Tuesday, November 15, 2011
El chisme en la pantalla/MIRANDO DE ARRIBA
Tratando de imitar un modelo mayor, con mucho más rico -el norteamericano-, el mundo latino del espectáculo crece con programas televisivos que se sostienen con chismes acerca de las estrellas del momento, estrellas, valga decirlo, del novelón, con escasos artistas de verdadera valía.
Cuándo comenzó no interesa; el chisme se da de manera natural, mejor aún si de quien se habla es rico y/o famoso. A través del chisme se pueden sublimar sentimientos complejos que van desde el deseo de transformación hasta el de destrucción, el querer ser y el querer disminuir. Fenómeno que se da en dos extremos: el del espectador y el del artista. Un lado que se ocupa y preocupa por hacer suyos los triunfos y desgracias del elegido y el otro, el del actuante, que manipula el chisme con extravagancias personales. Ambos se alimentan, se devoran diríamos, para dar de resultado una pesada digestión, trivial e intrascendente, donde el mínimo arte que existiera como interés de principio se opaca y desaparece. De pronto todo cede espacio al romance, al amorío de novelita, y la charla resulta ser de costureras, sin tratar de ser peyorativo con aquel afanoso gremio al que la desgracia ubicó como ejemplo del asunto.
Cada tele-emisora latina que transmite en Estados Unidos tiene uno o varios de estos programas. Algunos, para qué negarlo, si hay alguien talentoso conduciendo, pueden incluso atraer, por el simple hecho de observar cuán cursis e improbables suelen ser los individuos. Se sabe ya tanto de una tal Niurka, bailarina cubana transformada en diva, por ejemplo, que no se necesita su currículo como la artista que reclama ser y que posiblemente no existe. Esta Niurka muestra su esplendoroso cuerpo en cámaras, llora mientras está en paños menores y alega una sorprendente virilidad en su nueva adquisición masculina, otro divo que intenta -muy mal- cantar, que parece que actúa y que no encuentra nada mejor para juntar público que fotografiarse en bolas con la susodicha mientras el exmarido, productor y millonario, también fomenta el vicio del chisme dando entrevistas en bares, con voz gangosa de alcohol y reminiscencias aterradoras de las delicias de la vida conyugal.
Los chismosos de la televisión se lamentan cuando un actor serio como Gael García Bernal les dice unas cuantas, o acusan a la bella, aunque chaparra, Salma Hayek de preferir a los cronistas gringos y no compartir con la raza, como se supone hay que hacer. Así estamos.
14/3/05
Publicado en Opinión (Cochabamba), marzo, 2005
Imagen: Niurka desnuda
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