Thursday, September 23, 2010
Tiempo de verdades/MIRANDO DE ABAJO (SIN CENSURA Y SIN CONCESIONES)
Hay que aprobar, aprobar, aprobar. No saber leer, menos comprender lo escrito son detalles sin importancia. Evo tiene que decidir, designar procurador, jueces, cerrar diarios; decidir sobre qué y cómo hay que escribir o hablar.
Evo puede. Evo dice. Evo cumple. No en vano los cielos se abren cada vez que aparece disfrazado en las puertas de Kalasasaya, de la mano de alguna pobre vieja decorada como Pachamama, o de los sabios narcos aymaras que han hecho un cualitativo salto trotskista de la lectura de coca al secado de droga en máquinas General Electric.
El imbécil de García Linera llena de dengues feminoides sus discursos. Se lo ve con las manos en oración; hoy cerró los ojos hablando de la "amada Bolivia". Loable que este elemento sea capaz de amar sin restricciones, pero de ahí a aprovecharse de la supina ignorancia de un país para ejercitar sus dotes teatrales ya pasa a mayores. Esta trágica comedia sólo es posible en una tierra cubierta de estulticia, dañada y damnificada por la historia, mas contenta de ser la buena mierda que es porque con tal pretexto se impulsa el imperio del abuso, donde lo único prominente es el poder y donde cualquier logro intelectual, científico, vale menos que la abarca por la abarca, en el peor desquiciado racismo -sustentado en feble ideario- que hayamos conocido. Un Reich ecléctico pero no menos peligroso que el verbo nacionalsocialista que utilizó argumentos semejantes para llegar donde llegó.
Cargado de su sempiterna chamarra de falso indianismo, Evo Morales, Miss Orinoca porque eso sí no le darán el Miss Universo, rebuzna en Nueva York con la misma desfachatez con que rebuzna en casa. Está entrenado para hablar generalidades que no deslumbran a nadie, pero que despiertan en la recóndita culpa de los colonizadores, de España, USA, o de donde fueran, ternura tal que cierran los párpados como Linera en éxtasis, y aprueban un mundo que al fin permitió a un indiecito expresar sus pesares, aunque la mayoría de los indiecitos sigan cargando su miseria, o se dediquen a contrabando y narcotráfico hundiendo para siempre sus raíces, salvando únicamente lo superficial o visible de su atuendo y su raza. Paternalistas...
Morales juega para los extranjeros el papel del indio noble, del indio sabio, sumiso, inocente. Siglos de chicote en las espaldas lo han hecho abyecto, y sabe manejar sus expresiones para que el patrón le acaricie el lomo. Total, jamás será de peso para cambiar la historia, pero si puede acumular dinero, títulos, medallas, premios que le permitan obviar las miserias de su origen habrá llegado lejos. Y si, de pronto, tan tontos son afuera como adentro, quizá lo entronicen como el nuevo dios y desubique al Dalai Lama de su sitial de bondad y saber, para sonreir y agitar las manitas regordetas que se cansarán de contar billetes a medida que la sombra convierte a Bolivia en yermo.
23/09/2010
Imagen: Tilde Lerche Engstrøm/Nazi Doll
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