Friday, August 6, 2010
Por el derecho de asilo/MIRANDO DE ARRIBA
El año 2003 intercambiamos con Walter Chávez un par de breves cartas a raíz de un artículo mío sobre Víctor Hugo Viscarra (que aún vivía) y que se publicaría en el El Juguete rabioso, revista bajo la dirección de Chávez.
Esta revista, periodística, literaria, crítica, representó un salto cualitativo entre este tipo de publicaciones en Bolivia. Y Chávez, con estilo directo y singular, la enriqueció con sus textos. El Juguete rabioso, mal que pese a algunos chauvinistas, ha quedado como un hito de la cultura regional.
Que Chávez fuera asesor de Evo Morales es historia aparte. Cada quien tiene derecho de apoyar al que quiera. Y también de escribir. O hacer campaña. Nada de eso se puede criticar, así los puntos de vista de uno difieran de los del otro.
El gobierno de Perú solicita la extradicción del periodista peruano, asilado en el país desde 1990, y defendido por la señora Mitterand en una carta que acusaba su persecución. Los cargos son los de "terrorismo". Extraño en un país donde notorios terroristas -de derecha- pasean sus calles. En un país que es lento, sino negligente, en la prosecución de graves delitos contra la humanidad como los cometidos por Fujimori o Montesinos. Un país que acusó a la nefasta diva televisiva Laura de ligazón con Montesinos -y enriquecimiento- y cuyo file parece haberse ya esfumado.
¿Qué calidad moral tiene el actual gobierno de Perú para solicitar la entrega de este asilado político de Bolivia? Ninguna. La farsa de la judicatura, no sólo peruana, se ensaña con aquellos que difícilmente pueden defenderse. La situación de Chávez no deja de preocupar, porque si se da el caso de la caída del actual gobierno del MAS -no existe la eternidad- estará al alcance de los lacayos de siempre, la febril y lambiscona derecha boliviana -léase Tuto Quiroga- que no dudarán en la entrega de este "paquete" a sus congéneres cruzando el Titicaca. Igual que Bánzer durante la Operación Cóndor, cuando despachaba a la muerte a militantes extranjeros, Walter Chávez puede convertirse en un obsequio de buena voluntad en la sempiterna y locuaz "guerra contra el terror" que instauró Washington.
Es triste contemplar el panorama. Perú demanda a Chávez mientras los que asesinaron a Cerpa Cartolini y otros en la embajada de Japón en Lima siguen sueltos. La orden de "no prisioneros" es ilegal, es asesinato, ya sean Bush, Putin, o cualquier otro mandatario los que la den.
El derecho de asilo político no puede ni debe ser tocado. Walter Chávez se queda.
26/5/08
Publicado en Opinión (Cochabamba), mayo 2008
Imagen: Afiche propagandístico
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