Monday, October 4, 2010
El exilio voluntario
Por Michel Zelada Cabrera
Dos buenas noticias para la literatura boliviana en este primer semestre de 2009: La primera es el premio de Novela Casa de las Américas que obtuvo el escritor boliviano Claudio Ferrufino-Coqueugniot y la segunda es que el público boliviano, a pocos meses del fallo, ya puede leer la galardonada obra.
Para Ferrufino-Coqueugniot el mérito para que la obra “El exilio voluntario” se publique en Bolivia es de entera iniciativa de Ricardo Serrano, editor de El País.
“A los pocos días de ganar el premio y cuando ya se había anunciado oficialmente, Serrano me llamó para hacerme una oferta por una edición boliviana, sin embargo no estaba en mis manos y le dije que Casa de las Américas tiene todos los derechos sobre la obra y sería mejor que se dirigiera a ella”.
Ferrufino-Coqueugniot dijo que Serrano se contactó con la editorial cubana y entre ellos arreglaron la edición boliviana como una excepción, pues por primera vez en 50 años de Casa de las Américas se le permite al país cuyo miembro es ganador tener una edición antes de la oficial.
“El exilio voluntario” ya se presentó en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz hace unas semanas y el próximo 24 de junio se presenta en Cochabamba en el centro Simón I. Patiño a las 19:00. Ramón Ramón Rocha Monroy, Elena Ferrufino-Coqueugniot e Igor Quiroga serán los encargados de comentarla.
“Este hecho me parece un gran logro para la literatura boliviana porque está abriendo un camino muy importante ya que Cuba está interesada en autores bolivianos para publicar sus obras”, explicó el escritor.
La edición, de cinco mil ejemplares, publicada por Casa de la Américas recién saldrá el 10 de enero de 2010, siete meses después de la publicación en Bolivia.
Y a propósito de la presentación, conversamos con Claudio Ferrufino-Coqueugniot, quien está de vacaciones en la llajta, pues reside desde hace varias décadas en Estados Unidos.
- ¿Cómo define el tipo de novela que en este momento está haciendo?
- La novela a la que me estoy dedicando ahora es una conjunción entre el intimismo de la literatura joven y el realismo de los literatos de mi generación. Yo no diferencio la literatura, para mí es una sola y los matices que haya dentro de ella son todos válidos.
Precisamente en un artículo que escribí sobre este tema me preguntaba cómo se va a desarrollar la nueva literatura boliviana en la nueva situación social que vivimos, de cambios dramáticos, no necesariamente hablando de Evo Morales, sino de cambios sociales, políticos y económicos que eran necesarios.
Pienso que la nueva literatura va a reflejar, por supuesto, intimismo. Sin embargo seguramente tenemos que mostrar algo de lo que está sucediendo en el país. El mundo nos está mirando con muchas expectativas y creo que los literatos también tienen que tener su aporte.
- El hecho de escribir desde otro país le otorga a un escritor más ventajas o desventajas al momento de crear una obra literaria.
- Yo creo que la ventaja de un escritor que está fuera del país es que puede escribir con cierta objetividad, porque las pasiones, las intrigas y las relaciones son tan fuertes cuando uno está en un lugar que pueden afectar el curso de lo que uno vaya escribiendo.
Estando afuera y en el marco de un individualismo como el mío, se puede tener más objetividad.
- ¿Cómo se consolidó la novela “El exilio voluntario”?
- Fue un trabajo de 12 años con largos intervalos. Es más o menos el desarrollo de lo que viví en mis primeros tres años como migrante en Estados Unidos, una etapa muy rica en experiencia que la descubrí en literatura pero nunca la había vivido en la realidad. Fue muy impactante para mí. Entonces a lo largo de los años he ido recordando esos primeros años.
Pero, además de los recuerdos personales, están también las alusiones al cine, a la política, a la literatura y otras referencias.
- Tomando en cuenta lo que dice líneas arriba, de que cuenta sus propios recuerdos en su novela, ¿Hasta dónde un escritor debe experimentar en persona lo que cuenta en una obra?
- Creo que tanto la experiencia como las referencias a un hecho son válidas. Creo que el escritor debe tener la libertad de escribir lo que quiera escribir. En mi caso creo que mi formación tiene que ver con la literatura norteamericana que es sobre todo vivencial.
Si uno lee a los grandes escritores como Hemingway, Dos Passos, Sherwod Anderson y otros, son hombres que experimentaron mucho en la vida. A partir de sus vivencias y experiencia crearon literatura, eso es muy importante.
Lo que no desmerece el trabajo de hombres como Franz Kafka, que escribe desde el aislamiento en su oficina o en una burbuja de cristal. O Borges cuya experiencia es sobre todo de lectura literaria, y de vida prácticamente nula.
- Qué opina de lo que actualmente se está haciendo en Bolivia en cuanto a literatura se refiere.
- Hay cosas muy importantes, Precisamente en la feria del Libro de Santa Cruz comentaba que a mí me gustan como novelistas Homero Carvalho y Ramón Rocha Monroy, aunque Enrique Rocha Monroy es también un excelente novelista.
Carvalho me comentaba que existe una escisión entre literatos jóvenes y literatos “viejos”, que me parece completamente inadecuada.
No sólo aquí y ahora sino que en otros lugares también, los jóvenes han desdeñado el trabajo de los viejos para después de unos años reformular su postura y apreciar lo que se hizo antes que ellos.
En Bolivia hay una cierta tendencia ostentosa de los jóvenes de decir que antes que ellos en la literatura boliviana no hay nada. Lo que no es real en absoluto. “Juan de la Rosa”, la novela más vieja del país y es la más importante, cuando se escriba otra obra como ella así sea con términos intimistas recién se podrá decir que lo viejo no sirvió para nada.
- Luego del momento emotivo que experimentó cuando se enteró que recibió el premio, y una vez que la novela está en circulación y va adquiriendo vida propia, ¿Cómo está percibiendo la lectura de su obra entre la gente que ya la conoció en Santa Cruz?
- No hubo quizá una multitud espectando el libro, sin embargo la acogida fue buena.
- ¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrenta en su quehacer literario luego de haber obtenido el premio?
- El gran desafío es que me lleva a decidir definitivamente por la novela como género literario. Sin embargo eso no significa que deje de escribir cuentos y textos cortos.
Pondré un poco más de empeño en el trabajo novelístico, no soy muy metódico, exigente o responsable y creo que esta circunstancia me obliga ha hacerlo
- ¿Algún plan para una próxima novela? - Si, tengo tres proyectos y tengo que elegir uno de ellos, lo más probable es que decida por una novela de ficción pero sobre el momento actual por el que está atravesando Bolivia.
- En sus artículos de opinión que publica en la prensa, usted es bastante crítico con el llamado “proceso de cambio” que impulsa el Gobierno.
- Justo antes de la elección que dio el triunfo a Evo Morales, escribí un artículo sobre el por qué había que votar por Evo. Yo creo, y en eso soy inflexible, que Bolivia necesitaba de un proceso de cambio y, como dice el propio García Linera, ahora es irreversible.
En lo que no estoy de acuerdo es en este proceso de creación de una elite de zánganos alrededor de la figura muy carismática de Evo Morales.
Y aprovechándose de la falta de experiencia del presidente lo halagan de tal manera que está ofuscando su visión acerca de los cambios que sí deben existir en el país.
No soy enemigo del cambio, soy enemigo de cómo se está realizando este proceso. No creo en las alabanzas al líder, en la alabanza por la alabanza, de ninguna manera
- Qué opinión tiene del precario ejercicio serio de la crítica literaria que existe en el país.
- Esta ausencia de crítica literaria afecta mucho y la que existe es demasiada provinciana. Es el amigo que prologa al amigo. Funciona la consigna de que “si tú hablas bien de mi obra, yo hablo bien de la tuya”.
Hay una ausencia de críticos notable en el país. De críticos que sean concretos y honestos y que tengan el valor de decir “esta novela es una basura”, sin que ello les cueste el exilio interno o que sean desplazados de su entorno social.
Digo esto refiriéndome también a mis artículos políticos, porque me han costado muchas amistades.
EL AUTOR Y SU OBRA
(…) otorgar por unanimidad el Premio Casa de las Américas de Novela a la obra “El exilio voluntario” de Claudio Ferrufino-Coqueugniot, de Bolivia. centrada en una importante problemática latinoamericana, la de los desplazamientos que por distintas razones se producen desde nuestros países hacia los centros de poder hegemónico y las consecuencias que ello tiene.
La novela observa cómo el sueño americano se convierte entonces en una pesadilla, Formalmente vertiginosa, narrada con enorme vitalidad y dominio del oficio , en ella se despliegan diferentes planos a los largo de tres décadas.
Por otra parte, las referencias literarias, culturales y políticas no incorporadas por mero voluntarismo, agregan mayor riqueza a la obra. Finalmente, cabe destacar la corriente de humor que recorre toda la escritura y de las que no escapa la auto ironía del narrador.
(Firman: los jurados Carmen Boullosa, México; Carlos Noguera, Venezuela; Grínor Rojo, Chile; Héctor Tizón, Argentina y Lourdes González Herrero de Cuba.
El autor Claudio Ferrufino-Coqueugniot nació en Cochabamba en 1960. Es autor de El señor Don Rómulo (novela), 2002; Virginianos, 1991; Años de Mujer (poesía), 1989, más una recopilación de textos publicados entre 1987 y 1989 bajo el título de Ejercicio de memoria, 1989.
En 2002 recibe una mención del premio de Novela Casa de las Américas, Cuba, por su obra “El señor Don Rómulo”, primera incursión del autor en el género novelístico.
Claudio Ferrufino-Coqueugniot es miembro del PEN Internacional y de la Unión de Poetas y Escritores de Bolivia. En la vasta geografía en donde trashuma su prosa encontramos influencias y gustos procedentes de la literatura, la pintura, el cine, así como de la historia y otras ciencias.
Publicado en el Diario Los Tiempos – 21/06/2009
Imagen: Firma de autógrafos
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