Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Verticales en el cielo, mayores y menores los edificios de Denver.
Chimeneas de talleres subterráneos, elevadas en la llanura, iguales a
rectangulares hembras sin piernas ni abrazos.
Oscuridad de sótano; luz sobre las mesas. Es Denver pálido conmigo en
el sillón, yo y las películas nuevas. El sol brilla arriba, más alto que el
primer piso, pero no salgo. Prefiero el silencio, la tenue lámpara y los filmes
rentados la noche anterior, más oscura que mi sótano.
De donde estoy no se ven las montañas. De lo alto de los cerros luce
Denver, abajo, como aluminio y vidrio aplastado…
No conozco la ciudad. Apenas este hueco que se convierte en guarida de
arte, de pintura y cine, de una soledad quebrada por los fulgurantes peces del
acuario de Frank, suavemente.
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Publicado en OPINIÓN (Cochabamba), 20/05/1992
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