Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Que Bánzer
entregase guerrilleros argentinos al gobierno de Videla, con encargo especial
para el matadero de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), tenía su
lógica. Ambos dictadores, sumados a Stroessner, Pinochet, conformaban un frente
amplio que se cubría las espaldas y trabajaba en conjunto. Pero que Stalin
entregase a comunistas alemanes a las hordas nazis carecía de ella.
Margarete Buber-Neumann fue una militante comunista, casada en principio con el hijo de Martín Buber, el gran pensador judío. Separada de su marido convivió con Heinz Neumann, importante miembro del partido coumunista alemán y del Komintern. Neumann tenía labor e historia de excepción como combatiente revolucionario, tanto en Alemania como en el extranjero. Goebbels pidió a Suiza su extradición para -posiblemente- ejecutarlo. Junto a V. Lominadze participó de la llamada Comuna de Cantón, China, 1927, efímero estallido social de desastrosas consecuencias. Colaboró con Ernst Thälmann mas lo venció su espíritu crítico de lo que se venía haciendo en Rusia. Osip Pyatniski, responsable del aparato clandestino bolchevique desde 1903, sugirió enviar a Heinz Neumann al Brasil, a asesosar el movimiento que preparaba Luiz Carlos Prestes, el cual contaba, según Jorge Amado, con muchísimos colaboradores de origen alemán. El viaje jamás se realizó. Pyatniski, cosa común entonces en Rusia, fue fusilado por sus camaradas de ideario en 1937, acusado de conspiración; lo mismo sucedió con Piatakov, Bujarin, Zinoviev, Rakovski y tantos otros silenciados luego de las más espantosas parodias de justicia que un estado puede montar. Todo para que Stalin se sintiera tranquilo, seguro de ser el único, el irremplazable.
Tanto habría sido el deseo de que algo nuevo se estuviere formando, que toda la muerte precedente no fuera en vano, que los comunistas del mundo veían a la Unión Soviética como el Edén al que todos deseaban asistir, a pesar de que entonces ya se sabía que el ser "llamado a Moscú" implicaba una condena a muerte. Cualquier error mínimo, o la sospecha de un error más las innúmeras delaciones entre "revolucionarios", barrieron con el recuerdo de la Revolución de Octubre, con el internacionalismo proletario. La capacidad militar de la URSS fue destruida por los celos de Stalin en las purgas de la mejor oficialidad que podría haber confrontado la invasión germana con mayor éxito. Stalin asesinó a todos los que pudo, incluyendo a Béla Kun y a Heinz Neumann; además, y parafraseando a medias a Solzhenitsin, barrió con la literatura rusa, dejando un yermo irrecuperable (Bábel, Meyerhold, Mandelstam, Pilniak, hasta el mismo Maxim Gorki que se sospecha fue eliminado por orden del líder).
Luego de su detención en el Hotel Lux, en Moscú, donde se alojaban los miembros del Komintern, Margarete no supo más de Heinz Neumann. A ella le tocó un calvario de celdas y privaciones sin nombre, por la sospecha de "traición" o "terrorismo". Desde la Lubianka y la Butirka, prisiones de infeliz memoria, hasta el campo de concentración de Karaganda en la estepa kazaja. Allí la política se olvida; es el imperio del hambre, la lucha por las migajas, por un espacio de sueño, por algo de agua, unos granitos de azúcar. A cambio de nada, el gobierno soviético hacía trabajar a sus prisioneros, políticos y comunes, de sol a sol, como lo hiciera con los rendidos alemanes durante la guerra, los de Stalingrado y los demás. Levantar una economía a la fuerza, sobre las espaldas de centenares de miles de esclavos, sin alimentación ni esperanza en el paraíso de los trabajadores.
Junto a Margarete, infinitas mujeres de diverso origen, con especial mención de las alemanas, entre ellas la actriz Carola Neher, actriz de fama que trabajara con Bertolt Brecht. Artistas, músicas, novias, hijas o esposas de comunistas alemanes sobre los que había caído la sospecha del régimen.
En Burma, Siberia, en condiciones infrahumanas, bajo el frío, el trabajo y la inanición, Margarete, sin saber nada de Heinz, sin voz ni voto, con la desconfianza de las presas políticas rusas que la miran como a traidora, sin darse cuenta que corren con su misma suerte. Premio por haber creído en Moscú, por haberse opuesto a Hitler.
La cima de esta historia ilógica llega en el momento de la gran traición: el pacto germano-soviético de no agresión, la repartija de Polonia y el acápite dedicado a los comunistas alemanes presos en Rusia, de quienes se espera la entrega por parte del estalinismo. Entrega que se hace con los mejores auspicios de amistad entre los dictadores. Stalin regala a la muerte, a la tortura, el gas, a aquellos que creyeron en la república de los soviets, que trabajaron, muchos entre grandes desdichas, por su instauración.
Margarete Buber-Neumann termina en Ravensbrück, campo de muerte femenino. En una primera instancia, el campo se diferencia de sus pares orientales. Hay orden, mejor comida, camas y espacios propios. La brutalidad es la misma, pero Ravensbrück hasta ya avanzada la guerra, da, en las palabras de Buber-Neumann, aunque parezca paradójico, una mejor impresión. Es que en aquel campo de mujeres, como en otros de exterminio, se quería malévolamente dar una apariencia de paz. Sin embargo los patrones de conducta ya habían sido marcados y se procede a la política exterminadora del nazismo, más que todo hacia las minorías étnicas.
En Ravensbrück conoce a Milena Jesenská, la periodista checa de la que se enamorara Kafka y a la que escribiera las famosas Cartas. Cuatro años de una intimidad rica que sueña con escribir juntas la historia del cautiverio. Milena morirá allí y será Margarete la que escriba el testimonio que es "Prisionera de Stalin y de Hitler". No hay mención en el texto mismo, pero hay autores que sugieren que esta relación estrecha fue la que permitió, a través de Buber-Neumann, salvar los textos inéditos de Franz Kafka.
Ravensbrück
se convierte más y más como Burma o Karaganda; el nazismo vacilante recurre
también al trabajo esclavo para su industria de guerra. Cuando los cañones
rusos suenan a pocos kilómetros, Margarete y otras prisioneras alemanas son
liberadas. Desde ese instante, y siendo inviable ver a su madre en Postdam,
tiene la idea fija de huir de los rusos. Sabe que caer en sus manos significa
Siberia de nuevo, y la muerte. Yosif Stalin llegará al extremo de mandar a
campos de trabajo forzado a los prisioneros rusos de guerra. Para entonces se
ha olvidado el discurso marxista, ya no se habla de revolución social ni de
dictadura proletaria; la guerra ha sido guerra "patria" y se
descubren los nombres de los grandes héroes nacionales: Kutuzov, Bagration...
Margarete Buber-Neumann llega a las líneas norteamericanas sobre el Elba. A Stalin se le escapa una víctima más, una convicta con voz...
25/07/2007
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Publicado en Puño y Letra (Correo del Sur/Sucre), julio, 2007
Margarete Buber-Neumann llega a las líneas norteamericanas sobre el Elba. A Stalin se le escapa una víctima más, una convicta con voz...
25/07/2007
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Publicado en Puño y Letra (Correo del Sur/Sucre), julio, 2007
Tremendas las peripecias de esta mujer que vivió entre dos infiernos, uno más malévolo que el otro. Gracias por la lección de historia. Extrañando tus filosos artículos sobre el cacique y sus acólitos, pero como ya goza del destierro, se entiende que ya no le pongas especial atención, aunque el personaje sigue influyendo en sus hordas descerebradas que, entre otros incidentes, nos han tenido a la llajtamasis inundados de basura por diez días. Yo por mi parte me he pasado a asuntos más gratos, con mi nuevo blog gastronómico "Bitácora del gastronauta" que por el asunto de la pandemia trato de actualizar como puedo. Un abrazo a la distancia, estimado Claudio.
ReplyDeletePD. También se extraña sobremanera tus sugerencias de tu otro blog, siempre eran un referente para gozar de la lectura.
Hola, estimado José. La vida misma fue frenando el ímpetu "cultural". De a poco lo retomo. Se extrañan tus textos también, punzantes, filosos, desgarradores. Tuvieron ambos su época, supongo. hay otra dinámica ahora. Visitaré tu blog, por supuesto. Un fuerte abrazo, querido amigo.
ReplyDeletecaro Claudio credo che siamo telepatici!da 2,3 semanas estoy legendo " cuentos de kolyma" y arcipelago gulag, y ahora "hotel Lux" de Enzo Bettiza. todo un mundo de asesinos. vi tambien El Cekista" in You tube. ahora tu con tu hotel lux -mitico en italia , Togliatti(grad)y muchos otros. aqnche muchos italianos fueron en los gulag, Otello Maggi, por ex. bueno tu articulo, iluminante.ti saluto da Ravenna que siempre he estado una ciudad de la gauche. (caviar) ciao ciao, a la prox.
ReplyDeleteque piensas de isaac babel?
ReplyDeleteIsaak Babel es my autor favorito. Fui a Odessa para ver la Moldavanka. Tengo que ir a los lugares cerca de Polonia donde se escribió Caballería Roja. Si me das tu email te pasaré fotos mías en el monumento a Babel en Odessa. Y ya te contesto tu otro mensaje. Ciao. Gracias!
Deletehabibi200@libero.it a propos de la Moldavanka vì una serie rusa muy parecida a lo que pensamos de Odesa y de la gangs judias.de Coranzinsky leì "cuentos reunidos" un libro espcial de leer con sound trecks de Murcia, la famosa song ukrajna.todo un mundo . aprecio tu gusto con shultz, los cocodrilos y el padre volante. ciao ciao
ReplyDeleteLos terribles cuentos de Kolyma... Hace tanto tiempo ya...
DeleteDebo leer a Coranzinsky, no lo conozco. Gracias por el email. Te enviaré cosas allá. El otro día comentaba con unos amigos que debían leer a Scholem Aleichem. Hablaban del filme El violinista en el tejado y les dije que era un cuento de SA. Lo leí mucho en mi juventud. Ahora está olvidado. también he estado escuchando a los klezmorim, de Ucrania, una canción en especial dedicada a la Moldavanka.Ciao. abrazos.
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