Claudio Ferrufino-Coqueugniot
La
propaganda putinista en televisión afirma que esta es una guerra de Dios contra
el Diablo. La izquierda latinoamericana se arrodilla ante eso. No en vano
tienen al demonio Bergoglio de su lado. Estos son más peligrosos que las SS. La
extrema derecha norteamericana, la de marcianos, láseres siderales, demócratas
devoradores de niños, portales ígneos encima de la Casa Blanca, está
íntimamente asociada en esencia a la agencia mundial del narcotráfico que se
autodenomina Grupo de Puebla. Defienden al Sombrerón, el bufón peruano, jefe de
la Chota Nostra. Se ha demostrado que la agenda de ambos no solo concuerda, es
la misma. Lo ideológico es únicamente un mal barniz, lo que importa es el lucro,
robar a manos llenas. La Kirchner es hermanastra de Marjorie Taylor Green;
Pedro Castillo es Trump en negativo, hablando de fotografía. Y, siempre, el
imbécil de López Obrador listo para enviar aviones a salvaguardar a sus socios
del tráfico de estupefacientes. Conocido por su pueblo bajo el sobrenombre de
El Cacas dado un estúpido comentario escatológico dicho hace años. Como el
fascismo norteamericano, la izquierda latinoamericana no se guarda de la
estulticia. Cuentan con que la recua nunca se dará cuenta y que podrán
eternizarse en el poder, enviar a sus hijos a Europa o USA, hacer que aprendan
inglés, no quechua ni aymara, comprarse yates de lujo. Así se entiende la
revolución después de décadas de martirio a manos de la derecha. Buen pasto de
cultivo fueron aquellos malhadados giles. Un trágico morir por nada, para
montar oclocracias bien manejadas por diestros amos, más duchos que cualquiera en
la supuesta “oposición” para llenarse los bolsillos.
El cerco se
estrecha sobre Bajmut; las noticias del mundo alrededor de Ucrania son
ambiguas, conflictivas. Nada tengo en común con John Bolton pero estoy de
acuerdo con él que cuando Putino amenaza con armas nucleares le debieran decir
que él y su familia serán los primeros en morir. Simplemente asegurarle que
sobre su cabezota hay satélites y que a la primera se soltará el infierno en su
intimidad. A los matones hay que confrontarlos, no concederles nada. ¿Bomba
atómica? Bien, es tu sentencia de muerte, se acabaron los palacios, los
billones, la gloria. Hazlo, ahora, que aunque se deshaga el mundo alrededor el
primero serás tú. Maldito cojo no se animará. A pesar de que ya está
sentenciado; de nada le sirve tirar a todo el mundo desde ventanas, llegará
pronto el día en que lo arrojen a él. Hay que ser brutal cuando se necesita y
llegado el momento desatar otra suerte de noche de largos cuchillos sobre la
élite rusa. No dejar títere con cabeza. Profilaxis reversa. Que si da lugar a
eterno revanchismo ¿a quién le importa? Hay gente que tiene que morir. ¿Misma
retórica que ellos? Tal vez, pero queda el gusto de haber echado lavandina
sobre la mugre.
Leo alguna
apostasía de un fascista de izquierda que no sé si permanece en Bolivia. Soy
descreído de estos supuestos renegados. Nadie peor que un izquierdista, decía
mi padre, que era hombre de convicciones revolucionarias. Reniega el sujeto de
alguna manera contra Putin; extraño, porque este maniaco extremista de derecha causa
profundo cachondeo entre la izquierda al sur. Solo para anotarlo, no me
interesa lo que piensa o “siente” esta grey. Digo siente porque su líder, el
billonario de los pobres, siente todo, es en extremo sensible, como almorrana.
Bajmut,
ciudad cosaca…
Ekaterina Martynenko
me dice que era villa de árboles y fuentes, verde. Véanla hoy, gracias a la
guerra de liberación que masacra rusohablantes en Ucrania sin distinguirlos de
los “otros”. Mariupol era ciudad rusa en espíritu. Cuando reviva no lo será
nunca más. Rusia al estercolero, Stalin y el pútrido comunismo. Sintomático que
las navidades se estén cambiando para ser festejadas el 25 de diciembre. A la
mierda la iglesia ortodoxa también. Todos estos rezagos medievales asociados a
Moscú se hundirán en las décadas de miseria que sobrevienen a la criminal travesura
del hijo de la gran putina, el monstruito pelón y afeminado.
Bajmut…
Desconocida hasta ahora, parte de esa mancha liberadora de la makhnovchina en
los años 20. Rebeldía como emblema de vida. Lo que suceda militarmente allí
poco importa, dicen los que saben. Para tomar el Donbas, al paso de liebre
inválida con que avanza el corrupto ejército ruso, pasarán veinte años, en
ellos mucho. El mundo no será más lo que semejaba ser; la lujuria de la Europa
occidental dará lugar al militarismo extremo. Japón se rearma, lo hace
Alemania. ¿Cuál fue la victoria de Putin, la del fascismo y de la izquierda?
Todo por entrar en la historia como una tríada de bestias omnipotentes: Pedro
el Grande, Stalin y ¿Putin? El hombrecito falló, dio un gran paso en falso.
Culpa en gran parte de Occidente que lo mimó como si su tosquedad fuese
elegancia sui generis. Lo hicieron cantar en inglés, bailar, tocar el piano,
entregarlo a los brazos de Gérard Dépardieu y otros, sabiendo que era un
genocida, un animal rabioso. Pues ahí está el resultado. Polonia-Ucrania harán
en el futuro una poderosa coalición que regirá el este. Presumiblemente Rusia
dejará de existir en la totalidad actual, volverá a los “tiempos difíciles”, a
principios del mil seiscientos. El sonriente chino será allí un virrey,
mientras le dure, porque China es otro que va en caída acelerada.
Escucho
grabaciones rescatadas de los anales del Savoy. El día está gris, cielo color
de ratón escribí en 1986. Charlie Parker, Dizzie Gillespie, Milt Jackson…
Curtis Fuller y Lester Jackson no bastan para alegrar una macabra monotonía. Voy
con la época, el mundo de ayer se terminó. Cierro al dulce Esenin:
Y el
sombrero de piel de gato
que llevaba en los días de fiesta
contempla aterido, como una luna,
la nieve de las tumbas familiares.
En el
tocadiscos, The Doors:
This is the end, beautiful friend
This is the end, my only friend
The end of our elaborate plans
The end of everything that stands
The end
No safety or surprise
The end
I'll never look into your eyes again
Las fuentes
de Bajmut no se han secado. Viven debajo de los escombros. Hay plantas que
renacerán, claro. Hay que regarlas bien con sangre de orcos.
01/03/2023
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Imagen: Al
Jazeera
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