Tuesday, September 29, 2015

La Haya en penumbras/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Cuesta ser aguafiestas. Es el trabajo menos remunerado con sonrisas y aplausos. Pero sin aguafiestas no existe la realidad. El subcomandante Marcos, en La Realidad, Chiapas, siempre fue eso, desmitificando las aseveraciones del gobierno.

Eclipse de luna. Queda un objeto muy grande, de color naranja casi rojo, en el primer tercio del cielo.

Supongo que la fiesta sigue en Bolivia, que ya muchos se bañaron en el mar, se secaron, y se olvidaron del baño. Ni la salmuera sobre la piel les recuerda eso. Hay la resaca del festejo, claro, y a seguir mamándole a la vida unos pesos y unas pegas, sin importar quién esté arriba, aunque se viva al que lo está y se venere su imagen porque implica supervivencia. Sin ídolos no hay efectivo, y sin efectivo, pan. Que viva, entonces. Que muera, bien luego. Muera el antiguo y viva el nuevo. Como contar centavos.

La “victoria” de La Haya ha causado sorna en Chile. Zozobra, un poco, por supuesto, porque habrá que sentarse en sesiones tediosas de décadas para llegar a lo mismo: no mar, negocios. Unos viven un siglo y los rivales otro. Difícil conjugar espacios y tiempos a pesar de Einstein, aunque el científico judío se quedó corto ante los preclaros plurinacionales ya que estos últimos incluso tergiversaron el reloj en uno de los tantos onanismos mediáticos a los que nos someten como tortura psicológica.

Mesa y Rodriguez Veltzé se deslenguaron, extendieron sus largas ansiosas lenguas en busca de un actor, el bienamado Evo, hoy zafiro de medianoche y lucero de la mañana. Después sombra, luna cubierta de oscuridad, oro sin brillo. Inevitable desgracia que sobreviene a todos, hasta al romántico vicepresidente que se aparece en pantalla con poemillas de flores para la esposa que diríamos juega casi todo el año a las escondidas, o que exhorta a niños escolares con estupideces acerca de la historia según él. Al menos sabemos que las lenguas presidenciales sirven para mucho más que verborrea;  tienen labor acariciante, tranquilizadora, crema para piel ajena.

Alegrémonos de cosas ciertas, de avances en educación, de aparición de escritores luego de tremenda sequía, de atletas y hasta de coristas. No de ilusiones. Valen, pero no sirven, y el supuesto triunfo en La Haya no sirve para otros fines que personales, sesgados, fatídicos, ladrones intereses.

Me importa más observar lo trágico de las edificaciones escolares en El Alto que toda esta parafernalia política. Allí arriba las escuelas se caen, no hay baños ni bancos. En alguna han instalado pilas justo encima de los urinarios para matar dos pájaros de un tiro. Los estudiantes tienen que meter la nariz, la cara, la cabeza en la meada colectiva para tomar un poco de líquido. Al lavarse las manos el agua que cae limpia los desechos. ¿Es lo máximo a que alcanzan nuestra inventiva e imaginación?

Nada va a cambiar mientras festejemos lo inasible; de esta floripóndica muestra de inteligencia y lameculismo intelectual obtuvimos cero, perder el tiempo como nos gusta, imaginar que no lo perdimos, que somos lo que no somos y los que nos representan son lo que no son. Nos gusta, carajo que sí, porque resulta sencillo. Pensar complica la vida; trabajar, peor.

En Bolivia no hay desempleo. Un pequeño con una caja de dulces que mientras trata de vender mendiga es empleado a tiempo completo para la estadística del poder. El mar ya es nuestro, así en cinco generaciones sigamos tirando piedras al río y no al océano. Cuando tenía 16 recuerdo los encabezados de la prensa: BOLIVIA YA TIENE MAR. Mis 16 se multiplicaron y a pesar que poco me importan las playas y mucho las bañistas, no acabo de verlo, ni atisbarlo, menos olerlo y cocer mariscos en leche con limón.

Más que cautos, seamos honestos. No ganamos nada. Ni pensemos en Chile sino en nosotros porque, como siempre, nos manipulan cabrones, que vistan como vistan, de rojo o de azul, cabrones son.
28/09/15

 _____
Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 29/09/2015  

Imagen: Honoré Daumier/Clowns

Monday, September 28, 2015

Swientopelk o Sviatopolk/EJERCICIOS DE MEMORIA

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Lo que me gusta de las historias medievales eslavas es su aire oscuro y mítico. La realidad se inyecta en la fantasía con sorprendente facilidad.

Sviatopolk (uso este nombre porque hay demasiados Swientopelk) era hijo del príncipe Iaropolk Sviatoslavicz, e hijo adoptivo de Vladimiro el Grande. Vladimiro, gran duque de Kiev (980-1100?), repartió en vida sus estados entre sus descendientes. A Sviatopolk le tocó Turof, cerca de Minsk. Descontento con su parte, se alió con Boleslao el Bravo, rey de Polonia, y se resguardó en Kiev luego de tomar las armas. Fue vencido y hecho prisionero junto al abate Reinbem, quien habíalo convertido a la religión romana. Logró salir de la prisión después de la muerte de Vladimiro y tomó nuevamente Kiev donde justificó el nombre de "maldito", como lo llamaban después de haber asesinado a sus hermanos Boris y Hleb. Derrotado por Iaroslav, duque de Novgorod, se acercó al reino polaco. Polonia sometió a Iaroslav y quedó dueña de Kiev y toda Rutenia. Sviatopolk, sintiéndose engañado, levantó a los rutenos y, al mismo tiempo que Iaroslav, atacó a Boleslao, obligándolo a retirada.

Intentó en vano obtener la ayuda de los pechenegos. Vencido otra vez por Iaroslav y no pudiendo contar más con la ayuda de Boleslao, al que traicionara, se retiró a los Cárpatos en las fronteras de Bohemia. Allí, rodeado de melancólicas rocas, bosques profundos y diablos, murió -dicen- a la edad de 120 años.

_____
Publicado en TEXTOS PARA NADA (Opinión/Cochabamba), 20/01/1988

Imagen: Sviatopolk el Maldito, según V. Sheremetiev, 1867

Tuesday, September 22, 2015

Contra la monarquía/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Parece mentira que en el siglo XXI, en occidente, una pandilla de hábiles e infames seudorrevolucionarios desee crear un estado absolutista a la mejor manera musulmana. Posible porque hallaron el material ideal, cierta población de rumiantes (con aditivos) que sabe alzar la mano excepto para trabajar. Hay que ser claros y “antipatrióticos” si se necesita; destruir ídolos y enfrentar cualquier intento de glorificación extraterrena por parte de quien sea. Oponerse, y ahí entra el fatídico y confuso sustantivo de “patria”, hasta a las aglomeraciones chauvinistas que reclaman un mar para Bolivia sin que se les ocurra recordar que aquella región se perdió tanto por intereses chilenos como por intereses privados bolivianos, y que en la mentada guerra pacífica (del Pacífico), se traicionó y abandonó al aliado Perú, dejándolo a merced del arbitrio y sevicia invasores. Ahora el cobarde reclama, y como el reclamo se hace desde un púlpito donde actúa un supuesto indígena, nadie levanta la voz para evitar el mote de racista, reaccionario, obsoleto. Yo lo hago.

El individuo en cuestión, aspirante a rey y posible encarnación de una amalgama mundial de dioses (y diosas), encaramado por sobre una montaña de cuerpos vivos y serviles, como en algún filme soviético acerca de la mítica asiática de sus repúblicas, fijó sus límites temporales de poder hasta hace poco en el 2025; ahora, “por el amor del pueblo”, subió cinco añitos más. “Añitos”, porque es una travesura dentro de un pueblo travieso, burla en una masa de idiotas. Más le valdría declararse inca y echarse un baño de estiércol en la laguna de Cota, justo detrás del calvario donde los creyentes en el becerro de oro escarban, picotean y martillan las pobres piedras que culpa no tienen de su afición monetaria. Ya Inca, nos dejaríamos de pamplinas y sabríamos si adorarlo o deshacernos de él, porque las especificaciones del juego habrían cambiado.

Antes de que chillen los Stefanonis, Fortunes (y fortunas), ministras españolísimamente ensombreradas, la izquierda marihuana y procaz, hay que decir de frente que quien  trepa por encima del derecho ajeno, así sea con referendos, votos, o masas alcoholizadas sin encéfalo, pierde también los suyos y que hay carta blanca en tierra de nadie, un juego a las escondidas sin restricciones ni vetos. Si la democracia ha muerto, vale. Se convoca jugadores al ruedo porque ya no queda ni la decencia para impedirlo. El premio depende no solo de inventiva sino también de valor. ¿Elegimos la sociedad medieval? Perfecto. Las reglas son otras entonces. Llanto afuera.

Veamos el caso venezolano y su Dreyfus local. Nunca he tenido simpatía por Leopoldo López, exceptuando su coraje al entregarse a las hordas rojorojitas. Pero la estupidez del gobierno (más bien la ambición y el miedo de perder tanto) ha barrido con legitimidad y legalidad convirtiéndolo en héroe. Lo odian pero tienen que protegerlo, porque si lo matan, se terminó. La oposición apuesta por prontas elecciones a la Asamblea, creyendo de manera falaz que por ahí va la cosa. El narco Diosdado Cabello no va a ceder ante ningún resultado. Se estaría condenando a muerte. Queda la guerra civil y dudo que haya otra opción. En escenario tal, ya fracasado el intento, y muchas veces la mentira, de la democracia, volvemos a que las reglas se borraron y el ciudadano está en justo derecho de poner un tiro, o dos, o cuatro, en la cabezota de Nicolás Maduro y la cáfila de asociados. Lo eligieron ellos, nadie los obligó.

Que fundan cetros e inventen heráldicas. Ya se ha visto en la historia repetidas veces y el fin siempre ha sido trágico. Asistamos al teatro de los dramaturgos de la violencia y que se levante el telón.
21/09/15

_____
Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 22/09/2015

Imagen: La Visión de Tondal, obra atribuida a un seguidor de El Bosco, fines del s. XV a principios del XVI.

Sunday, September 20, 2015

Reavivando a Facundo Quiroga en Huayllani

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Leo que los camiones se mueven con destino a La Rioja, Argentina. Seis largos trailers para cargar con la estatua despedazada de Facundo. La armarán en destino. Veinte metros de gloria o de terror según se vea. Las perspectivas difieren, pero no por eso el hecho deja de ser fascinante.

Gracias a Ariel Soto Paz, cineasta y documentarista boliviano (Quinuera, 2013), logré conocer y entrar en un baldío de Huayllani, Cochabamba, en donde se esculpía algo inusual: al centauro riojano, el Facundo que deplorara Sarmiento, a caballo y con lanza y espada. Dice el escultor, Juan García, asociado a su hermano Edgar, que la idea del contratante, la gobernación de aquella provincia argentina, era que el Tigre de los Llanos, como lo llamaran, tuviese la brida en la boca. Para Juan se disminuirían así detalles y prefirió que el caudillo simplemente estuviese pegado a su corcel con las piernas, mientras en sus brazos lanza y sable horadaran y cortaran la historia.

Ariel documenta el proceso de la reconstrucción de Facundo en un valle de falda de cerro muy lejos de su lugar de origen. Ganaron los hermanos García, de Llanquera, Oruro, poblado hundido en medio de los Carangas, al norte, una convocatoria para el trabajo. Ya habían levantado en Huayllani, también para La Rioja, una estatua de pie del Chacho Peñaloza, con diez metros y agresiva lanza. El Chacho vivió en nuestra infancia en los relatos que de él hacía Pippo Viale, amigo de la familia y descendiente del guerrillero. Sentí un escalofrío al ver la fría fibra de vidrio con que levantan sus monumentos los García, el guerrero mirando hacia la nada, solo, atormentado a pesar de la gloria.

Alrededor de una Coca Cola bastante caliente, Juan García fue mostrando los logros de su arte y desdeñando el siempre olvido de los gobiernos hacia sus artistas. Se quejaba de casi treinta mil dólares que debía pagar al fisco por esta empresa que debió catalogarse entre expresiones artísticas exentas de gravamen. Además contaba su desalojo de otro terreno cercano por los vecinos hastiados y envidiosos por el éxito. Pueblo mezquino. Esteban Arze, Melgarejo, incluso los progenitores de Evo Morales formaban parte de su galería de notables ya realizada y vendida. Su propuesta ganadora para levantar a Facundo parece no contar ni con apoyo ni con admiración de parte de los compatriotas más preocupados en el lucro diario que en un evidente triunfo de un par de creadores locales a nivel internacional.

Ariel Soto conducía. Veníamos de hacer un book tráiler del libro de Cerezal y Ferrufino, Madrid-Cochabamba (Cartografía del desastre). Filmamos en la 14 de septiembre, en el cementerio, en el mercado de comidas con las cocineras sospechando que éramos de la alcaldía y traíamos algo escondido en contra suya. Nos marchamos bajo la mirada furibunda de las refresqueras y las choriceras, de los parroquianos que sin lógica se pusieron del lado de ellas. La eterna desconfianza de la autoridad, que no está mal, pero que en Bolivia puede convertirse en rociada con gasolina y estrangulamiento…

Volvamos al Facundo de los García. La casa, en Huayllani, era de un frontis común nada destacable. Golpeamos la calamina y al abrirse apareció la cercenada cabeza del Tigre, con patillas espesas que se juntaban con los bigotes y fiera mirada. Los ayudantes retocaban el corcel, al momento de verdoso color de cobre. Otro ajustaba masilla a la brida. Había desorden; una bota gigantesca descansaba cruzando el paso; en la parte trasera había restos diseminados que daban a una calleja abierta. Supongo que nadie intentaría, o podría, arrastrar en robo peso semejante. Dos figuras en escala, una más grande que otra, mostraban cómo se vería el feroz federal ya bajo el cielo riojano, cielito rojo de sangre y canciones de la Mazorca. La tumba de Leviatán, el cementerio de los elefantes.

Luego vino el razonamiento, la explicación del escultor respecto al material, liviano para soportar tal altura. Programas de computador que impiden equivocarse en la escala. El siglo XXI junto al XIX. Estos no eran artistas del Primer Mundo, venían de Llanquera, Nor Carangas, en el finisterre meridional y mediterráneo, retratando un hombre que tal vez conocían en superficie y que jamás habrían leído las  diatribas de Domingo Faustino Sarmiento en su contra, con razón o no.

Cochabamba impertérrita. Cierto que hubo un par de artículos al respecto, más sobre el hecho de que connacionales tuvieran a cargo una obra extranjera que de la historia misma. Valía la pena desglosar los acontecimientos de la larga guerra civil platense, de la configuración histórica de las naciones vecinas, de las ligazones extraordinarias entre Bolivia y Argentina, y más. No hablo de interpretar los hechos  sino de contarlos, de crear expectativas sobre lo que fuimos ahora que está tan de moda el pretérito enlazado con el futuro.

Facundo viaja en camión, descuartizado. Destino final de su existencia cruel. Luego se alzará, para beneficio de los políticos, en una carga ya ficticia. Solitario, mucho, como el Chacho, y aprovechado.

15/09/15

_____
Publicado en REVISTA OH (Los Tiempos/Cochabamba), 20/09/2015

Fotografía: El escultor Juan García con el autor y la cabeza de Facundo

Tuesday, September 15, 2015

7-0/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Críptico encabezado. En sí no dice nada. Pero sabemos nosotros, bolivianos, que es otra de las acumulaciones de pelotas en el arco nuestro. Si miramos al detalle a los técnicos locales, diremos que existe lógica en los resultados. Gente formada del fulbito callejero, de la pichanga; no solo eso, individuos apaleados en la infancia, con alto grado de alcoholismo (social en el país) familiar, con su dosis letal de acullico de la hoja maldita, entre mil y un etcéteras que nos convierten en derrotados de entrada. Así como el presidente, así el entrenador de fútbol. Inventores de mitos; mitómanos. Abusados. Abusadores.

Sorprende oír que uno de los jugadores, dadivoso, prestó una suma en miles de dólares para que Bolivia pudiese jugar contra Argentina, o para que Argentina jugase con el ratón. Qué triste. Y yo que me creí la historia de la Suiza de América, del litio para el universo, del Mutún y Misicuni, de ojos en las estrellas, de líderes mesiánicos. Paja, pura paja al estilo nativo, brutal, no sofisticada, aberrante y extenuante. ¿Dónde está el dinero del cacique? O solo viene cuando lo dejan hacer lo que quiera en la cancha de fútbol, cuando da rodillazos cobardes y se pone camiseta de seleccionado que no le corresponde. Que juegue para el combinado de Orinoca, y que lo haga en la posición que le parezca, porque esto de las posiciones es francamente decisión propia y no asunto de género.

Lo que tiene en mente Morales, mal llamado por todos con el mote popular de “Evo” (intimidades que no me permito porque ni amigo ni correligionario suyo soy, menos admirador), muestra una estrategia coherente: esta manía de ser dueño, patrón, de detentar poder y dinero, le ha explotado de forma exponencial. Desea hacerse con la Federación Boliviana de Fútbol, de algún modo. Tiene que ser su patrimonio personal, al igual que las universidades públicas a las que ataca porque su objetivo está en privatizarlas y ser el mayor inversor. El pretexto: que los “hermanos” y “hermanas” cocaleros no desean que sus hijos estudien en San Simón (como ejemplo), sino en universidades privadas. O soy cojudo o qué, pero  este tipo parece imitar a Donald Trump con veleidades de Stalin. Los “hermanos” y “hermanas” -de quién serán, no míos- carecen de intención de estudiar, quieren comprarse jacuzzis pero no para bañarse, vade retro, o contemplarlos como objetos artísticos, no. Con la misma petulancia y empeño de adquirir hummers y regatear en Miami. Ricos, millonarios, multimillonarios, seguirán viviendo como cerdos en casuchas de palma porque cabe dentro de una idiosincrasia vil e incomprensible, desde arriba.

El tipejo, tipazo para algunos intelectuales lameculos, se menea en las canchas de pelota de todo el mundo. Manipula a alemanes, suecos, norteamericanos, para que se pongan los “chores” y pateen con él la bola. Malparafraseando a Borges diremos que hay veintiún idiotas y un cabecilla corriendo detrás de este objeto rodante con el único fin de producir orgasmo en el cerebro entrometido del mandatario del fin del mundo. Lo lógico era que para la segunda goleada contra Argentina al menos pusiese plata. O que lo metan a jugar en un futuro de número diez y los cárteles paguen a las estrellas rivales a fin de hacerlo acreedor del triunfo y merecedor del aplauso.

No vale acusar a los futbolistas bolivianos por la derrota eterna, con una pizca de glorias. Representan lo que somos: país de alcohol y hoja sagrada. Territorio de la papalisa, que según el docto Choquehuanca funciona mejor que el viagra. Lo habrá probado en carne propia, supongo, porque mucho de este chisme de probar en carne propia anda como fantasma entre los salones del masifascismo, bien sabemos por qué.

Un técnico, otro técnico. Que le pregunten a Dios (Evo Morales), o a su profeta “Francisco” Bergoglio. Eso si no espiamos al rival desde el espacio en máquinas de trescientos millones, tal vez doscientos cincuenta menos comisiones. Quizá así nos vaya mejor. Ama sua.
14/09/15

_____
Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 15/09/2015

Tuesday, September 8, 2015

Evo, refugiados y eternidad/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Me dicen, y no me interesa saber si es verdad, que el  triste Morales ofrece su país (“su” posesivo) a refugiados sirios. Ya me parecía raro que no entonara el canto de pollino excitado, justo él que tiene que participar a como dé lugar en cualquier acontecimiento mundial. Se creyó el cuento que el roedor que tiene de canciller le hizo creer, por un lado, y el inefable catedrático, por otro. Estadista, lo llaman.

Hay que ayudar a los refugiados, por cierto, aunque Bolivia no es el lugar más idóneo para recibirlos. Ellos quieren Alemania. ¿Para qué se irían a otro agujero negro habiendo escapado de uno? No hay lógica, pero el cacique de todos modos se pondrá la camiseta de solidario al igual que viste cualquiera que le sirva para la vanidad y el puterío.

¿Qué sabe el individuo de lo que los kurdos de Kobani han sufrido? Morales está más cerca del llamado califa de ISIS que de esta gente. Le encantaría ser califa de esta América, y la masa de masticadores de coca que puebla las asambleas bolivianas lo proclamaría de inmediato, sin saber, seguro, basta mirarles las caras idiotizadas por la hoja y el alcohol, sobre qué se habla. Las mujeres kurdas, hay que decirlo, comentan que los milicianos islamistas las violan y ellas los matan. Ese es un pueblo valiente. Hubo, Belgrano lo recordaba siempre, mujeres cochabambinas de tal estirpe. Evo Morales ha prostituido este país para conformar una chusma ávida de monedas y solícita ante las patadas. Así llegaremos al dos mil veinticinco y a la luna. Mierda que no.

Apenas escucho al prelado del mal (Morales), e igualmente al del “bien” (Francisco), saco la pistola al estilo Goering. Es un decir, para mostrar que ya me cansé de tanta cháchara, de las sonrisitas feminoides del curaca, de sus afirmaciones malintencionadas, de la putocracia que ha absorbido el cerebro de gente tonta e ignorante. No soporto su trajecito a medida, las blanquitas mangas, su falaz representación del indio cuando su deseo apunta al otro lado. Mucho muestra  esto del hundimiento de nosotros como sociedad. Quizá sea un período transitivo, puede ser, cuando la mácula infame ha salido a flote y pareciera predominar hasta que desaparezca. Pero tampoco hay que aguardar para que las cosas caigan del cielo. Hay evidencia que con la representación opositora de escasísimo nivel no vamos a llegar a nada. Rumbos alternativos abren espacio a ferviente imaginación… hay que buscarlos. O quedarnos cruzados de manos, o en el exilio voluntario y bastante cómodo, esperando el milagro económico que venga en forma de debacle y barra con la escoria. En cualquier caso, habrá que prepararse para juicios extraordinarios, porque crímenes mayores reclaman mayor castigo. Sur, paredón y después…

Comenzamos con el drama humano del Oriente Medio. La tragedia apunta a Occidente como culpable, y ahora Occidente se incomoda con el reflujo de lo que ha causado y permitido. Los noticieros se ceban en figuras de niños muertos. El ahogo viene de largo. Lo ocurrido en Siria y en Irak refleja la ignorancia, la soberbia y la indiferencia de los ricos hacia los pobres. Males, estos, que crean monstruos. Como el que nos desgobierna, el millonario aymara que día a día se convierte en un lampiño Barba azul, exterminador de naciones. Con la venia de los grandes, para quienes el encaramarse de un pillo sobre las ruinas de un pueblo no tiene importancia alguna si es que se ciñe a las reglas del capital y juega en favor de los poderosos. Grave error.

¿Por qué le tienen miedo al pueblo?, demanda Morales. Haré lo que el pueblo pida, sonríe y afirma. A su lado, Achacollo, de oscuras ligazones con el mandatario, cuenta el dinero robado del Fondo Indígena que la hará bailar como trompo en el Gran Poder. Pero, hay que acordarse de la infancia, para cada trompo hay una afilada “púa herrera”. Quienes jugaban “Troya” sin duda lo recuerdan.
07/09/15

_____
Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 08/09/2015

Imagen: Edouard Manet/La ejecución de Maximiliano

Tuesday, September 1, 2015

Déspota/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Scioli, candidato de la fatídica Cristina Fernández de Kirchner, miente. Habla de una Argentina que no existe. Dice que pronto lo visitarán Lula y Morales; será la convención mundial de ladrones, supongo.

He estado atareado con el regreso a Denver. Con todos los males que pudiera haber, estoy en otro mundo. He eludido la basura beligerante de Cochabamba, el remedo de progreso en un yermo donde  todos y cada uno de los representantes del gobierno se enriquecen, violan, matan, siembran coca, destruyen. ¿El indio amante de la naturaleza? Mentira. Recuerdo siempre a mi padre diciendo que nadie odiaba al árbol como ellos, y que si árboles había en el valle que deslumbró a DOrbigny se debía a los patrones. Triste verdad. Desde entonces se ha talado y quemado hasta convertir lo feraz en desierto. Y es solo el comienzo, ya que la parodia plurinacional campesino originaria tiene como agenda tabla rasa.

El líder de este movimiento que tuvo ribetes interesantes y resultó fraude peor que lo anterior es Morales, el omnipotente, omnipresente, el culeador de quien quiera, cuando y donde quiera. Los acólitos llegan al servilismo extremo de compartir sus mujeres al mejor estilo del trujillismo dominicano. El aymara tipo coreano vive un sueño que duda va a perecer. Sin embargo le falta mucho para alcanzar aquella tragedia asiática que lo ilusiona sin permitirle dormir. Mientras tanto despacha aviones, golpea camareros, da rodillazos a rivales en su jueguito de pelota, se hace amarrar los zapatos. El amor, dicen estos delincuentes (caso Maduro), es el que guía al pueblo a dar esas muestras esclavistas; el amor, no otra cosa.

Da pena que la oposición tenga que hacerse desde el exabrupto, pero sucede que no hay ideología en el masismo, ni siquiera en el tonto elegante que siempre anda detrás. No ha lugar conversación económica, histórica…, no, porque lidiamos con un grupo humano de grandes carencias y solo mucha habilidad para el crimen y la ganancia ilícita. ¿Qué se puede discutir con un ladrón sino sus prácticas? No estamos en Roma ni en Atenas. En Bolivia no existen oradores ni guerreros, que lo diga España que los tuvo corriendo de a miles en un vergonzante ejemplo del valor nuestro.

No se malinterprete y crea que embozo un ataque racista. Para mí, Bolivia es un conjunto homogéneo, en clases y razas, con idiosincrasia basada en cobardías y desdén por lo hidalgo, bien entendido. Y Morales resulta el perfecto cabecilla de esta muchedumbre sosa y esquiva. El mito hecho hombre, ecce homo andino, que durará lo que dure el auge económico incluido el narcotráfico, pero que habrá ejemplificado mejor que nadie el ser boliviano y su sarta de patrañas. Pueblo que se miente a sí mismo no es pueblo.

Iba a buscar un tema que ilustrara de manera científica lo feble del entarimado actual. Solo me salen insultos. ¿Cómo lograr lo contrario? Imposible. Necesitaría respeto y no lo tengo. Pero se juega con la fábula. Gente de supuesta inteligencia participa del circo. Está lo de Chile, La Haya, el Papa que sonríe demasiado. Puras circunstancias sin trasfondo. Ideal para que el jumento mayor rebuzne y muestre excitado su rugoso sexo. A invadir Brasil, a conquistar la luna, de la mano de una fétida planta que mastican y que se pone negra con el bicarbonato y les hace creer que al fin se encontraron, en la baba.

Pues bien, es otro día, lunes, y el cielo se encapotó. Ojalá llueva. La lluvia sí es real y su frescura ansiada. Pienso en los días pasados al sur y me alegro de jamás haber creído pizca del discurso. Morales se hace amarrar los zapatos. Rey por hoy, convicto mañana. Los dados se arrojan y se vuelven a arrojar.
31/08/15

_____
Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 01/09/2015

Imagen: Mafalda/QUINO

Emma Villazón, poeta viva



Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Vacío la botella de garnacha negra, de las tierras surestes de Cataluña en la frontera con Aragón que lamen el Cerc y el Garbi. Acompaña un arroz, una carne bañada de pimiento malagueta. He retornado a Denver, y los 100 Farenheit del exterior me han tenido inamovible entre libros de geografía y poemas.

Martes 25.

Emma Villazón… En el piso nueve del ex Radisson, se cruza con nosotros una mujer diminuta de anteojos; sonríe con dientes pequeños y mira casi de reojo. Nosotros salimos del elevador y ella entra para bajar. Sé que es la poeta que el 3 de agosto, sin nunca antes habernos ni conocido ni hablado, les escribe a Fermando Iturralde y a mí acerca de lo difícil que sería determinar lo “boliviano” en la literatura, y que en narrativa y poesía los tratamientos son muy distintos.

Luego asisto a “Conociendo a Emma Villazón”. Los presentadores, con brebaje literario, disminuyen la calidad de lo que dice y lee la diminuta poeta. Hay algo de circo en esto pero ella no es la malabarista y menos el clown; ella escribe, y bien, y habla de una mujer que hacía versos de fuego, Marina Tsvetaieva, que es evidente amamos los dos. Algo de la rusa hay en Emma, una sutil tristeza, casi melancolía; diría que la muerte salta de letra en letra, que la escritora elude a la muerte con sutilezas que la confunden. Pero a veces la poeta duerme mientras la otra no. En ese acecho constante ataca y mata, pero lo que la muerte no sabe es que los poetas no mueren, que basta una línea luminosa para permanecerlos eternos. En Rusia los poetas derribaban zares y tiraban bombas. Algo de esa Rusia suave y terrible anidó en Santa Cruz de la sierra, en los ojos de gafas y manos enguantadas de Emma, que susurraba versos que ponían fuego a los pastizales.

Miércoles 19.

Lloramos la muerte porque no sabemos cómo lidiar con ella. Siempre parece que nos arrebata lo único que nos aferra a la vida. Pero hay paradojas, la mía, por ejemplo, que antes del fin leía a Emma Villazón con gusto y algunas veces hasta con perplejidad y hoy la leo y releo más que ayer. Como si este dramático momento en que respirar termina fuese justamente lo opuesto y que gracias a la no presencia de ella aparece enfundada en lo que realmente fue, una magnífica poeta que dijo lo que tenía que decir para que no perdamos el tiempo lamentando lo que pudo haber dicho. Eso déjenlo a plañideras de mercado. Joven, claro, y así se debe morir, antes que el tiempo y el desgaste nos reduzcan a poco sino a nada. Sé que discreparán conmigo. Hay gente a la que le gusta chillar mientras garrapatea mediocres líneas. Dejen las cosas como están, que también hay belleza en el dolor y que hasta la ausencia puede convertirse en sublime. Que si está en cielo o infierno es lo menos que le puede interesar al poeta que camina entre los lindes de los extremos. A veces la existencia huele a mar; a ratos a escombros. De ambos se vive. Emma lo sabía y lo expresó mejor que mucha de su generación y bastante de la antigua. Discreta, muy discreta, según suelen hacer los sabios y los amantes. Jamás espectáculo, menos soberbia.

Viernes 7.

Nos cruzamos en el ascensor. Y la vemos desayunar en una mesa de mantel naranja. Daniel Abud, que me acompaña, queda prendado de un aura. Nunca la ha leído. Lo hará en la noche, cuando con Emma tenemos una mesa de escritores “migrantes” (muy mal usado el término para asociar autores dispares). De allí entonces, Daniel atraviesa cinco días de duda en que quiso invitarla a un café. Porque era hermosa, porque hacía versos, por la voz delicada y su timidez gentil. Se arrepiente ya que no se sirvió el café y le digo que el oscuro líquido vela cada noche sin ella pero con ella, que aparte de juego de palabras encierra una gran verdad, que todo lo franco es eterno y lo eterno poco. No sé si me entendió, pero se recuesta con Lumbre de ciervos. Así se duerme.

Hablan sus amigos, sus maestros, admiradores y envidiadores. Dicen que no hay muerto malo y tienen razón en nuestro deleznable mundo andino. Priman los dioses falsos y la pesadumbre peor. Nadie quiere reír cuando alguien muere y se equivocan. El festejo de la muerte es el contento de la vida. Un bolero de caballería acompaña mi último trago. Garnacha negra que producen la brisa marina y el viento seco. No es que desdeñe la tristeza y que piense que penar es un defecto, pero mucho he visto de indigno y de mentiroso para creer demasiado. A Emma no la conocí, no puedo jactarme. Una mesa, dos sillas, un presentador, tres vasos de agua. Un correo electrónico, un beso de mejilla. Poco para mucho decir. No necesitaba hacerlo. Lo fraterno se esconde por largos períodos y luego crece. Hoy, en Denver, con 30 centígrados y libros dispersos me he sentado con Emma a saborear un garnatxa negro, leer lo suyo y comentar lo otro. Y eso me sabe a vida.

25/08/15

_____
Publicado en Tendencias (La Razón/La Paz), 29/08/2015