Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Ahora que
debiera haber consenso para derrotar a Evo Morales (tarea difícil en lo normal
y lo anormal), todos buscan, como siempre, notoriedad, preeminencia,
singularidad, brillo. Ni qué decir de los intelectuales que hacen de puntales
de apoyo. Hablo de algunos emboscados en los diarios, de lentes y barbita rala,
que juegan billar a tres bandas, y podrían jugar a más. Mientras no podamos
deshacernos de lacras semejantes nunca avanzaremos como país.
Lo que se
necesita es gente nueva. Tiene que ser valiente y honesta; gente con huevos y
sin precio, que se enfrente a todos y reparta coscorrones a diestra y
siniestra. ¿Existe esa gente? ¿En Bolivia? Creo que sí, supongo que sí. Tiene
que haberla. Unos a los que no se pueda señalar por pagos y desviaciones, por
lameculismo o prostitución.
Y esos no
están entre lo que se muestra ahora, ni en los camisas azules ni en los
rejuntados enfrente. No debiera ser tan difícil, se está lidiando con un grupo
de tartufos sin programa, que lo único que tienen es el poder y el chicote. Ni
discurso (ni contar con la insulsa verborrea de García Linera), ni nada. Evo
Morales ni siquiera tiene facha de profeta. Es un pillo del comercio menor que
se subió sobre un turril para saltar la barda. Le quitas el bastón de mando y aparece
como es, un latapuku. Poco sólido para enfrentar ¿qué sucede entonces? Algo
malo, una incestuosa dependencia con la corrupción como emblema nacional y
antiguo. Cobardía. Venéreas del cerebro andino que todavía se debate en lo que
es, lo que cree ser, sin aceptar el mestizaje como patrón de medida.
¿Academias
de formación de políticos? Ni en Copenhagen, creo. El ejemplo, la aparición de
gente trabajadora, estudiosa, que pueda reclamar decencia y esfuerzo como lo
único que posee. Esos necesitamos, no pavos reales, gallitos de pelea, ni
afeminados con dotes prestidigitadoras y un ansia de ser ratero que no se veía
desde Alí Babá. Aquí, en este Gólgota boliviano, no hay un Cristo en medio,
solo ladrones, y todos malos. Que hasta al buen ladrón lo jubilaron en la
tierra del hurto.
A esperar
quizá; más bien diría a buscar. Retomando al sacrificado por las luchas
sociales, Joe Hill: no es tiempo de llanto sino de organización. No se puede
derrotar al perro con veneno de ratas. Hay que ser entre preciso y objetivo,
conocedor del enemigo, de su terreno, su alimento. Que devoran dinero y cagan dolor, sabemos, pues por ahí hay que
atacarlos, por donde les duele: el bolsillo. ¿Cómo? Pues, a hablarlo.
Lo que
vamos a ver ya lo hemos visto. Tal vez un par de siglas nuevas de poco
significado. Iconos de la tragedia nacional, representantes del bestiario
izquierdoso y el mamotreto fascista. Rincones en los que no hay que escoger, ni
en guevaristas ni banzeristas. Los camisas azules del masismo han planteado
nuevos campos de lucha, desbarataron con acciones la significancia de las
ideologías de ayer. Así como en Nicaragua el matador de Somoza es hoy peor que
Somoza, así estos mercenarios inventaron su nuevo espacio. Pues, y retornando
al Cristo que guarda su dosis revolucionaria, hay que agarrar el látigo y
golpear, echar a los mercaderes del campo de la patria, azotar sin misericordia
ni recelo.
Se tiene
que hacer el llamado a todos esos apóstoles escondidos en el entramado de la
duda, extraerlos con cariño de su escondrijo para que puedan pisar las
alimañas. ¿Que lo mío parece llamado a la violencia? Suele ser redentora…
¿Y qué del
peligro cocalero? La historia enseña que al primer disparo corretearán. Una
cosa es producir dinero de manera infame, y otro tener las agallas de defender
lo suyo, hasta lo mal habido, sin traiciones ni chaqueteos. Dirán que me
equivoco con muestras del valor chapareño o achacacheño. Mejor lo sabemos
quienes leemos historia, créanme.
08/10/18
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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 09/10/2018
Imagen: José Clemente Orozco/Cristo destruyendo la cruz
ni masismos, ni mesismos.....basta ya de mesianismos ¡!
ReplyDeleteSiendo un país tercemundista en todos los sentidos, y al no tener institucionalidad, entre otras cosas porque el masismo se ha encargado de destruir la poca que había; la política en Bolivia es repulsiva, corrupta y degradante, todo parece acondicionado para el pillaje y latrocinio; por eso gente sana no quiere involucrarse porque intuye que será tragada o contaminada por el sistema. Triste realidad de un pueblo que arrastra hasta ahora sus lacras fundacionales.Somos una aldea que se ha quedado estancada en siglos pasados.De ahí que seamos tan vulnerables a caciques ignorantes pero vivillos como Morales y a cínicos listillos como Linera. Gente nueva dices, mira lo que pasó con el alcalde Leyes, quien siendo tan joven y teniendo todas las perspectivas para hacer una buena gestión, al poco tiempo nos demostró que había sido otra rata codiciosa. No tenemos gente para salir del abismo, vivir entre sus sombras parece ser nuestro destino. Saludos.
ReplyDeleteAs{i parece, José, no soy muy optimista al respecto. Pero quizá. Mira gente como tú, cultivada, honesta. Si para hacer política no se necesita ser político. No es profesión que se estudia. Si así fuera, pues en Bolivia todos resultaron pésimos estudiantes. Saludos.
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