Claudio Ferrufino-Coqueugniot
¿Chagall? ¿Pascin? El circo de Seurat. Lautrec. Soñé, y era de día, pero el clonazepam me aturdió. Sobre la cubrecama apareció una mula, de amplia quijada de jumento, y la montaba un enano filipino que encendía velas a un colorido buda de yeso. Semidesnudo, el buda, como luchador de sumo. La mula gritó, levantó las patas e hizo saltar las teclas del ordenador. El jockey, impasible, mesaba con serenidad la chiva de cuatro pelos que había cultivado a lo largo de los años. Agité la cabeza, aturdí la melena con golpecitos en la frente. Sin embargo la visión no desapareció. Detrás cantaba un coro caribeño, en inglés pero sin pronunciar las eres. Borinquen, me dije. O Quisqueya. El negro Matthew pasó a mi lado y escuchaba misa tras misa o a veces una banda de calypso senegalés.
La imagen se hizo difusa. Esa mula sonríe demasiado, le afirmé al silencio. Este me respondió: demasiado. Mientras tanto el enano la aporreaba y el animal entraba en éxtasis. Orgasmo de mula, añadí, al ver las cuatro patas caracoleando en el vacío. A un lado, el filipino, desnucado, no se movía. Cayó con el primer espasmo y recibió la coz justo en la frente. Se despeinó; el pelo le llegaba al tobillo. Su nariz era tan ancha que cubría la mitad del rostro. Y pequeñas cabezas negras asomaban por los poros.
Desperté y mojé la nuca. Jijo chillaba la mula subida a un avión con rumbo oeste. Los pasajeros hablaban inglés. Un ataúd pequeño, como de niño, albergaba el resto del infortunado caballero. Se dice que aquella mula, con amplia quijada de jumento, no sintió orgasmo otra vez, que significa nunca más.
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Imagen: Chagall
la clozapina fa dei brutti scherzi..
ReplyDeletejajaja, ojalá el clonazepam me produjera tales espasmos oníricos...sólo caigo como tabla
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