Saturday, March 10, 2012
La nueva guerra/MIRANDO DE ARRIBA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Un artículo de Seymour M. Hersh sobre el problema iraní de enriquecimiento de uranio suena con eco de trompetas del juicio final. Según fuentes que menciona el periodista, secretas mientras se mantenga el estado de espionaje latente en el país, la guerra "de prevención" contra Irán ya está sobre la mesa. Los mismos que alegaban razones imprescindibles para invadir Irak, han volcado sus ojos al vecino persa al haberse desenmascarado -y fracasado- el fraude de la invasión, de la cual el único beneficiado, en términos parciales y temporales, ha sido Israel.
Israel es también en el asunto Teherán posiblemente la parte que juega el rol principal. Sus invisibles y poderosas garras presionan a los títeres del Pentágono y la Casa Blanca para cometer un nuevo acto de insolencia y locura: el ataque a Irán, incluido el uso de armas nucleares para hacer contundente el golpe inicial.
No hay razones válidas para defender al gobierno iraní. El fundamentalismo de los ayatollas y su radical vocero, el presidente Mahmoud Ahmadinejad, son ya con su prédica obsoleta un peligro para la región, mayor aún si se considera su posible capacidad atómica. Sin embargo tampoco existe criterio que impida que unas naciones logren avances tecnológicos en este campo y a otras les sea vedado. Israel y sus secuaces de occidente desean mantener un status quo eternamente contra toda previsión histórica.
El hecho de que Ahmadinejad "niegue" el Holocausto es simple pretexto para marcar como enemigo a un poder que eventualmente puede desequilibrar la hegemonía militar de la región.
Bush y los "halcones" de su gabinete, entre ellos el inepto Rumsfeld, hoy muy criticado en medios militares, apuestan por Irán como propuesta política que les permita reavivar un gobierno que se va muriendo solo. Necesitan un golpe de efecto para deslumbrar otra vez a un público norteamericano adicto a las escenas de acción. Nada mejor que hacerlo con toda la magnitud de su potencia, con una bomba atómica que deshabilite a Irán.
No cuentan con que los efectos de la crisis petrolera que seguiría a ello mandaría con muchos años de antelación a los Estados Unidos a ocupar un lugar entre los miembros del Tercer Mundo. El país ya es un castillo de naipes y sólo necesita un soplido para caerse. Su bonanza financiera es un espejismo de arena.
Está China además, con su novel avidez de agenciarse un seguro proveedor de petróleo que podría ser Irán.
24/04/06
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Publicado en Opinión (Cochabamba), abril, 2006
Imagen: Irán nuclear
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