Lucy in the Sky with Diamonds. Lo obtuvo en China, haciendo genuflexiones como buen asiático, adoctorándose (no doctorándose) y, como siempre -boliviano que es, aparte de plurinacional-, extendiendo la mano en limosna para llevar al país creo que nueve millones, menos de los que se habrá embolsillado en la firma del acuerdo para el satélite Tupac Katari, de donde le viene la similitud con Lucy de flotar por los cielos, que la muchacha inglesa tenía plagados de estrellas y el cacique de cristales de coca.
“Para aonde vai Valente?”, dice una vieja canción nordestina; para nosotros ¿hacia dónde va Bolivia? se convierte en certeza. Nunca fuimos muy claros que se diga, y tal vez la generalidad pueda hacerse extensiva a cada pueblo del mundo, pero la aparición de este individuo ha significado para el país, y para el indígena a la larga, destrucción total. No gracias a un sofisticado esquema ideológico, sino a la habilidad innata del infame para aprovecharse de una muchedumbre ignorante, abyecta, servil, alcoholizada, atormentada y adormecida por la hoja que dicen sagrada. Tan sagrada que Evo Morales destruyó la producción de coca en Vandiola, la única buena para el acullico en la región de Cochabamba, y de milenaria tradición. No cabía dentro del plan de narcóticos que implica su par chapareña, y de seguro que los productores locales alimentaban los celos de las seis federaciones cocaineras, cuya angurria tuvo espasmos humildes pero que apunta hoy a adueñarse del territorio e imponer su ilegalidad.
Un problema en Bolivia es que lo que se hace, dice y etcétera es en medias tintas. Queda el resabio provincial, nativo quizá, de evitar el insulto directo, el ataque de frente; se trata de dorar la píldora, de quitarle importancia, de vivir constantemente en la raya de la trivialidad, soslayando la confrontación hasta el límite. Hasta el momento propicio cuando las cartas ya están ganadas; entonces se golpea inmisericorde, cobarde, en masa, anónimo. Todos: indios, blancos, mestizos, por igual. Por lo tanto, no extraña que se tenga un presidente que representa ese doblez: sonrisa con puñal escondido, cabeza gacha de cobarde, lo melifluo del chismoso. Ante Piñera, en persona, Morales encarna al “hermanito” de la vida boliviana, el eterno sirviente; otra cosa ya refugiado en su corral.
Resulta que el Hermanito (detrás del cual se esconde un Gran Hermano) ya tiene en teoría el satélite que ansiaba, alabado por algún intelectual que lo sustentaba como cumbre revolucionaria de este descuajeringado bolchevismo. Satélite por encima de educación, alimentos, infraestructura, salud, cosas usuales que se persiguen en aras de un desarrollo que permita bienestar.
No defiendo a la derecha, que culpas tiene, y graves, y tal vez peco de alarmista cuando mi pluma se ensucia con los descastados que gobiernan, pero recuerdo a Kurt Tucholsky y su continua advertencia de lo que Hitler arrastraba consigo. Si se permite a Evo Morales continuar, las consecuencias serán funestas y habrá que emigrar los que puedan. Los originarios que tanto amó y lo amaron quedarán con resabios de naciones exterminadas, sin tierra útil, más narco, hambruna, desertificación… Lo merecemos, lo vamos a merecer si no se le pone freno, y hay que contarlo así, en términos apocalípticos para que entiendan. Y en Bolivia no existirá “reconstrucción alemana”, ni lo sueñen. Nos iremos al carajo.
Lucy, perdón, Evo, se va hacia la estratósfera con dinero chino. Alegan que el satélite ayudará a los pobres (¿?). Si de algo, si un día vuela, ha de servir, va a ser en el monitoreo de los enemigos del narco, para alertar a delincuentes proximidad enemiga.
Los Beatles hablan de “flowers that grow so incredibly high”. Evo de sus plantas de coca, que sin, y mejor con, el Tupac Katari van por cielo y tierra a envenenar el orbe.
14/08/11
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Publicado en El
Día (Santa Cruz de la Sierra), 16/08/2011
Publicado en
Semanario Uno 423 (Santa Cruz de la Sierra), 19/08/2011
buenisímo
ReplyDeleteWelcome to the party of my life here you will learn everything about me. cristales repuesto ray ban
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