Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Ilusos los
patanes, dictadores, seudo intelectuales, tristes poetas, seductores con bastón
de mando en mano, que creen tener la historia hincada ante ellos, y ellos con
la bragueta bajada. Ilusos, perversos y desgraciados. La historia muerde, y
extirpará de raíz los falsos miembros crecidos al arbitrio del desmán y el
latrocinio. Luego eunucos, aunque de espíritu ya son, y algunos de razón y
acto…
¿Por qué
tanto énfasis en la sexualidad, preguntan? Porque la violencia sexual, que la
ejercen a gusto los masistas, es la mayor expresión del dominio y el abuso. El
cocalero mayor, pedófilo malentretenido, tendrá que pagar con su cuerpo los
delitos cometidos. El fin de Muammar Qadafi, otro monstruo similar a este, que
lloró cuando la escoba le quitaba lo que él y los suyos se acostumbraron a
quitar a otros a la fuerza. Que los islamistas lo hicieran, no importa. Nunca
faltan jueces y menos verdugos, aparecen y desaparecen en el albor de la
explosión. Empujan el carromato hacia la guillotina, chillan, enloquecen, se
divierten, entretienen. Da gusto especial ver caer a los eternos, sabor
especial mancillarlos, placer intenso afinarles la cuerda en la garganta. Común
cobardía del ser humano que duerme allí donde menos se espera y despierta en
segundos para cobrar las deudas que la historia señala. Cocaína escondida en
criaderos de chanchos de famosos músicos en Chimoré; aviones rusos; acento
venezolano; capos calabreses… nada detiene el paso cansino y feroz de la
historia. Ni las baladas viles de los folkloristas, ni los nativos de la
Gomorra italiana que han comprado la nación.
¿Qué
pasará, qué pasará?, preguntan. Lo que está predispuesto. El triunfo del
crimen, la farra, la culeadera cocalera, el infierno, los linchadores con
pequeños penes erectos y sangrantes, la Bolivia del siglo XXI, o XXII será porque
parece que Midas piensa que va a vivir 200. Hasta que el tiempo y sus secuaces de
ocasión decidan que es hora de acuartelarlos y prenderles fuego. No exageres,
oigo decir. Tucholsky anunciaba lo que traían los nazis y no le creyeron.
“Nadie es capaz de cosas así”, decían hasta los judíos. De esas y peores. Y no
cambiará. Incluso cuando el cocalero sea devorado por los chanchos del narco en
Chimoré, otros lo suplantarán y harán lo mismo. Entonces de qué vale cambiar
las cosas. Lo que nos separa de las bestias es la esperanza. Libia está en el
despeñadero, también Iraq, pero no es mejor la calma y brutal paz saudí. Saddam
Hussein tenía que ser colgado; Qadafi, violado. Su destino estaba marcado. Que
algunos lo eluden, cierto, pero al menos el poder ilimitado, el imperio de mil
años, es una cosa que no conseguirán ni Evo Morales ni los Lineritas que le
lamen las andinas moradas nalgas con asco e interés.
Hay
venezolanos por todo lado. Se fueron, lo entiendo. Quizá es difícil, pero
habría que intentarlo, enfrentar al tirano. Si un soldado o un agente brutaliza
a la población, esta tiene derecho de atraparlo en la noche y ejecutarlo. Si se
lo hace discreta y eficientemente, el terror llegará también al antro criminal.
Uno por uno, uno tras otro, en una matemática fría y certera. De abajo a
arriba, sin drama, sin lírica, a la manera irlandesa de Michael Collins. Para
eso hay que estar dispuesto a morir, pero sobre todo a matar. El viejo Talión.
07/07/19
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Publicado
en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 09/07/2019
El terror..Sí. Rotundo sí. Por ahí pasa la cura. Nodo gordiano, único e inexorable para desatar la purga de esta plaga de choros, narcos, pirujas, alcahuetas y maricas -literales y figurados- q se relamen eternos..
ReplyDeleteDemasiado ha durado ya esta otra, mas como nunca asquerosa infamia. Estacas piden, estacas merecen, estacas tendrán.
Placer d reencontrarte en tus textos querido amigo.
Pues lo veremos, Achille, esta eternidad no es tan sólida como la creen. Abrazos.
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