Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Escoria no en
sentido figurado. Esta acepción literal de basura ocupa las sillas
presidenciales de muchos países de América Latina hoy, con castas (según la definición
de Pablo Iglesias) que se están convirtiendo en dinastías, y en billones de
dólares, bajo la ironía de la defensa de los pobres.
Saliendo del
trabajo, porque trabajo, no hago política ni me gano la vida embaucando a los
demás, sintonicé Democracy Now,
programa de Amy Goodman. Entrevistaban a Pablo Iglesias, líder de la agrupación
PODEMOS, nueva vedette del cabildeo ibérico ya que las meretrices viejas, PP y
PSOE, no se cambiaron las bragas. Su rutilante estrella no me llama la atención
a no ser como muestra de la estulticia general, que herida una y mil veces por
antiguo fraude, volverá a caer bajo el melifluo susurro de una banda de
cagaleches ambiciosos, faena para la que estos se prepararon de visita en los
anales del latrocinio mayor de la América Latina bajo cualquier sigla, ese que
inauguró el delincuente Hugo Chávez Frías y su 21 século y que siguieron con
júbilo el marica de Correa, la actriz dramática tipo B de la Argentina, el
indio aymara que soñó con ser Borbón, y una larga lista de rateros amalgamados
en discurso igualitario y con carisma que compra la limosna.
Decía el tipo un
puñado de sandeces, que la gente milita en los medios de comunicación no en los
partidos, que se es militante del New York Times, etc. Justo ese día escuché
(se recordaba otro aniversario de su asesinato) el discurso de Malcolm X The Ballot or the Bullet, el voto o la bala,
y no pude dejar de comparar. Estaba el gran hombre, cualquiera fuese su idea,
no discurseando consignas vanas ni componiendo tontas canciones de amor, sino
analizando la historia y previendo el futuro con solidez e inteligencia
mientras recordaba la angustia. Luego, Iglesias resultó un espumarajo, un
individuo de los del montón con programa de enriquecimiento ilícito, porque
ilícito es engañar la desesperación de los caídos. Otro, siguiendo la línea de
Kirchner y de Morales, con avidez de avaro y bocota de sapo, el bocaisapo,
tremenda flor…
Dice, ¡vaya
descubrimiento!, que hay que cobrar impuestos a los ricos, gravar la fortuna.
¿Solo a los ricos de antaño?, pregunto, y ¿qué de los nuevos ricos? ¿Si
idolatra el “modelo” masista boliviano creerá que al fin se debe imponer cobros
a los desalmados y opulentos cocaleros del trópico, a la carísima ropa de la
mal llamada primera dama, hija de Evo Morales, a los millonarios del gobierno,
al capitalista García L.? ¿Y qué del narco? Que lo afirme en prensa entonces, a
no ser que mienta. Que dé su opinión sobre la fortuna K, de los patagónicos escudados
tras una momia de cera, la de Eva Duarte, y de un cornudo Perón que no era tan
varón como mentaban.
La Goodman
preguntó sobre Ucrania. Iglesias respondió que Europa tenía que mirar a Rusia,
no hacia el gobierno títere y golpista de Kiev. Supongo que querría a Yanukovych
de regreso, con lavamanos de oro. Lo dicho, este muchacho tiene el dinero entre
ceja y ceja; solo necesita de unos millones de imbéciles para lograrlo. Durruti
no es, como su maestro Chávez, excomandante y hoy trinante avecilla, no era
Bolívar.
Siguió su perorata
en descalificable inglés. Afirmó que Israel tenía que volver a las fronteras de
1948. Ha creído que balbuceando generalidades que hacen sospechar endeble
maderamen basta para la gloria. Al menos en ello está cierto. Poco se necesita
para encandilar indignados y peor hambrientos.
Y ahora, para
colmo, está lo de su socio Monedero, no parte de los monederos falsos de Gide
sino del establishment con ribetes
rojillos. Al menos es coherente con el gremio de aprendices de ricos. Resuena
el gran negro X, que si no el voto, la bala… y la voz de tenor de Pablo Iglesias
replica: voto, voto, poto, coto… melindroso estafador.
23/02/15
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 24/02/2015
Imagen: Goya/Duendecitos