Sunday, January 17, 2010
Madeinusa, Claudia Llosa/Perú, 2006/LA VUELTA AL MUNDO EN 80 FILMES
Claudia Llosa, reciente ganadora del Oso de Oro del Festival
de Berlín 2009 (con La teta asustada), es una joven cineasta peruana de fulminante carrera.
Cuenta que escribió el guión de su primer largometraje,
"Madeinusa", y lo envió al Festival de La Habana donde ganó
el premio al mejor guión inédito. Lo que siguió fue el
trabajo de llevar el texto a la pantalla, con auspicios
europeos. La cinta, premiada en Sundance y en Mar del Plata
resultó en un vertiginoso paso por la realidad peruana de la
sierra, desde el punto de vista de la autora y con tintes
oníricos y (supuestamente) antropológicos que la convierten
en una sugestiva y feroz ópera prima.
¿El tema? Entre los muchos se podría destacar el
sincretismo que caracteriza a las sociedades americanas. Un
sincretismo que en momentos como las fiestas populares anda
por una delgada línea de separación. En la fiesta,
largamente rociada con alcohol, asoman los tintes
dramáticos, vívidos, coloridos, brutales, de la América
prehispánica. De pronto aquello que somos, o ficcionalmente
somos, se siente sacudido y se hace palpable la separación
de creencias, pero sobre todo de razas, y el que ayer fuera
compatriota se torna en enemigo. Así lo sugiere Llosa (tal
vez inconscientemente), en una cinta que es francamente
valiente en momentos en que el continente se agita bajo los
humos de indigenismos recalcitrantes, no siempre claros,
donde la tutela del mestizaje pesa como en un péndulo donde
se juegan la vida y la muerte, donde el destino de las
personas y los pueblos parece pender de un hilo.
Madeinusa es el nombre de una muchacha, la hija del alcalde
(una de dos), que mantiene un cajón secreto con
representaciones banales del otro mundo, aquel de la ciudad,
de la urbe, de Estados Unidos en cierta manera: unos
aretes/fetiches de su madre "ida a Lima" hacia una vida
mejor, fotos de artistas, propagandas... la idea de una
ventana mirando lejos de la miseria de su pueblo, el padre
alcoholizado e incestuoso, la estrechez de su medio
eliminando ratas con veneno esparcido alrededor de la casa.
Cuatro personajes que pueden ser emblemáticos: Madeinusa,
víctima y partícipe de "tradiciones" venales; Chale, la
hermana menor y heredera de los "favores" del padre cuando a
ella le toque ser elegida en el concurso de vírgenes de
Manataycuna (traducido como "el lugar donde nadie puede
entrar"); el padre, alcalde y promotor del "tiempo santo",
a partir del Viernes Santo hasta el domingo, donde "dios ha
muerto" (el dios blanco cabría acotar) y no ve los pecados,
lo que implica el desbocarse de la bacanal, con
interesantísimas muestras de tradiciones que no sabemos si
son reales o creadas por la directora, pero que presentan
tal verosimilitud que se pensaría que de verdad existen.
Por último, el recién llegado de Lima, un joven profesional
cuyo vida depende con mucho del desarrollo de la fiesta, de
la cantidad de chicha bebida, de los odios raciales; un
destino, el suyo, que podría ser extensivo al del blanco o
mestizo de las ciudades en países como Perú, Bolivia,
Ecuador, México con alta población indígena y una retórica
cuyos alcances y peligros, así como virtudes y ventajas, aún
están por verse.
"Madeinusa" apuesta por la dinámica de su temática y la
pasión de sus imágenes. Una película inolvidable y
excepcionalmente precisa, así no fuera adrede, para la época
actual.
8/1/09
Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), 17/1/10
Imagen: Pueblo de Manayaycuna, escenario del filme
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