Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Posiblemente no haya alguien más detestable que Benjamín Netanyahu, digno sucesor de un monstruo como Ariel Sharon. Eso no significa, de ninguna manera, que se ensalce, como tristemente lo ha hecho la comunidad internacional, la “gran” labor pacifista del presidente de Egipto Mohamed Mursi. No hay tal. Durante el último conflicto entre Hamas e Israel, no entre Gaza e Israel, entendiéndose Gaza como un rehén entre dos poderes, Mursi no tuvo más que declaraciones afrentosas y provocadoras hacia el estado judío, cuestionando entre líneas su existencia.
Posiblemente no haya alguien más detestable que Benjamín Netanyahu, digno sucesor de un monstruo como Ariel Sharon. Eso no significa, de ninguna manera, que se ensalce, como tristemente lo ha hecho la comunidad internacional, la “gran” labor pacifista del presidente de Egipto Mohamed Mursi. No hay tal. Durante el último conflicto entre Hamas e Israel, no entre Gaza e Israel, entendiéndose Gaza como un rehén entre dos poderes, Mursi no tuvo más que declaraciones afrentosas y provocadoras hacia el estado judío, cuestionando entre líneas su existencia.
Un error de la
política internacional de Obama es la de ser en exceso permisiva, como con Irán
y con Evo Morales, quien no se cansa de insultarlo para recibir a cambio
declaraciones de renovación de amistad y etcéteras. En juego están muchas
cosas, pero la historia ha demostrado con creces que no se puede actuar como
Neville Chamberlain ante Hitler. Decenas de millones de muertos fueron el
resultado. No hablo de mano dura sino de solidez. Hamas es el brazo armado de
Irán en el Mediterráneo, y del fundamentalismo islámico que es un enemigo letal.
Desde tiempos de Averroes estos recalcitrantes seguidores de Mahoma, shias o
sunis indistintamente, se han opuesto a todo lo que signifique modernidad,
cultura, democracia. Los talibanes lo simplificaron destruyendo las estatuas
budistas -siglos V o VI- de Bãmiyãn ante los atónitos ojos del mundo. No se
puede justificarlos por lo que otros hayan hecho. Estamos en el siglo XXI y
como en tal debemos vivir.
Luego de
endiosarse a Mursi como notable pacifista/estadista, cosa que no es, ni una ni
otra, este individuo declara en Egipto que “La voluntad de Dios y las
elecciones me han hecho capitán de este barco”, despertando protestas de una
primavera árabe que será aprovechada y enterrada, igual que la revolución
irania, por los fundamentalistas. El capitán Mursi desea que su palabra no sea
cuestionada, sus decisiones obedecidas. Basta eso para retratarlo como mal demócrata.
Recuerda a los titiriteros de acá.
¿Palestina?
Palestina es una ficha siempre vapuleada, y no solo desde 1948 pero de más
antiguo. Sus habitantes, antes y durante Israel, fueron también ciudadanos de
segunda para sus llamados hermanos árabes: en Jordania, en Egipto. Pasto de
déspotas. De pronto, por la aparición de un tercero no deseado, se convierten
en bandera de lucha. La historia está no solo para ser leída sino analizada.
Charles Krauthammer, del grupo de escritores del Washington Post, escribe con
lucidez acerca de lo que ocurre en Gaza, desde un punto de vista que no han
tocado los fetichistas de la “revolución”, poniendo los puntos sobre las íes.
Tal vez su voz no critique a Israel a quien se debe criticar en muchos aspectos
y alabar en otros, pero invita a reflexionar, aunque no lo diga, de qué lado le
irá mejor a la población de la Franja, si del lado de una convivencia pacífica
y hasta amistosa con Israel, que ha de llegar un día porque la supervivencia
del país judío dependerá en mucho de su habilidad para mezclarse con sus primos
palestinos, bajo los preceptos de un régimen democrático de corte occidental
con características propias, o de los cancerberos islamistas que ponen freno a
todo, menos a su jerarquía. Hamas no es la apuesta correcta para Gaza, es la
avanzada de otra aventura radical de apoderarse del mundo, según indicara el
Profeta, no un movimiento de liberación como fueran la OLP y el FPLP.
Israel ya tiene
una población palestino-israelí importante. Crecerá como parte del devenir histórico
de esa región. Los judíos tendrán que deshacerse del guerrista Netanyahu como
el Líbano de Hezbolla y Gaza de Hamas. Un fundamentalista nunca alcanza talla
de interlocutor válido porque le gusta el monólogo. No nos dejemos engañar con
espejismos tipo Mursi. Y menos ponerlos en un estrado que no les pertenece. Mursi
es tan pacifista como Evo indigenista. Valga la comparación.
25/11/12
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 27/11/2012
Imagen: Ciudades del antiguo Israel
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