Claudio Ferrufino-Coqueugniot
La lechuza
me ha visitado. Con ojos chinos señaló en dónde estaba mi pierna rota, la media
pierna de plástico duro y negro. Peret & Manuel Malou & Nilo cantan
sobre el amor. La noche tiene ochenta grados y suda y tiene los brazos quemados
en sus partes suaves, el cáncer la ha de matar. Conejos saltan muy alto y
despiden chorros de esperma, cometas cicatrices de la sombra.
Te escribo
porque no sé hacer otra cosa que escribirte. Trastabillo porque me falta una
pierna. Palpo los órganos interiores detrás de las costillas. Ha habido un
enroque, el hígado pesa donde debía estar el corazón. La torre se ha hecho
caballo y el caballo reina. Gambito. Faulkner.
Sirvo un
vaso de agua caliente. Disuelvo jengibre en el limón. Viejas brujas del
aquelarre antiguo mezclan en sus marmitas y ríen desdentadas o los dientes se
caen de sus fauces como cascajo que usan para el pavimento. Gracias, amor,
repites a cada rato. En el cielo surcan nombres griegos que explotan sin cesar.
Intento un poema y explota. Granadas de mi boca, esquirlas de deseo. Huele a
madera quemada en chimenea. No puede ser en tal tremendo verano. Se incendia
alguien, o algo, no muy lejos, de aquellos fuegos que no tienen llama pero se
perciben en el aire. Tal vez la vecina de abajo, pienso, pero la pobre es una
manchita blanca llena de atrocidades mentales. No, no es ella. ¿El maestro de
Harvard? Tampoco. Cada vez que hay incendio agarra un poema de Borges en inglés
y llora. Lo vi en la universidad de Texas del brazo de una mujer, cuenta. Ese
es Borges, le susurran al oído duende, orejas como del asesino, del petiso
orejudo. Matar es también escribir, versificar. Muerte rima con muerte y vida
rima con muerte. Ese es Borges, repiten por si no lo ha oído. El ciego palpa
con la caña a ver si el universo permanece, no sea que llegó el omega y terminó
el alpha. El de ojos de nube siente el brazo de la muchacha, sabe el ruido de
la sangre que corre. Quién podría estar dormido en la tormenta, vapuleado el
barco Demeter por las olas, y
despertar para beber, para comer sangre con ensalada de lechuga. Luego dormir,
dormir, Dios qué cansado, dormir, dormir. La lechuza toma al vuelo un conejo
pequeño y este al alejarse grita adiós. Nuncamás, nevermore.
Los cometas
tornaron amarillos, el esperma envejeció, pronto será un haz de maíz, atado de
cebada. Al fondo se atisba un rayo de luz pero la mañana todavía lejos. Se
acerca pero no llega; viene pero no aparece. ¿Qué más puedo hacer? Te he dado
mi carne joven en asado y milanesa, has echado sobre mí cardamomo y mejorana. Crees
que es soya el oscuro líquido de mi sangre, que es salada porque me revolqué en
Uyuni. Presupones demasiado sin saber nada. Analizas sin pensar poco. Si
dejaras la lengua descansar y me mirases al ojo tal vez entenderías. Pero te
distraes con mis senos, cuentas con diez dedos la íntima quebrada. El álgebra
para ti es lúcida y para mí misterio, somos distintos y sin embargo diferentes.
Prosigue, anota, cambia el disco, no me he de mover aunque quisiera pero no
quiero. Me gusta esta modorra, el calor que semeja un sol y la luna está en
penumbra. Intento otro poema. Estalla, globo de carnaval que irrumpe en tu
cuerpo con viscosidad ciénaga.
He de
parar, anuncio. El reloj da las cuatro veinticuatro. Nada especial con ello
pero esa es la hora. Gracias, amor, dices por tercera vez. Torno, quiero ver
quién me habla. No fue la botella de aguardiente ni la casi terminada de
Cinzano; no las muñecas traídas de Kiev, no nadie no nada está aquí. El mueble
asiático que quedará con Emily a mi derecha. Los libros chicanos que Aly
heredará. Gracias, gracias, dices. Te traduzco, thank you, my love. My love
tantea las paredes a ver si encuentra un resquicio por donde escapa tu voz. Páginas
de Dumas, conjura tras otra, rocas de Pierre Encise a orillas del Saona con De
Sade encerrado. Tanto leí hasta que vi, luego preferí analfabeto. No está
triste la princesa, no está aquí.
22/08/2023
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Imagen: Francisco de Goya
Magistral ejercicio de memoria.
ReplyDelete¡Gracias, Daniel! Así titula un librp mío de los primeros: Ejercicios de memoria. ¡Abrazos!
DeleteGran texto, Maestro.
ReplyDelete¡Muchas gracias, querido Jorge!
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