Monday, March 12, 2012
Notas sobre Chile y Bolivia/MIRANDO DE ARRIBA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Tanto espanto causa tan sólo la idea de nacionalizar que se pierde la perspectiva de lo que significa el manejo de empresas por parte del estado. Como todo, tiene sus pros y sus contras y si bien hay ejemplos dramáticos del monopolio del estado (léase Unión Soviética) también los hay de la libre empresa (la debacle de ENRON como muestra mínima de una creciente corrupción que eventualmente eliminará a los Estados Unidos como potencia económica).
Un riesgo latente de las empresas estatales es su incapacidad de reinvertir sus ganancias. El estado se apropia de ellas y en cierta medida invalida más que retrasa un movimiento que podría convertirse en mayor y mejor productividad. Eso sucede con CODELCO, la empresa nacional chilena del cobre, exitosa organización generadora de inmenso superávit para el país y que, sin embargo, ya no puede hoy cubrir las cada vez más grandes demandas del mercado mundial, según describe un artículo de economía internacional en el Financial Times de Londres.
CODELCO siendo dirigida desde el gobierno se ata a sí misma las manos en el sentido de no insuflar el dinero generado en búsquedas de alternativas tecnológicas de extracción o algo que impulsara a alcanzar las cuotas requeridas por el mercado. Por otro lado, gracias a las divisas que crea puede ampliar y extender sus beneficios a otros sectores. Será cuestión de elegir o de ser dinámicos y creativos. Hipotéticamente quizá el gas boliviano se refleje en esta historia.
La minería estatal chilena se ve en este momento disminuida no sólo por esta contingencia sino por no contar con suficiente mano de obra. El número de trabajadores no crece paralelo al hambre de la industria. Está además el problema del agua. Chile actualmente desaliniza agua marina para trasladarla en costoso sistema de bombeo a las regiones cupríferas del desierto. No es ajena la angurria del vecino por el Silala y por el resto de la cuenca acuífera de la región. Para ellos tiene que ser de alto interés nacional.
No debiera descartarse el estudio de -al menos temporalmente- vender agua a Chile para sostener una industria que si no progresa empequeñecerá con el tiempo. Hay que desechar el chauvinismo infantil de los que no quieren tratos con Chile. La falta de mano de obra tendrá que nutrirse también de nosotros. El siglo XXI dejará atrás a quienes no comprendan su dinámica -nos guste o no. Plantearse y ejecutarse en términos claros, justos y decentes, con cientistas y ecónomos a cargo, no políticos y menos curas o militares.
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Publicado en Opinión (Cochabamba), 2006
Imagen: Explotación minera del cobre, Chile.
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