde Papá Doc hasta Bokassa, sin atisbo de originalidad, tino, y menos inteligencia. Que es vivo, vivo es, atesora la maña del comerciante y la avaricia del usurero. No da para más, ni él ni su deficiente pensador García Linera cuyo intelecto ayuda tal vez para un buen lavado de platos pero no para hacer historia. Debatir quiere, este último, pero cómo debatir con un amoratado mental lleno de clichés y anotaciones al azar de lecturas múltiples de fácil digestión.

La connotada Casa del Pueblo, igual que la del fusilado en Rumania, destruyó patrimonio histórico. Piensan los déspotas en su afición por lo eterno que aportan con otro ladrillo a la historia universal. Heladeros ambulantes, no suelen pasar de mezclar con cierta eficiencia la crema con la frutilla para vender paletas en el mercado. De allí a perdurar, a instaurar su nombre entre los grandes, hay un abismo. Ni toda la plata de la hoja blanca, de la que depende Bolivia, podría comprarles espacio. Miren sino a Chávez, grandilocuente macaco que sin embargo aglutinó un público alrededor de algo que semejaba un sueño y que no era otra cosa que detalle de una mala imitación cubista. Poco duró el comandante. Luego de lloriqueos y besos al crucificado pasó por una remojada en cera y quién sabe en qué quedó. Ya ni se habla. Al calvo Lenin el comején le comió las piernas. A Chávez primero le comerían (o le comieron) la cabezota llena de aire.

Evo Morales, amante de toda chola, chota, dama y otros menesteres jura que marca hitos. Estos tipos, él incluido con la horda de rapaces, saltan de la papalisa a la Coca-Cola, al reloj volcado y niñerías propias de traviesos delincuentes que carecen de la agudeza de los pilluelos de Dickens o del tono filosofal de Gavroche. Son miembros de la mara, una sureña, andina, no tatuada pero agresiva y bruta. Grupo de choque con cerebro de manopla. Desvirgadores forzosos de la “patria”, alcoholetas toscos y pajpakus de alquiler.

Palacios… constrúyanlos. Tienen el poder de levantarlos y destruir lo anterior. Para nada engrandece el acto a individuos carentes de respeto, malabaristas del vicio, maromeros del mamarracho y el esperpento.

El pueblo tiene ahora su casa, dicen. Supongo que en la parte de abajo le pondrán boutiques con nombres en inglés mal redactados, propiedad de los sátrapas y sus procaces parejas, porque de nacionalismo o retorno al ancestro cultural guardan poco, así rebuznen con ostentación. Hecho está y supongo que aceptado. Esperemos la próxima movida del presidente calcomanía, con qué nos viene extraído de los anales tiranos y presentado como suyo.

Manga de machos afeminados en el país del absurdo.
21/05/18

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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 22/05/2018

Imagen: Quentin Metsys/La fea duquesa, c. 1513

2 comments:

  1. El palacio rumano guarda por lo menos cierta estética al contrario del mamotreto masista que es una horrible afrenta al conjunto arquitectónico del centro paceño. Afecto a los lujos como todos los tiranuelos, me imagino que el sultán andino gozará de alfombras persas y Spas refinados para mimar su fofa figura. Aunque para seducir a los turistas adornarán las entradas y pasillos con motivos andinos, a semejanza de sus trajes estilo Mao. Cómo diría el Papirri, tendremos un "ch'enqo total".

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    1. No otra cosa, José, que ni siquiera en la estética el masismo tiene visión alguna. Rebotan entre las ideas peregrinas de cada esperpento oficial. Saludos.

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