Claudio Ferrufino-Coqueugniot
AMSTERDAM…
Bordas.
Tulipanes, otros como floripondios. En tenue rosa, crema. Las amarylis guardan
jaspes de apagado carmesí. Te graduaste en los cursos especiales del
Rijksmuseum, en textiles antiguos. Gobelinos. Pero no veo unicornios. Mataron
los árabes al último, apenas bajaron de las naves. Fue el día en que degollaron
a Theo. Cruzaron el Ponto, en sentido opuesto a los aqueos, en venganza de los
aqueos. Pero, dices, esos eran persas, y lidios y paflagones. Hoy sirios y
afganos que ni árabes son. Los mismos, le digo, mientras cierro el chaleco
cargado de bombas y ajusto una bandana negra sobre la frente que reza a morir
en contra de infieles.
¿No te veré otra
vez, no? En el cielo, en el harén de las niñas. Ella agacha la cabeza y borda.
Un tulipán de ébano esta vez, al lado de una estatuilla de gordo y pálido
querubín. Para recordar.
AMSTERDAM 2…
Flora me llamo, y
recojo con cucharilla los restos de mi amado. Ha desaparecido, como el
unicornio, y creo que la pañoleta que cubría su frente ocultaba el marfil del
cuerno que brilla. La policía me expulsa; estoy contaminando las pruebas…
Guardo un pingajo apresurado en el bolsillo del jean. Apenas entra. Cuando
retorno a casa una mancha señala lo poco que quedó de él. Lo nada que quedó de
ti.
Lavo las manos.
Beso tu sangre que se va disuelta. En un botellón de alcohol, demasiado amplio
para tu poca carne, te dejo, al lado de la lámpara, cerca de la ventana. Así
por la mañana te da el sol.
NEGRO TULIPÁN
Exhibo los
tejidos, los vendo todos menos uno, el de metro y medio por tres cuartos, que
es pálido como el querubín a pesar de ser gordo. En el llano claro resalta una
flor negra, un tulipán de Holanda, de los Países Bajos que para mí se hundieron
ya desde que no está. Imagino que rema con los otros, hermanos y primos, y
desembarcan en Grecia, en Bulgaria, en Dalmacia y Nápoles. Vienen, suben,
nortean. Aguardaré su llegada; sobre mi pecho, cortado ya el tapiz queda solo
la flor de sombra. Por ella me reconocerás, por ese color airado que para todos
implica muerte y besos, solo besos, para mí.
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Publicados en ANTOLOGÍA IBEROAMERICANA DE MICROCUENTO (Compilador: Homero Carvalho, TORRE DE PAPEL, 2017)
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