Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Es la de las prostitutas en Washington D.C. El eje se ubica en la esquina de la 14 con la calle K, en una hamburguesería grande donde desperdician su tiempo los chulos.
Pasean las muchachas. Casi desnudas, si es verano, se acercan a las ventanillas de los automóviles. Hay de todo; muchas son tan hermosas que parecen maniquís. Blancas y negras, alguna asiática; la prostitución hispana no funciona en el sector sino en barrios menores.
El número de chulos es similar al de meretrices. Ellos, mayormente negros, caminan adornados; el deseo de los otros los viste de sombreros y zapatos blancos.
Las mujeres, al preguntarles el precio, suelen decir "cincuenta dólares en cama", "treinta en el callejón". Los callejones son pasajes detrás de los bares, lugar de basureros. El único lecho es la pared.
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Publicado en OPINIÓN (Cochabamba), 27/02/1992
La pared como lecho. Símbolo de la levedad y premura de estos tiempos.
ReplyDeleteAbrazos, querido amigo.
Y era así, literal. Abrazos, Jorge.
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