Claudio Ferrufino-Coqueugniot
El hecho de haber sido víctimas del Holocausto no califica a los judíos para cometer atrocidades, para emular -lo vienen haciendo por años- a sus verdugos. Sharon no era mejor que Eichmann; quizá las circunstancias no le permitieron alcanzar el grado de sofisticación enferma de aquel criminal.Y este Ehud Olmert, el nuevo ministro, parece desear un sitio histórico al lado de Karadzic o Mladic.
Después de la masacre de niños y mujeres en el poblado de Qana, a la una de la mañana, cuando todos dormían para añadir saña al crimen, el embajador hebreo ante las Naciones Unidas tuvo el descaro de responsabilizar a Hezbollah por lo ocurrido. ¿Olvida quizá que habemos quienes leemos y no olvidamos y sabemos el patrón de conducta israelí de masacrar civiles? Además, y me canso de repetirlo, tanto Hezbollah como Hamas se pueden considerar creaciones del estado de Israel, hijos espurios que se le fueron de las manos y que terminarán por exterminarlo.
Cierto que Israel no podría hacer nada similar si no tuviese el respaldo de los Estados Unidos, sobre todo ahora con el Gran Creyente en oficina y su detestable apéndice, la pianista Rice, que gusta tanto de Brahms como del asesinato. ¿Qué dice Bush acerca de los 56 muertos de Qana, casi todos niños que se habían refugiado de las mortíferas luminarias de la noche? Dice que "América pena la pérdida de vidas inocentes, esas trágicas ocasiones cuando mueren inocentes". ¿Se referirá a los más de cien mil inocentes de Irak? ¿O a los futuros inocentes que este nuevo Herodes espera eliminar? Se asustan ahora porque a Judea se le fue la mano. Pero reconocen y refriegan a los medios publicitarios que Israel es aliado fundamental en esa fantasiosa y eterna "guerra contra el terror" que sostienen.
Los medios de comunicación norteamericanos, aquellos de atención masiva, son cómplices de la paranoia gubernamental y la desinformación. Ahora mismo CNN muestra un flash de video de los misiles Katyuska que utiliza Hezbollah, pero no son éstos los del grupo libanés (2 hoy) sino los de Stalin martirizando al ejército germano en retirada en la guerra mundial. Pero para un público ignorante esas baterías que lanzan cientos de proyectiles al mismo tiempo (las de Stalin) muestran un poderío inusual que por cierto destruiría el estado judío. Ante semejante capacidad de fuego a cualquiera se le permite defenderse. Qana, como Sabra y Chatila en el pasado, es un galardón más de la democrática manera en que Israel entiende la justicia.
31/7/06
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Publicado en Opinión (Cochabamba), agosto 2006
Imagen: Beirut
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